Vuelta desde la Catedral

La música del barrio

  • Los vecinos pusieron marchas en sus teléfonos móviles, rezaron y tiraron cohetes en la vuelta del Cristo del Desamparo y la Virgen de los Dolores.

-Pepe, ¿has visto a la Virgen? -No.

-Si ha pasado por delante de tu puerta, joé, ¿cómo que no la has visto?

-¡Que noooo!

Pepe, en la puerta de su casa, en la calle Aníbal González, daba por terminada la conversación con un gesto brusco. Por qué no quiso ver a la Virgen de los Dolores, que pasaba por delante de su casa, se lo guardó para él. Al menos no se lo dijo a su vecino, que se marchó algo contrariado. Tuvo la prudencia de no insistir. Fue quizás el único residente en el Cerro del Águila que no vio ayer a la Virgen de los Dolores y al Cristo del Desamparo y Abandono, en el extraño regreso al barrio que protagonizaron en la fría mañana de un Jueves Santo.

Los dos pasos regresaron aprisa y sin música desde la Catedral, donde se refugiaron de la lluvia el Martes Santo y desde la que salieron a las ocho y media de la mañana. Como mandan las normas establecidas hace unos años por el vicario general de la diócesis para los casos en los que se ha suspendido la estación de penitencia. Ni nazarenos ni hermanos de traje con cirios. Sólo la cruz de guía, el cuerpo de acólitos y los pasos. Y los costaleros, claro. Algunos de ellos se quejaban de que habían terminado a las tres de la madrugada en las Siete Palabras y a las ocho estaba ya formado en la Catedral. Y por la tarde seguía en Montesión.

"Pues que no salgan, que nadie les obliga a ir de costaleros", diría alguno después en el barrio. Los dos pasos del Cerro fueron en todo momento acompañados. Con mucha gente detrás desde la Catedral. El cortejo llegó a la avenida de Hytasa en menos de tres horas. Qué verdad esa de que las hermandades andan cuando quieren. En el barrio también se cumplieron los horarios.

Los vecinos le pusieron a la Virgen la música que no tuvo. Se tiraron cohetes, como si fuera la hermandad del Rocío del barrio la que volvía. Y en los balcones hubo quien desafió la norma del vicario poniendo marchas en sus teléfonos móviles. Al llegar a la parroquia se rezó la Salve y hubo vivas, muchos vivas, a la Virgen de los Dolores, al Cerro del Águila y a su cofradía.

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