Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) reafirmó anoche su larga trayectoria como uno de los valores más firmes de las letras españolas. Tras conquistar otros galardones como el Alfaguara o el Nadal, la autora se hizo ayer en Barcelona con el LXII Premio Planeta, dotado con 601.000 euros, por la obra El cielo ha vuelto. La escritora dedicó el premio a su padre, fallecido este año: "Se quedaba viendo la televisión el día del premio y me llamaba y me preguntaba cuándo me iba a llegar; pues mira, papá, me ha llegado hoy". Sánchez tuvo palabras también para uno de los refeentes de la literatura femenina en España. "Estoy feliz por que le dieran el Nobel a Alice Munro, pero estaría más feliz si hubiera sido para nuestra Ana María Matute", dijo.

La novela,explicó, está protafionizao por una modelo -"el personaje quizá más humano" del universo de la autora- cuya actitud cambia cuando una mujer le asegura que hay alguien de su entorno que desea su muerte. "A partir de ahí empieza a entrar en otro mundo, el de las sospechas, las dudas, la desconfianza". La escritora quería analizar "esa desconfianza nueva que hemos tenido que integrar en nuestras vidas". "He querido indagar en esa desconfianza, si nos puede llevar a la crueldad o a la lucidez", añadió Sánchez, que terminó su intervención con una enigmática frase: "A los vampiros no les gusta tanto la sangre como las neuronas".

El lunes, el jurado destacaba que la tendencia predominante en los textos presentados era retratar la realidad circundante, y Clara Sánchez representa a la perfección esa narrativa interesada en el mundo que le rodea. Desde que despuntara con obras como El palacio varado, Desde el mirador o El misterio de todos los días, la manchega se ha caracterizado por una sensibilidad atenta a los conflictos de la vida contemporánea. Retrató con acierto las relaciones que surgían en un nuevo espacio como el de las urbanizaciones periféricas con Últimas noticias del paraíso, con la que ganó el Premio Alfaguara, una ficción a la que le seguiría Un millón de luces, que plasmaba la supervivencia de una serie de personajes en un edificio de oficinas. Presentimientos, que ha sido recientemente llevada al cine por Santiago Tabernero con Eduardo Noriega y Marta Etura de protagonistas, afrontaba el complejo mundo de los sueños a partir de la historia de una mujer que había tenido un accidente. La escritora, licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense, volvería con fuerza con la propuesta que le reportaría el Premio Nadal, Lo que esconde tu nombre, una novela con la que el prestigio de Sánchez trascendió fronteras -el libro tuvo un espectacular triunfo en Italia- y donde denunciaría la impunidad con la que criminales nazis disfrutan de un retiro dorado en las costas españolas. Su carrera proseguiría con otro tema de actualidad, el de los niños robados, que asomó por las páginas de Entra en mi vida, que hasta ahora era su última novela.

Si el jurado del Planeta optó por un valor seguro en la elección de su ganadora, sorprendió más descubrir el nombre de la finalista: Ángeles González-Sinde, que logró los 150.250 euros del accésit con la obra El buen hijo. La ex ministra de Cultura, retirada temporalmente del cine debido a que el cargo ejercido entre 2009 y 2011 la obligaba a ello, ya había anunciado su voluntad de escribir un libro en este tiempo. Aunque la que fuera también presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España es conocida como guionista y directora, y tiene un Goya por el guión de La buena estrella y otro por la dirección novel gracias a La suerte dormida, la madrileña cuenta con varios libros para niños y había obtenido el Premio Edebé de Literatura Infantil por Rosanda y el arte de birli-birloque. Sobre su nuevo trabajo, Sinde explicó que se trataba de un manuscrito "que había empezado unos años antes y que iba aplazando por una razón u otra". "Cuando dejé el Gobierno retomé su escritura, necesitaba un tiempo de recogimiento y soledad tras la exposición del Ministerio", afirmó. El libro, adelantó, narra la historia de un hombre joven que vive con su madre, que lleva un negocio familiar que ha heredado, y que se da cuenta de que está "varado". "Es un buen cuidadano que comienza a preguntarse si ser un buen hijo es lo que tiene que hacer para seguir adelante en la vida", resumió sobre una ficción que retrata "la lucha de este personaje por ser otra cosa".

El éxito de Sánchez y de González-Sinde convierte así el Premio Planeta de este año en una edición abiertamente femenina, como ya se había sugerido el lunes en la rueda de prensa de presentación del premio, cuando el presidente del Grupo Planeta, José Manuel Lara Bosch, reconoció que la distinción había empezado su andadura en un tiempo en el que la sociedad era "bastante machista" y "era difícil premiar a una mujer".