Cultura

La SGAE aprobó el 28 de julio la "desinversión" de toda su red Arteria

  • La entidad de gestión replica que será la nueva junta rectora la que decida en enero sobre la venta de su auditorio sevillano · Las obras se concluirán antes de darle cualquier salida a la sede de la Cartuja

El Auditorio Al-Ándalus que la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) construye en Sevilla estaba llamado a ser el contenedor cultural más grandioso de la ciudad, el mayor centro escénico nacional y todo un referente de las artes del movimiento en el sur de Europa. Así lo proclamaban desde 2005 sus promotores, que tenían previsto que el edificio, levantado en la Isla de la Cartuja sobre una parcela de más de 31.000 metros cuadrados que durante la Exposición Universal ocuparon los pabellones de Venezuela y Rusia, albergara un centro de formación, un teatro con 2.000 localidades (y capacidad de acoger conciertos para 3.500 personas retirando las butacas), un estudio de recuperación de películas antiguas, un plató de televisión, un seminario sobre las artes iberoamericanas y hasta un Máster de gestión cultural de las artes escénicas auspiciado por la Fundación Autor en colaboración con la Universidad de Sevilla, entre otras actividades. En suma, sería la joya de la corona de la red Arteria de espacios escénicos, un proyecto impulsado personalmente por el antaño director general de la entidad, Teddy Bautista.

Ayer, la SGAE declaró a este medio que "finalizará" el Auditorio Al-Ándalus pero que será la nueva junta directiva resultante de las elecciones del próximo 16 de enero la que tomará la decisión final sobre su venta o mantenimiento. "Es cierto que estamos debatiendo sobre el futuro de nuestra red de espacios escénicos Arteria pero lo importante ahora es el proceso de refundación interna de la entidad. Nuestra prioridad es construir la SGAE de todos y las otras cuestiones son secundarias en este momento", declararon fuentes de la dirección de comunicación de la entidad.

La sociedad trata así de poner paños fríos al contundente anuncio del desmantelamiento "de todo el tinglado de Arteria" que realizó el miércoles el propio presidente de la SGAE, el guionista y dramaturgo Santiago Moncada, en una entrevista con la agencia Efe. En sus declaraciones, Moncada anunció "que deberán terminar el teatro de la SGAE en Sevilla antes de ponerlo en venta". Una polémica decisión que corroboró a este medio el estudio de Santiago Fajardo, el arquitecto encargado de este proyecto hasta su dimisión el pasado mes de mayo, y que tenía constancia de un informe interno de la SGAE donde se anunciaba el cierre de todos los teatros de Arteria que no fueran rentables.

El pasado 21 de julio, la SGAE decidió contratar a un director económico-financiero para que, entre otras cosas, dirigiera una auditoría en Arteria "para determinar los valores de sus activos y presentar un informe que permita el desprendimiento de todos aquellos que no sean esenciales para su actividad como entidad de gestión".

Una semana después, el 28 de julio, los miembros de la actual Junta Directiva designaron para tal puesto al madrileño José María Díez-Picazo, cuya misión primera sería "reexaminar todos los procedimientos de control presupuestario y poner en marcha un plan de desinversión en Arteria".

A la espera de lo que se decida en enero, Sevilla asiste estupefacta a la congelación de otro de los grandes proyectos que debían dinamizar su tejido económico y cultural. Fuentes consultadas por este medio se plantean quién va a asumir el coste de un edificio pionero en las últimas tecnologías e inicialmente presupuestado en 33 millones de euros que, según la SGAE, le ha acabado costando el doble. Una cifra que se eleva hasta 90 millones según Fernando Sacristán, el portavoz del arquitecto Santiago Fajardo, enfrentado ahora en los tribunales a la sociedad de gestión.

La polémica está servida y tal vez sean los propios autores andaluces que formarán parte de la nueva junta rectora los que puedan defender con más encono y mejores argumentos que la SGAE no se deshaga de su sede de Sevilla. Sus colegas canarios ya predican con el ejemplo: en agosto se rebelaron contra la venta de la sede de Arteria en la comunidad, recibiendo el apoyo del consejero de la SGAE en las Islas, Caco Senante.

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