Camaleónico y de verdad (0-0)

Liga BBVA

El Sevilla suma un punto de gran valor en el Calderón apeando al Atlético del liderato con su misma medicina. Los de Emery, con diez más de media hora, apenas concedieron ocasiones.

Foto: EFE
Foto: EFE
Jesús Alba

25 de enero 2016 - 05:02

Cuando estos mismos jugadores fueron acusados de falta de intensidad o de no ir de verdad en cada unas de sus comparecencias como visitantes esta temporada, se achacó a ese ir arrugado a la palea el que el Sevilla siguiera y siguiera dejando pasar las jornadas sin ganar fuera de casa. Pero lo que mostraron ayer los pupilos de Unai Emery es que quizá el problema no esté en ese déficit de alma o corazón que tan palpable se vio en el deambular a veces de este equipo por campos de rivales que no están a su nivel competitivo, sino en una personalidad apocada que no le dio para mandar donde debía mandar.

Con una gran capacidad camaeleónica, este grupo demostró que si hay que luchar en la más dura de las batallas, allá que pueden ir sus guerreros con la cabeza alta y el escudo bien agarrado. En el escenario más duro posible, con el rocoso Atlético de Simeone ante el que sólo han puntuado en este estadio el Barcelona (que ganó) y el Real Madrid (que empató), el Sevilla demostró que tiene agallas y que también sabe sufrir y chocar. Con un jugador menos durante más de media hora por la expulsión de Vitolo, el equipo de Emery dio la cara y le recetó la misma medicina para hacerle perder el liderato a un equipo que no encontró por dónde entrar hasta las inmediaciones de Sergio Rico, que resolvió con destreza e inteligencia lo poco que le llegó gracias al esfuerzo titántico de sus compañeros en defensa.

Está claro que, vista esta exhibición ante el rival que más puede apretar de todos los que conforman la competición, el problema fuera de casa no está en la intensidad, pues hasta con jugadores señalados por su falta de tensión como N'Zonzi en el once titular el Sevilla se remangó y repartió cera en cada contacto como suele hacer el Atlético. Puede que el rol estuviera muy definido en el estadio del líder y que lo que falló en otros campos sea la falta de decisión, personalidad, liderazgo... para imponer una calidad que a veces sólo está en los ceros de los presupuestos.

Y si los de ayer de negro no hicieron un poco de pupita en los costados del pétreo bloque cincelado en acero por Simeone fue porque Iglesias Villanueva no pasó por alto la primera ocasión que le dieron para dejar al rival del Atlético con diez hombres. El Sevilla ha probado en sus propias carnes durante estos años cómo cualquiera que no sea Barça o Madrid y que tenga la capacidad de discutirle cosas al Atlético en su estadio tiene que hilar muy, muy fino para acabar con once.

El Sevilla completó un gran partido en el Vicente Calderón, un encuentro que debe ser valorado desde la frialdad y no con el corazón. Muy pocos equipos son capaces de competir ante este Atlético que atornilla a sus rivales en su campo. El once de Emery logró desesperar al mismísimo Simeone bajo una combinación de piezas que, si en cierta manera causó sorpresa a la hora de sacar el partido del envoltorio y provocó picazón en el asiento de los descontentos, el desarrollo de la tarde la fue tiñendo de coherencia futbolística ante un enemigo de tan marcado perfil.

Haciendo frente a un Atlético que interrumpe continuamente el juego de su rival, que defiende por acumulación y que fomenta el contacto hasta el límite del reglamento y más allá, la salida de Llorente buscaba más aire que otra cosa el tiempo necesario para madurar el encuentro. Con el riojano, aislado sí, pero fijando a los centrales, el Sevilla evitaba que el Atlético lo encerrara como podía hacerlo con Gameiro, un punta cuya presencia pregona la idea de jugar al contraataque, que necesita espacios y que en el choque hubiera sufrido. Escudero era la otra baza para tratar de estirar al equipo por allí, lo que logró a ratos, y buscar algún centro a Llorente, lo que fue más difícil. Y N'Zonzi, aparte de limpieza en la salida, reforzaba el juego aéreo y el recorrido de piernas.

Con todo ello, y con la armadura en cada choque como el contrario, el Sevilla conseguía que el Atlético no llegara y empezara a impacientarse. Asumiendo que atrás había que sufrir, al plan sólo le falló esa capacidad para salir, que Llorente se quedara con alguna y que Banega tuviera más continuidad en esa conexión de líneas. Así y todo, con esas armas, el equipo pusilánime que exasperó al sevillismo en todas sus salidas de la primera vuelta, se plantó en el área en un remate del argentino tras una internada de Escudero. Simeone no daba crédito a marcharse a vestuarios sin casi haber visto a Sergio Rico de cerca. Emery tenía hasta el momento controladas las llaves de todos los cerrojos, siempre con el peligro latente de una jugada a balón parado con la firma de Koke u otro o un contraataque de Griezmann o Vietto.

Lo primero lo evitó Sergio Rico a bocajarro ante Carrasco en una jugada ensayada y lo segundo fue una posibilidad que había quedado prácticamente enterrada con la jugada en la que Vitolo, que había visto una amarilla, picó ante Vietto en una cobertura a Coke, el sevillista que más sufrió con su par. La correcta pero rigurosa expulsión del canario, en parte, acabó beneficiando la integridad del empate, puesto que el rol a desempeñar en terreno del líder en la media hora larga que restaba quedó reajustado de manera que Griezmann tuviera los menos espacios posibles. El francés ya había mandado un cabezazo al poste, la única llegada clara del Atlético, un equipo al que le sobra sangre y le faltan ideas. Bastó defender bien y apelar a ese Sevilla que tan pocas ocasiones concede últimamente para celebrar un punto que, más que en el momento, quizá sea valorado con el tiempo.

stats