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Jessica Pratt. Soprano

"Muchas voces se queman hoy en día por no saber decir que no"

  • Revelación del 'bel canto' mundial, esta joven australiana se presenta este jueves en España encarnando a Gilda en 'Rigoletto', la ópera que cierra la temporada del Teatro de la Maestranza.

Nació en Gran Bretaña (Bristol, 1979) pero en realidad ha crecido en Australia, desde donde hace pocos años dio el salto a Europa para convertirse en una de las aclamadas sopranos lírico-ligeras que ha hecho de Rossini, Bellini y Donizetti sus inseparables compañeros de viaje. Ha cantado en el templo rossiniano de Pesaro y ascendido a las cumbres de Machu Pichu con Juan Diego Flórez después de cantar en Lima nada menos que el Guglielmo Tell de Rossini. Ahora comparte reparto en Sevilla con uno de los últimos representantes de la tradición de barítonos verdianos como es Leo Nucci y con otra de las voces revelación más reconocidas de la actualidad, la del canario Celso Albelo. Tradición de la mano de la juventud.

-Es la primera vez que canta en España. ¿Qué conocía antes de venir sobre el ambiente operístico de nuestro país?

-Siempre había oído hablar muy bien de España a cantantes italianos que me contaban cosas sobre la pasión y el ambiente latino del país, pero con mucha más organización que en Italia. Aquí la verdad es que se trabaja muy bien.

-Además de en Australia, ¿ha estudiado canto en otros sitios?

-En Australia estudié canto con mi padre, que es tenor, y con otros profesores, aunque antes mi padre me dijo que debería aprender a tocar un instrumento como la trompeta, que te forma en el control de la respiración, tan esencial para el canto. Luego ya fuera de Australia estudié en otros lugares, pero finalmente desde hace unos siete años me he decidido a quedarme para estudiar en Italia, primero con Renata Scotto y desde hace unos años con Lella Cuberli. Cuberli, además de una maravillosa persona, es una estupenda maestra que trabaja intensamente sobre la técnica, sobre la coloratura, el legato, la expresión de las palabras y el fraseo.

-¿Con qué compositor se siente más cómoda?

-Yo adoro a Rossini y las dificultades que presenta su música, porque en esa dificultad encuentro una libertad grande a la hora de interpretarla. Pero emotivamente me siento más atraída por Bellini, por su maravilloso legato y por sus largas frases. Son dificilísimas porque son muy largas y sin nada por debajo, en cuanto algo cambia en la voz se oye todo; es muy difícil, pero también muy bello. Creo que ésta es la esencia del bel canto, la pureza del canto. Alguien me ha preguntado si estaría dispuesta a sacrificar en un momento dado el canto por una mayor dramaticidad y creo que la magia del bel canto es precisamente la de mantener el encantamiento del legato. Si éste se rompe, todo se desvanece. La dramaticidad se debe conseguir modificando el color, pero no la línea de canto.

-Siempre se habla de la crisis de las voces, de que ya no hay la cantidad de grandes voces que había hace cuarenta o cincuenta años. ¿Cuál es su opinión al respecto?

-Creo que es un problema de la enseñanza. Ya no se enseña ni se aprende canto como antes, con el tiempo necesario para ello. Hay también un problema de disponibilidad una vez que empiezas la carrera, porque cuando tienes tiempo no siempre está libre tu pianista o tu maestra; y cuando ellos están disponibles eres tú quien está fuera. Ahora, además, trabajas cada tres semanas con compañeros diferentes, diferentes directores musicales, diferentes orquestas, no como en el pasado, cuando había compañías estables que hacían temporadas completas. Se trabajaba con menos estrés que ahora y eso incide en el canto, evidentemente.

-¿No cree que hoy hay muchos cantantes que se queman muy pronto?

-Sí, es verdad. Hoy en día hay más teatros de ópera que hace años y todos aumentan la demanda de cantantes para sus programaciones, muchas veces sin interesarles si esos papeles les van bien o mal a esos cantantes. A los teatros no les importa, porque hoy es un cantante y mañana será otro. Y a muchos agentes tampoco les importa con tal de hacer su negocio. Pero al cantante que se ve metido en esta vorágine de ofertas, si él o su agente no saben decir que no, lo más seguro es que se le acabe pronto su carrera. Una carrera larga es una carrera más aburrida, más sacrificada y con menos ganancias inmediatas y eso en muchas ocasiones no se sabe ver. Pero también hay que tener en esto en cuenta a los directores musicales. Hoy hay pocos que hayan hecho su carrera específicamente con la ópera y que conozcan bien las necesidades de los cantantes. Cuando canté Lucia con Nello Santi en Nápoles en 2012 llegué a los ensayos con dos o tres pasajes de mi partitura que no acaban de quedar como yo quería y ya desde el primer ensayo musical con él me dio una serie de consejos para resolver esos problemas que me solucionaron todos los problemas. Hoy hay muy pocos maestros que sepan de cultura vocal.

-¿Es Gilda, su personaje en Rigoletto, tan débil y frágil como parece?

-En realidad no, porque ya desde antes de empezar la ópera, cuando sale del convento y su padre le dice que no le pregunte nada, ella no obedece y no deja de preguntarle por su madre y de pedirle poder salir de la casa. No es esa jovencita sumisa y al final toma la decisión de morir a sabiendas de que va a ser, además, una muerte violenta.

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