Sevilla - atlético de madrid · el otro partido

Rozando el techo con los dedos

  • El Sevilla compitió como nunca con un grande, pero las bajas en la zaga le echaron el freno de mano para pisar a fondo. La mejor defensa fue el ataque.

El esfuerzo tremendo del jueves en Mönchengladbach. La baja de Carriço unida a la de Pareja. La escasa confianza en Arribas como cuarto central. La ausencia de recambios de garantías para Banega en los partidos de alto nivel... Muchos son los factores que arrastraba el Sevilla para afrontar un partido de máxima competición ante el vigente campeón de Liga, por mucho que el Atlético de Madrid también tenga sus problemas y también jugara en Europa esta semana. El equipo de Unai Emery compitió como nunca con un grande, que amenazaba con derrumbar la imbatibilidad de Nervión. Pero se quedó con el sabor agridulce de saber que perdió una gran ocasión para evitar que el Valencia cogiera más ventaja. A siete puntos está ya.

Quizá haya que concluir que el Sevilla está rozando con los dedos su propio techo. Emery, por ejemplo, no pudo, o no creyó oportuno refrescar el equipo de medio campo hacia delante. Krychowiak, Iborra, Banega, Aleix Vidal, Vitolo y Bacca repitieron tras el tremendo partido de Alemania. Allí ganó el pulso a lo grande y eso también lastró la frescura de hombres que están en un gran momento, como Vitolo, Banega y hasta Aleix Vidal, aunque el caso del catalán es distinto: fue el que terminó el partido acercándose al área pese a jugar de lateral y parece incansable. Pero para tumbar a este Atlético rocoso que, sabedor también de sus limitaciones, jugó ayer a esperar el error del rival hay que tener mucha frescura en las piernas y en la mente, y al Sevilla se le nublaron las ideas en el área contraria y no terminó con éxito ninguna de las muchas llegadas al área.

Pero más allá de esa falta de luz en los metros finales, que llega cuando la mente está despejada, el pulmón henchido y las piernas cargadas de electricidad, al Sevilla pudo faltarle soltar amarras de verdad ante un Atlético más cicatero que nunca. En este sentido, el equipo de Emery no pisó a fondo para terminar de desarbolar a un rival que, por momentos desahogó el balón de su propia área como pudo, sin margen para armar su proverbial y letal contragolpe por el planteamiento arriesgado, perfecto, de líneas adelantadas de Emery. Pero este Sevilla cargado de esfuerzos que defendió atacando estuvo lastrado por un freno de mano inesperado: la ausencia de su pareja titular de centrales no le permitió irse arriba con todo de verdad, sin mirar atrás en ningún momento pensando que el castillo se podía derrumbar.

Y eso que Kolodziejczak, cada vez más asentado como tercer central, estuvo más que aseado. Pero Arribas no encontró su necesaria rehabilitación tras el mal día de Anoeta. Emery incluso intuyó el peligro en cuanto primero Raúl García, luego Griezmann y definitivamente Torres armaron varios contragolpes por su flanco y descubrieron el agujero por el que se podía ir todo el esfuerzo. Y reaccionó tirando de lo que tenía. Metió a Mbia y Reyes por Arribas y Coke y puso a Aleix Vidal de lateral y a Krychowiak de central, puesto en el que regaló un balón a Torres por un error propio de quien cree que no es el último hombre... Quizá fuese un detalle menor, pero deja la sensación de que faltó el acelerador y sobró el freno de mano. El Sevilla se exprimió al máximo y sólo sacó un punto. Y el cuarto puesto parece cada vez más ese techo inalcanzable.

La impoluta imbatibilidad casera

El próximo partido del Sevilla en el Ramón Sánchez-Pizjuán será el domingo 15 de marzo ante el Elche. Así, el equipo de Unai Emery se garantiza completar el año entero sin perder un partido en casa entre todas las competiciones, después de superar el año sin caer en Nervión en la Liga en febrero. Los blanquirrojos no pierden al calor de su gente desde la ida del derbi europeo ante el Betis, aquel 0-2 que fue capaz de levantar el equipo en la vuelta. Y aquella cita que sirvió como preludio de una hermosa historia épica fue el 13 de marzo del año pasado. Ni siquiera la llegada del vigente campeón liguero ha cortado la racha y el Sevilla sigue siendo el único equipo invicto en casa de toda la Liga.

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