El otro partido · Atlético-Sevilla

Un empate que vale dos puntos más dos positivos

  • El Sevilla inicia la segunda vuelta a domicilio con una puesta en escena esperanzadora y un resultado que refuerza la confianza para una táctica a madurar: defensa y contraataque.

Fue en 1995 cuando, a raíz de los cambios en la puntuación que realizó primero la Premier League y luego la UEFA, se pasó de la puntuación doble por victoria a la triple. Antes, los positivos acompañaban a los puntos sumados a domicilio. Un punto, un positivo; dos puntos, dos positivos. La idea fraguó sobre la llamada liga de los tres puntos gracias a que así se terminó con la táctica de encerrarse en el área propia, afeando el espectáculo, cuando se jugaba en terreno hostil. Y la prueba es que ahora se suman muchos más puntos a domicilio que antes.

Sirva este prólogo para darle mérito a lo que hizo en el Vicente Calderón un Sevilla que en la primera vuelta fue un desastre a domicilio. En un terreno hostil como pocos, el equipo de Unai Emery logró un punto con un extraordinario valor, por varios factores. El primero atiende a la realidad de que es el primero que logró dejar la portería a cero en el Calderón este curso. También suma positivos el hecho de que el trabajadísimo empate llegase con un jugador menos durante 34 minutos. Y no hay que desdeñar que ese empate con sabor a victoria le dará al Sevilla un plus de confianza para las nueve salidas restantes.

En la tabla sólo figurará un punto, raquítico para las aspiraciones de un Sevilla obligado a pelear por la Champions. Pero ese punto casi tiene el valor doble de las victorias antiguas, con sus dos positivos. Porque al empujón anímico hay que sumar también una nueva puesta en escena que le puede venir muy bien al Sevilla para afrontar los partidos fuera: Balaídos, Camp Nou, Bernabéu, Mestalla, San Mamés... amén de algún otro campo poco hospitalario como el del Getafe o el Sporting, además de Vallecas y Cornellà.

Quizá por los perfiles menores de los equipos a los que ha visitado en la primera vuelta, el Sevilla intentó llevar la inciativa del juego de la forma más estéril. La debilidad del sistema defensivo y la falta de efectividad ofensiva le dieron cinco puntos de los 27 en juego. El equipo de Emery ni defendía ni atacaba bien, se quedaba en un triste quiero y no puedo.

Ante equipos de más enjundia, el Sevilla debe incidir como visitante en fortalecer el orden defensivo y buscar el contragolpe. En el Vicente Calderón apenas pudo salir al ataque. La forma de presionar del Atlético, coordinado como una manada de lobos con el balón como presa, frustró al Sevilla, a lo que coadyuvó la nula capacidad de Llorente, en evidente baja forma, para retener la pelota y ser la referencia como pivote. La apuesta por Escudero apenas sirvió para que el lateral ofreciese alguna salida por su costado, aunque de sus botas llegó la única ocasión diáfana en todo el partido (37'). Luego, la expulsión de Vitolo frustró el plan de acudir al rápido contraataque ya con Gameiro.

El regreso de Carriço, el crecimiento defensivo de N'Zonzi, la suma de Cristóforo... El Sevilla tiene más empaque ahora como bloque. En el Calderón, tuvo enjundia para aguantar las acometidas del hambriento Atlético y hasta pueda que le viniera bien la expulsión de Vitolo para acentuar esa solidaridad y ese despliegue en la resta. Obviamente, el reverso negativo fue su escasísima llegada. Pero el camino parece trazado y en esa vía debe madurar la idea de los ataques verticales y rápidos con pocos toques, dándole el campo al rival, que ya ha usado en casa para crispar al abonado. Ahí está la senda para encontrar, por fin, el primer triunfo viajero.

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