Copa del rey · Real Betis-Lugo

La solidez del suspiro

  • Pese a que Velázquez presuma de que el Betis crece desde el dejar la portería a cero, cada pelota que ronda el área verdiblanca huele a tragedia.

Como el drama que ronda cada pase en una corrida. Esa es la sensación que produce la pelota que cae en área bética. Velázquez presume de crecimiento desde la solidez, pero si lo que se ha visto este miércoles en el Villamarín es consistencia en la zaga, es preferible no saber qué tiene entendido por debilidad

De todo lo padecido en el encuentro de Copa del Rey ante el equipo secundario del Lugo, lo que más duele ver es la defensa. Frágil. Muy frágil. Tan vulnerable que cada balón colgado o internada por banda, ya fuera contra tres o dos centrales, se convertía en un amago de infarto para Dani Giménez, que tuvo que esforzarse al máximo (a la inversa que los delanteros gallegos) para que el encuentro llegara a la prórroga y luego a los penaltis. Aunque tampoco se libró el meta de protagonizar algún susto como en el que sirvió en bandeja el 0-1 que finalmente evitó Molinero. Difícil no contagiarse del espanto que ve.

Julio Velázquez escuda el mal juego del equipo en que en los tres últimos partidos no ha encajado goles. Pues por lo apreciado ante el Lugo, ha sido un milagro. Y no hay que buscar sólo la culpa en la zaga, muy desprotegida por el sufrimiento de dos mediocentros muy limitados (Reyes y Matilla) y un equipo roto que no sabe qué hacer con la pelota más allá de volcarla a una banda y buscar en un centro a Rubén Castro. Jordi Figueras y Bruno (sin participación en este principio de temporada y sustituto de Perquis hoy y el domingo en Leganés) son los señalados por un sistema en el que la manta no tapa ni lo pies ni la cabeza y que sirvió a un Lugo cargado de suplentes mil y una ocasiones. Sirva de ejemplo la que Luis Fernández erró sólo de plancha con toda la portería por él. Ejemplo del perdón.

Más por demérito del rival que por mérito propio, Velázquez ya puede presumir de un cuarto partido con la puerta a cero y de su consistencia. De la solidez del suspiro tras suspiro y la fragilidad aunque no se encaje.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios