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Gadafi desafía a Occidente y lanza sus fuerzas armadas al asalto de Bengasi

  • Al menos ocho personas han muerto en los ataques al principal bastión de los rebeldes. El líder libio amenaza a Occidente mientras pide a la ONU que envíe observadores.

Absolutamente decidido a llegar hasta el final en su lógica guerrera, Muamar el Gadafi lanzó este sábado sus fuerzas al asalto de Bengasi, bastión de los rebeldes y símbolo de la insurrección contra el régimen de Trípoli, en un claro desafío a la comunidad internacional y a la resolución de Naciones Unidas. Esta ciudad, la segunda en importancia del país magrebí, donde saltaron las primeras chispas de la revolución del 17 de febrero, ha sido, en efecto, durante la madrugada de este sábado el escenario de intensos bombardeos aéreos y terrestres y de una tentativa de incursión por vía marítima.

En su ataque, las fuerzas leales a Gadafi han utilizado carros de combate, rampas de lanzamiento de misiles Grad y artillería pesada, mientras los aviones de combate han bombardeado diversos puntos de la ciudad, aseguraron testigos presenciales a la cadena de televisión qatarí Al Yazira. Obuses de gran calibre han caído sobre el complejo deportivo de la ciudad, sobre un campamento de la Cruz Roja libia y cerca de un hotel repleto de periodistas, según las mismas fuentes.

El presidente del Consejo Transitorio libio, Mustafá Abdeljalil, señaló a Al Yazira que con las primeras luces del alba, los hospitales y las clínicas privadas de Bengasi se han visto "desbordadas" por el número de muertos y heridos. Sorprendidos por esta fulgurante ofensiva, los rebeldes han intentado oponer resistencia con un avión MIG 23, recuperado en la toma de Bengasi en el pasado mes de febrero, con el objetivo de bombardear las posiciones de los gadafistas, pero ha sido abatido y se ha estrellado en la principal avenida de la ciudad.

No obstante, los rebeldes se han reorganizado y contraatacado a las tropas gubernamentales inflingiéndoles duras pérdidas, según fuentes de los sublevados. Representantes de éstos han afirmado, según la cadena qatarí, que 19 elementos de las fuerzas gadafistas han perdido la vida en los combates, algunos otros han sido hechos prisioneros y que importantes equipamientos militares, entre ellos siete carros de combate y siete lanzamisiles, han sido recuperados.

En las primeras horas de la tarde de este sábado, el antiguo ministro del Interior y actual jefe de las fuerzas armadas rebeldes, el general Abdelfattah Younes El Abidi, indicó que éstas han conseguido detener el ataque de las tropas de Gadafi y les ha obligado a replegarse a las afueras de Bengasi. Ante el deterioro y la peligrosidad de la situación, miles de habitantes de la ciudad han huido hacia la frontera con Egipto y Abdeljalil ha corroborado que columnas de vehículos con familias enteras se han desplegado en una columna de 160 kilómetros que se desplaza hacia el este. Las fuerzas leales al coronel Gadafi no se han limitado a hostigar el frente de Bengasi, sino que han lanzado otras ofensivas contra al menos dos ciudades al este de Trípoli, Zenten y Misrata y según las cadenas de televisión árabes, 27 sublevados han perdido la vida en los enfrentamientos.

Entretanto, mientras que el jefe de la rebelión Abdeljalil, hacía un llamamiento a la comunidad internacional a llevar a cabo una acción urgente para evitar "una catástrofe" en Bengasi, Gadafi advertía al mundo que cualquier intervención extranjera sería considerada como "una agresión enemiga evidente". En un mensaje dirigido a los presidentes americano, Barack Obama y francés, Nicolas Sarkozy, así como el primer ministro británico David Cameron y al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ha dicho: "Lamentareis vuestra interferencias en los asuntos internos de Libia".

El ministerio libio de Defensa ha negado, por su parte, cualquier ataque sobre Bengasi, y ha afirmado que las fuerzas armadas estacionadas en los arrabales de la ciudad "respetando" al alto el fuego decretado por Trípoli, ayer viernes, han sido atacadas por "bandas terroristas afines a Al Qaeda", por lo que su reacción ha sido de autodefensa.

El jefe de la diplomacia libia, Moussa Koussa, ha ido todavía más lejos al intentar "lavar" el régimen de Trípoli de las acusaciones de genocidio contra civiles en Bengasi, apelando a la ONU a enviar una misión de observadores del alto el fuego. "Hemos anunciado un alto el fuego, prueba de que Libia ha respondido positivamente a las decisionens de la ONU. Hemos también redoblado nuestro compromiso de respetar la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU en mensajes dirigidos al secretario general de Naciones Unidas y a los miembros del Consejo", ha enfatizado en una declaración a la prensa esta mañana en la capital del país. Y como si quisiera responder a este doble lenguaje, Abdeljalil ha indicado que los sublevados está decididos a proseguir sus combates hasta el triunfo de su revolución y que "la historia dirá que ha sido Bengasi quien ha hecho caer el régimen de Gadafi".

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