Los artistas tienen cada vez menos capacidad de "remover conciencias" y de "crear discursos dentro de las sociedades" en las que viven. Ésa es la impresión del escritor Ricardo Menéndez Salmón. "La pregunta es: ¿podemos mantener hoy todavía esas prerrogativas? Ojalá, pero creo que tenemos que ser también conscientes de que el grado de capacidad que tiene hoy el artista para ser una pieza importante es cada vez menor", añadió el autor, una de las voces más respetadas de la literatura española reciente.

En su primera visita promocional a América Latina, que lo ha llevado primero a México, Menéndez Salmón (Gijón, 1971), con su última novela bajo el brazo, La luz es más antigua que el amor (Seix Barral, 2010), señaló que este menor peso específico de los artistas actuales no implica que éstos deban renunciar a la posibilidad de influir y abrir debates allá donde se encuentren. Puso el ejemplo de las protestas del 15-M y la falta de protagonismo de los intelectuales españoles que el escritor ha percibido. "En esta especie de Mayo español que hemos tenido no se han escuchado voces desde el ámbito de la cultura más que en el plano de la opinión. Percibo una incapacidad del artista, en este caso del escritor, de generar un discurso", lamentó.

Curiosamente, Menéndez Salmón cree que esta falta de valor de la cultura para el conjunto de la sociedad sucede sobre todo en las opulentas, incapaces a su juicio de apreciar "qué papel desempeña el creador". Si bien "en el primer mundo la cultura es un traje que nos ponemos de vez en cuando", el escritor asturiano siente que en sociedades en construcción "la cultura todavía es un instrumento de emancipación". Para ilustrar esta idea, se refirió al poeta mexicano Javier Sicilia, quien desde el pasado abril encabeza un movimiento popular representativo de miles de víctimas de la ola de violencia que padece México, y al que es "difícil de encontrar un parangón en nuestras sociedades".

Recordó el caso del periodista Roberto Saviano, autor de Gomorra, un libro que escarbó ante el público mundial algunas de las prácticas más atroces -y también algunas de las más sofisticadas y ultracapitalistas- de la mafia en Italia; esa obra, dijo, generó "casi un Estado de excepción en el país".

Autor de la llamada Trilogía del mal, una serie de novelas -La ofensa (2007), El corrector (2008) y Derrumbe (2009)- dedicadas a la guerra, al miedo y a la mentira respectivamente, Menéndez Salmón dijo sin rodeos que el dolor es "el tema central" de su escritura. Para el futuro, el escritor no cree que varíen mucho sus intereses, aunque sí los "modos de contar", pues está convencido de que "la gran pregunta del escritor del siglo XXI no es tanto qué contar, cada uno tiene sus obsesiones y temas, sino cómo hacerlo".