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Maxim Emelyanychev. Director musical y clavecinista

"Absorbo influencias de todos los músicos, incluidos los callejeros"

  • Estrella emergente de la música rusa, el maestro de 26 años dirige las cuatro funciones de la ópera 'Don Giovanni' en el Maestranza

En las distancias cortas Maxim Emelyanychev parece todavía más joven. A sus 26 años, este clavecinista ruso nacido en 1988 en Dzerjinsk (en la región de Nijny Novgorod), en el seno de una familia de músicos profesionales, es uno de los directores más prometedores de su generación y un solista cuyos trabajos historicistas con Il Pomo d'Oro y con el maestro griego afincado en Rusia Teodor Currentzis, fundador de la orquesta y coro MusicAeterna -con quienes ha grabado Las bodas de Fígaro (Sony) en la Ópera de Perm-, han fascinado a la crítica internacional. De su magnetismo también son testigos los músicos, cantantes y técnicos del Maestranza desde que aterrizara en Sevilla el pasado 27 de octubre para preparar y dirigir las cuatro funciones de Don Giovanni de Mozart, título con el que ha arrancado la temporada operística. En los camerinos, a su paso, las comparaciones con el joven Amadeus se suceden y a él parecen divertirle. 

"No me veo como un genio precoz, ya ni siquiera soy tan joven. Cuando era niño en el colegio algunos me pusieron el sobrenombre de Mozart y ahora aquí en Sevilla también han hecho bromas sobre ello, incluido el repositor de la puesta en escena de Don Giovanni, José Antonio Gutiérrez. Tengo 26 años pero empecé a dirigir a los 12. Encuentro normal dirigir a músicos que me doblan la edad, no me supone ningún reto. Además la ROSS es una orquesta muy internacional y no faltan músicos rusos en su seno que me han acogido muy bien", bromea.

En el Don Giovanni del Maestranza, cuyo rol principal interpreta el barítono malagueño Carlos Álvarez, Emelyanychev no sólo dirige -lo hace sin batuta pero con una energía increíble y un tanto punk, "me gusta sentirme un compañero más, un colega, aunque mi criterio es el que prima en todo momento"- sino que también toca los recitativos con el clavicémbalo, "como se hacía en la época de Mozart", apostilla, lo que permitirá conocer las dos facetas por las que es más admirado. "Es la primera vez que dirijo en España, donde he actuado como clavecinista en algunos conciertos barrocos y participé a los nueve años en un festival coral como solista", rememora.

Su inmersión cultural en Sevilla le ha permitido conocer algunos de los lugares vinculados al mito de Don Juan, como el Hospital de la Caridad y la Plaza de doña Elvira. Pero, recalca, la atmósfera que Mozart recreó en Don Giovanni no es sevillana y el libreto no ambienta ninguna escena en la ciudad, ni siquiera la cita. "Para mí Praga sería la ciudad clave en este Don Giovanni que es, por otro lado, muy italiano, demasiado italiano. No sé si los demás están de acuerdo pero según mi punto de vista para Mozart, cuando compone Don Giovanni, es muy importante la biografía de Giacomo Casanova. El libertino veneciano, del que Mozart es contemporáneo, es diferente del Tenorio sevillano, que estaba más influido por la teología y debió seducir a más mujeres".

Entusiasta de la música barroca y renacentista, "aunque me interesa mucho también la creación contemporánea pero no por ser ruso soy un devoto de Shostakovich", reflexiona sobre la ausencia en la presente temporada del Maestranza de una ópera barroca escenificada. "Se está convirtiendo en una norma en la mayoría de los teatros internacionales programar óperas barrocas escenificadas, sobre todo cuando se tiene en el entorno a orquestas barrocas de prestigio. También es tendencia combinar instrumentos contemporáneos con otros históricos. Así sucedió con el Don Giovanni que Currentzis dirigió en el Bolshoi de Moscú, una producción para la que se llegaron a comprar cuerdas de tripa para los instrumentos de viento. De algún modo es lo que pretendemos lograr con los detalles históricos que hemos introducido en este Don Giovanni, donde además de reducir la plantilla de la orquesta e incorporar el clavicémbalo que nos cede el Conservatorio el primer solista toca la flauta de madera en lugar de la travesera de metal".

Entre los grandes clavecinistas del siglo XX Emelyanychev tiene un recuerdo especial para Gustav Leonhardt, "que ha sido un músico inmenso", pero su primera memoria de la música antigua "es a través de las grabaciones de Il Giardino Armonico, John Eliot Gardiner, Frans Brüggen y Trevor Pinnock que escuchábamos en casa. Para mí los referentes son muchos, no sólo los maestros con los que estudié en el Conservatorio. Absorbo como una esponja influencias de todos aquellos con los que he trabajado. Aquí durante los ensayos aprendo constantemente de los intérpretes de la Sinfónica y, cuando paseo por Sevilla, me fijo en muchos detalles de esos músicos, no sólo los de clásica, que tocan por las calles y entablan una hermosa comunicación con la gente".

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