Ayer era la jornada de presentación de propuestas. La puesta de largo oficial del atún rojo ante el mundo. El principio de un debate complejo y de suma relevancia porque se trataba el mayor veto comercial de la historia: el del atún rojo. La cita era la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), formada por 175 países, entre ellos la UE -en bloque-, que defendía la propuesta presentada por Mónaco y aprobada por los ministros europeos de acabar con las exportaciones de esta especie, el 80% de las cuales tienen como destino Japón.

La previsión era que la negociación, aunque había comenzado de manera informal en los pasillos de Doha (Qatar) -donde se celebraba el encuentro-, se extendiera hasta el próximo miércoles, 25 de marzo, día de clausura de la reunión. Sin embargo, sorpresivamente, Libia, que tiene casi el 4% de la cuota mundial, se descolgó con una iniciativa con apoyo de Sudán -sin capturas- para dar carpetazo al asunto y propició una votación "precipitada" que salió adelante, según explicaron fuentes presentes en el cónclave. Con el voto favorable de 20 países, 68 en contra y 30 abstenciones -entre ellas la de la UE-, CITES acordó rechazar la inclusión del atún rojo en el Anexo I su lista de especies protegidas, lo que implicaba el fin del comercio internacional de esta especie, debido a que sólo queda el 15% de su biomasa virgen, calculada en 1957.

En la misma sesión también se desestimó una proposición presentada por España, en representación de la UE, en la que se sugería el aplazamiento de esta medida hasta mayo del 2011.

Las mismas fuentes, que prefirieron ocultar su identidad, agregaron que aún existe una última posibilidad y es que la propuesta vuelva a elevarse al plenario del 25 de marzo, siempre y cuando lo solicite alguna delegación y reciba el apoyo de otra. Sin embargo, esta hipótesis es "bastante difícil" a tenor del resultado de ayer.

La decisión supone un gran alivio para las almadrabas gaditanas, ya que el 80% de sus capturas anuales están dirigidas al mercado nipón. Desde la Organización de Productores Pesqueros de Almadrabas (OPP-51), su gerente, Marta Crespo, espera que el asunto "quede zanjado y que sea la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) la que demuestre que puede gestionar este recurso y permita a las empresas almadraberas hacer previsiones sin sobresaltos". La próxima reunión de este organismo será en noviembre y para esta campaña, que ya ha comenzado con las labores previas de calamento de las redes, ya se ha impuesto una fuerte reducción del TAC (Total Admisible de Capturas) del 40% sobre el volumen del año pasado. Este gran recorte ha dejado al sector de la provincia con poco más de 600 toneladas de pesca, una cantidad insuficiente para mantener las cuatro instalaciones que ha obligado a fijar compensaciones desde el Gobierno central y la Junta.

Pese a salvar este órdago, Crespo se mostraba satisfecha con prudencia: "Sabemos que ni los ecologistas, ni los científicos están satisfechos con la noticia, van a seguir peleando, y el año que viene estaremos en las mismas, y eso es lo que a ninguna empresa le permite hacer previsiones de futuro, ni nada, teniendo la espada de Damocles siempre encima".

La solución es que ICCAT "haga sus deberes de una vez por todas y elimine la flota sobredimensionada -de cerco-que hay en el Mediterráneo, que es la responsable de esta situación". Ante esta situación los almadraberos sacan pecho y anuncian que "si se vuelve a bajar el TAC, pedirán el cierre de la pesquería". En su opinión, "lo que no se puede permitir es pagar todos por igual, y que los artesanales desaparezcan al mismo tiempo que los industriales".