Fahmi Alqhai. Director del Festival de Música Antigua de Sevilla

"El festival no puede estar al margen del legado arquitectónico de Sevilla"

  • La época dorada de la polifonía sevillana es el alma de una edición que inaugura una línea editorial para recuperar partituras de los grandes maestros de los siglos XV al XVII.

El violagambista Fahmi Alqhai afronta la segunda semana del Festival de Música Antigua (Femás) que dirige mientras ensaya con su conjunto, Accademia del Piacere, uno de los estrenos más importantes de esta 32 edición: À l'Espagnole, Fantasía escénica, un espectáculo en el que la danza contemporánea de la compañía de Antonio Ruz, el teatro y la música barroca dialogan en torno a la fascinación que España ejerció sobre la corte francesa de Luis XIV. Se verá el sábado en el Teatro Alameda, en la víspera del tradicional Día Bach de una muestra que este año festejará la época gloriosa de la polifonía sevillana.

-La semana que viene el Femás reivindica el patrimonio que Sevilla y Osuna legaron al mundo en el Siglo de Oro. ¿Qué destacaría de este ciclo de siete conciertos?

-La música antigua vive aquí un momento maravilloso y hemos pretendido rendir un homenaje a la ciudad a través de ese momento fortísimo que fue la polifonía sevillana, cuando en torno a la Catedral trabajaron o se formaron los grandes maestros como Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero, Alonso Lobo o Juan Vásquez. El patrimonio musical sevillano desde finales del XV al XVII daría para muchos días más pero este festival nunca ha querido ser demasiado hermético ni musicológico, por lo que en ese miniciclo, que incluye además cuatro conferencias, cubriremos lo más florido que nos ha dejado la Historia. En Sevilla aún no se es consciente del increíble nivel musical que tuvimos en el siglo XVI, el equivalente a lo que en arte supuso Velázquez en el taller de Pacheco. Evidentemente Morales y Guerrero son los pilares, los tops de los maestros polifonistas, pero hubo otros también geniales y menos conocidos cuyas composiciones son prácticamente inencontrables. Como intérprete, por ejemplo, he tenido muchos problemas para acceder a la música de Alonso Lobo, uno de esos autores a los que queremos hacer justicia en esta edición.

-¿Qué continuidad tendrá este empeño a medio plazo?

-La intención es trabajar codo con codo con musicólogos para ver dónde está el petróleo y empezar a trabajar en esos yacimientos porque hay muchísima música por recuperar y editar; una línea de trabajo que, por ejemplo, Andrés Cea ha desarrollado muy bien en el caso de la música de órgano. En esa reivindicación del patrimonio musical de nuestra ciudad se incluye la línea editorial que inaugura el Femás, que cada año recuperará una partitura antigua en un trabajo musicológico y editorial. No nos planteamos grabar, las grabaciones me tienen muy escéptico. Queremos editar libros funcionales, como de coro, que lleven el sello del festival, de modo que el intérprete interesado pueda acceder por sí mismo al material. También me gustaría que un par de grupos estrenara cada año alguna de esas obras recuperadas.

-Solo uno de los conciertos del ciclo de polifonía se desarrollará en la Catedral, el que La Grande Chapelle dedica el sábado 21 a la misa Beata Dei genitrix de Alonso Lobo. The Tallis Scholars, en cambio, se acercarán el domingo 22 a la obra de Lobo, Guerrero y Morales en la Joaquín Turina.

-The Tallis Scholars cantarán en la sala Joaquín Turina porque sería absurdo programarles en una iglesia pequeña con 100 personas de aforo y era la mejor opción que teníamos. Necesitamos poder programar en espacios como la Catedral, donde se compuso esta música, o en iglesias como la Magdalena y el Salvador. Este festival responde a un patrimonio histórico y no puede estar al margen del legado arquitectónico de la ciudad.

-Aunque su intención era programar también en la iglesia de San Luis, cuya reapertura sigue pospuesta pese a que las obras están en la fase final, se ha recuperado el Maestranza, que acogerá la Pasión según san Juan de Bach el sábado 28. ¿Qué supone clausurar el Femás con Collegium Vocale Gent dirigido por su fundador, Philippe Herreweghe?

-Es el relumbrón. Herreweghe es una de las figuras en activo más importantes de la música antigua, a la altura de William Christie, John Eliot Gardiner y Jordi Savall. Trabaja con grupos muy grandes y funciona con giras internacionales por lo que es muy difícil que venga a no ser que coincidan muchos factores. Llevábamos tres años prometiendo una Pasión de Bach y cuando vi la posibilidad de incorporar Sevilla al eje Barcelona y Madrid he movido cielo y tierra. El plantel de cantantes, Herreweghe dirigiendo y su coro son el broche perfecto para una edición que mira a nuestra edad de oro.

-En esta edición, en parte por esta Pasión que pone a la venta 1.800 localidades en el Maestranza, han casi triplicado el aforo respecto al año pasado. ¿Cómo está funcionando la taquilla?

-Sólo la clausura en el Maestranza equivale al aforo medio de nueve conciertos del festival años atrás. En la recaudación ya vamos mejor que cualquier otra edición antes incluso de empezar, en buena medida gracias a la respuesta de la Asociación de Amigos de la Orquesta Barroca de Sevilla, un apoyo esencial para cualquier iniciativa que se haga por la música antigua en la ciudad y, por supuesto, para el Femás. Ellos han cubierto el 20% de la taquilla antes de arrancar. El festival, que este año pone a la venta 12.000 entradas, sigue teniendo tirón. Mi objetivo es alcanzar los 70.000 euros en venta de entradas, lo que supondría duplicar la taquilla del año pasado. El presupuesto, que es algo superior -300.000 euros, unos 50.000 más que en 2014 para compensar la Pasión de Bach- es ideal para el formato que tiene ahora el Femás pero si queremos crecer en otro sentido hay que hablar de otros números.

-¿Por dónde debería crecer esta muestra historicista?

-El Femás vive un momento dulce, gracias también a acuerdos como el que tenemos con el Centro Nacional de Difusión Musical, que coproduce dos programas: el de Hippocampus de este domingo y el que ofrecerá la Risonanza el viernes 27. Ahora toca plantear si nos quedamos en este formato unos años más o damos otro paso adelante. Si pensamos en un modelo como el Festival de Utrecht, tenemos que trabajar al menos con dos años vista, contar con una oficina de producción y comunicación propia, vender la muestra en el extranjero... Si optamos por un formato como el del Konzerthaus en Viena se requiere más aportación, cerrar colaboraciones estables con otras instituciones como la Junta de Andalucía, el Maestranza, el Inaem... con todos.

-¿Qué le aporta al Femás la apertura a otros géneros musicales como el jazz o el rock?

-Creo que abrir el Femás a otros campos es la medida justa: ofrecemos 22 conciertos y cuatro de ellos tienden puentes a otras disciplinas. Una muestra que realmente invita a la gente a sumarse debe abrir sus miras y el Femás ha crecido justo por eso. No pretendemos que se convierta en un festival de jazz ni multicultural pero si Enrico Pieranunzi está trabajando con música de Bach y Scarlatti, ¿por qué no invitarle a dialogar con el flautista Vicente Parrilla? La mirada heavy de Wild Chain al Carmina Burana o las canciones sicilianas de Pino de Vittorio funcionaron muy bien. También Enrike Solinís quiere dar marcha atrás y llevar El amor brujo de Falla a 1715 colocando a una cantaora como Rocío Márquez para afrontar ese repertorio. A ver qué sale pero hay que arriesgar, es importante.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios