Cultura

Viaje desde la Plaza de San Francisco al corazón de la cultura ibérica

La cultura que dio nombre a la Península Ibérica -desde sus inicios a finales del siglo VI a.C. con la aparición de una aristocracia de príncipes guerreros hasta su final en el siglo I a.C cuando fue absorbida por el poder romano- es la protagonista de Íberos. Nuestra civilización antes de Roma, que hasta el 30 de octubre puede visitarse en una carpa instalada en la Plaza de San Francisco. La Obra Social de La Caixa y la Fundación Cajasol han sumado por primera vez sus fuerzas en esta exposición comisariada por el arqueólogo Luis Batista y que cuenta con la colaboración del Instituto de la Cultura y las Artes del Ayuntamiento de Sevilla (ICAS). La muestra ofrece reproducciones científicas de obras de arte, maquetas, proyecciones audiovisuales, fotografías y grabados para dar a conocer la vida cotidiana de un poblado ibérico, sus relaciones con griegos y fenicios o los misterios que envuelven la desaparición de su lengua.

De los íberos se conocen aspectos tan curiosos "como el impulso que dieron al comercio y la agricultura, el predominio de cereales y legumbres en su alimentación, su querencia por el esparto o la habilidad para crear formas artísticas propias", recordó Luis Reverter, secretario general de la Fundación La Caixa, en la presentación, donde estuvo acompañado por el alcalde Juan Ignacio Zoido, el director de La Caixa en Andalucía Occidental, Rafael Herrador, y el director de Obra Social de la Fundación Cajasol, Miguel Pons.

La escritura de este pueblo sigue siendo un enigma. "Desconocemos su semántica, a la espera de localizar un documento que presente el mismo contenido en distintas lenguas, por ejemplo, la íbera y la romana, un hallazgo de las características de la Piedra Rosetta que permitió descifrar los jeroglíficos egipcios", apuntó Batista.

Dos grandes torres que simulan la entrada a un antiguo pueblo ibérico flanquean el inicio de la exposición, que espera repetir el éxito de su predecesora Romanorum Vita, una historia de Roma, celebrada el año pasado y que consiguió más de 37.000 visitas. En el interior de la carpa el recorrido se distribuye en seis ámbitos. El primero, dedicado al contexto histórico, documenta la distribución de los principales poblados ibéricos descubiertos hasta hoy desde Andalucía al sudeste de Francia. El segundo, Organización militar y formas de gobierno, recuerda que los íberos no disponían de ejércitos bien formados pero que en épocas convulsas, como cuando actuaban de mercenarios de cartagineses y romanos, tuvieron que tomar las armas para defender sus intereses.

La vida cotidiana de esta sociedad jerarquizada ocupa la tercera sección, que pone especial atención en la cerámica y la metalurgia. En el ámbito dedicado a la escritura y el comercio se pueden ver inscripciones halladas en vasos, monedas o piedras que han permitido conocer algunas palabras del íbero, pero no su sentido, así como monedas acuñadas a partir del siglo III que prueban la existencia de un comercio consolidado.

El poblado como centro de poder identifica la sección Urbanismo y arquitectura, que incluye la reproducción a tamaño real de una vivienda construida con adobes y las maquetas de los poblados de Puente Tablas (Jaén) y Tejada Vieja (Huelva). La complejidad del mundo religioso y funerario ibérico se aprecia en el apartado final, donde sobresale la reconstrucción de la tumba de la Dama de Baza, así como la reproducción a escala real de dos de las piezas más conocidas de esta cultura: la Dama de Elche (Alicante) y la Bicha de Balazote (Albacete).

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