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Sara Baras. Bailaora y coreógrafa

"Este espectáculo nace desde el dolor"

  • El Teatro Falla de Cádiz acoge este jueves el estreno en Andalucía de su nuevo trabajo, 'Voces', un homenaje a sus maestros.

El dolor es el origen y el presente, como única certeza, es el destino. Que Voces, la última creación de Sara Baras que a partir de mañana y hasta el próximo domingo se paseará por las tablas del Gran Teatro Falla de Cádiz, sea un homenaje a los maestros que más han marcado a la bailaora y coreógrafa, es un hecho, a estas alturas, consabido. La gira -que arrancó en Zaragoza el pasado viernes- pasará también por otras poblaciones andaluzas como Roquetas de Mar (15 y 16 de mayo), Granada (29 de ese mismo mes) y Sevilla (sin fecha definitiva aún).

Tras la conversación con una de las danzarinas más internacionales de Andalucía, descubrimos la capa más ancestral de un montaje que parte de la pérdida para celebrar la alegría del aquí y el ahora. Ancestral..., o mejor, humano. "Este espectáculo nace desde el dolor, desde la pérdida", confiesa la artista gaditana al inicio de una entrevista que culminará en reconciliación con el tiempo: "Ahora bailo para mí, bailo desde el aquí y el ahora". Porque Voces, por lo que sacamos en conclusión de esta charla, quizás es, justamente, eso: una pregunta al pasado que se responde en el presente.

"Voces nace, sinceramente, del dolor. Pero se convirtió en agradecimiento, en la expresión de respeto y admiración por los maestros aunque no estén aquí representados todos, porque hay muchos". Hay muchos, sí, pero la llama que prende esta nueva creación es la muerte de Paco de Lucía. "Nace cuando Paco nos deja. Y a mí me deja un hueco que todavía está súper presente, un hueco que duele un montón, tanto, que casi no te crees que se ha ido. A mí me cuesta pensar que no me va a gastar más una broma o que no vamos a quedar los amigos para ir a verlo tocar, ya sabéis, los conciertos de Paco eran tan escogidos, tan pocos, tan únicos, que, absurdamente, siento que un día me van a decir: que no, que vas a volver a ver a Paco el mes que viene que toca en tal sitio...", se desahoga Baras, que tampoco oculta que "al principio" de poner en pie este espectáculo sintió "un poco de miedo".

"Dedicarle algo a genios tan grandes como Paco, como Camarón, como Antonio Gades, como Carmen Amaya, como Enrique Morente y Moraíto da un poco de vértigo. ¿Cómo bailas delante de eso, Dios mío? Sólo por los nervios acabarías bloqueada", dice la bailaora, que encontró la templanza en "el agradecimiento". Porque la sombra de esos nombres propios es alargada para "la generación de artistas" a la que pertenece la gaditana. "Son artistas que marcaron un antes y un después en el flamenco y en el que todos nos hemos mirado pero, también, muchos de ellos han sido personas muy especiales para mí, que me han dado consejos y que han influido mucho en mi carrera. Así, aunque no estén aquí, siguen estando".

Y es que, para su artífice, la parte más satisfactoria de Voces es la que no se ve: "Gracias a este espectáculo en la compañía nos pasamos horas y horas hablando de ellos, de si cuando Paco me dijo tal, de aquel disco de Camarón que cual, de lo que hacía Carmen Amaya, de lo grande que era Gades, de una anécdota de Morente, de cuando me fui de gira con Moraíto... Y todo eso es tan bonito... Es como una celebración dentro de la celebración y una forma también de transmitir su legado a los miembros más jóvenes de la compañía, que a lo mejor no conocieron a algunos de ellos".

A juicio de Baras, esa "conexión directa" que su compañía entabla con los maestros en Voces posibilita, "humildemente", que el público pueda participar de la experiencia del recuerdo "y volver a sentirlos de alguna manera". Para ello, se sirve de un montaje "relativamente tradicional", con "una puesta en escena tradicional", con "un formato sencillo", donde la imagen de los protagonistas están siempre en escena "a través de seis paneles", pero contado "con una voz de hoy". "No hemos querido ir ni para atrás ni para adelante, no ser modernos ni antiguos, sino expresarnos tal y como nos sentimos ahora", dice.

Voces, no podía ser de otra manera, tiene como hilo argumental la voz de cada uno de los maestros homenajeados, que "es lo que nos lleva a cambiar de cuadro, de palo y de color" durante el espectáculo. Palabras que viajan en el espacio y en el tiempo a través de la voz de uno de los colaboradores de este montaje, el periodista Carlos Herrera. A él lo escuchará el público reproduciendo las enseñanzas de los maestros.

"En la parte que nos toca del baile, introducimos ciertos detallitos de homenaje. Por ejemplo, las seguiriyas no son al tiempo normal, sino que van a un ritmo diferente, como también lo será la letra y la forma de bailar, haciendo un guiño a las de Paco, que las metía en el compás de bulerías. Eso lo trasladamos con un paso a dos, entre José Serrano [pareja artística y personal de Baras] y yo", desgrana.

A Camarón de la Isla, el artista y el hombre que Sara rozó "de niña" y del que le impresionó "su humildad", va la taranta. Ejecutada por Baras, la bailaora insiste en destacar "el trabajo alucinante" realizado en la pieza por el gaditano Keko Baldomero, director musical de Voces y de muchos de los montajes de la compañía. "También es muy hermosa la bulería dedicada a los maestros que ha realizado otro de nuestros colaboradores, Chaboli, una bulería muy moderna con la que hemos disfrutado muchísimo", recomienda.

"Está también el torero que nos lleva a Antonio Gades, con Pepín [José Serrano] enorme, no sabes cómo está bailando, sin menospreciar a ninguno de mis compañeros, creo que Pepín es ahora mismo un exponente del baile masculino, porque baila así, muy masculino, con mucha fuerza y con mucha impronta", alaba.

Baras continúa emocionada contando sus Voces. Y si habla del torero en Gades, la influencia del maestro de la danza flamenca también se lleva otro recuerdo "en el número de Las Cármenes". "Su Carmen preciosa, la Carmen que yo hice en mi carrera y, cómo no, Carmen Amaya, están, de alguna forma, reflejadas en este cuadro tan bonito donde contamos con otra colaboración especial, la del pianista Sergio Monroy", adelanta.

Antonio camina también por la farruca. Ese Antonio Gades de los ensayos, enfundado en un pantalón oscuro y en un jersey de cuello alto. "Creo que es el momento de más riesgo del espectáculo, te lo prometo", se sincera la artista, que dice enfrentarse al palo "con soledad y riesgo", buscando el espíritu del maestro "en la sobriedad", con su cuerpo ajustándose el pantalón a su femenino talle. "Estamos Keko y yo solos al principio, luego entra la percusión, pero ahí siento yo que nos la jugamos, verás qué número...", se emociona.

Y si se habla de riesgo es difícil no acordarse de Enrique Morente, el santo y seña de aquellos valientes que derriban las fronteras en el arte. Unos tientos para el granadino y una soleá donde José Serrano recrea las célebres partidas de ajedrez en El Candela entre Morente y Miguel, el regente de aquella cueva del madrileño barrio de Lavapiés. "Bestial, bestial...", dice sobre este cuadro.

"¿Y qué te digo de Moraíto? Eso era todo bondad. Yo he querido mucho a Moraíto porque he tenido la oportunidad de trabajar mucho con él, he compartido giras, como aquella que hicimos con Cepero también por Alemania, dos meses estuvimos, y eso de estar fuera une mucho y se comparten muchas experiencias. Además de un gran artista, era una persona admirable, con esa gracia y esa sencillez, y tan buen compañero...", recuerda la artista, que en Voces materializa todo ese cariño en una soleá por bulerías y con unas bulerías, ya con todo el plantel, donde también vuelve a mirarse "en la maestra Carmen Amaya".

"Ellos fueron los primeros que nos enseñaron la manera tal y como nosotros hoy sentimos el arte. Nos mostraron esa riqueza bestial que encierra este trabajo si eres capaz de ser libre", valora la bailaora y coreógrafa antes de resumir con una frase toda esa fuente de enseñanza, todos esos consejos para llegar a la capa "más profunda" de su lenguaje artístico que es la que siempre le ha interesado explorar: "Baila contigo y, si es necesario, contra ti misma".

Con este mantra, que se ha repetido a lo largo de "toda" su carrera, prosigue abriéndose camino Sara Baras que, eso sí, confiesa que "ahora mismo yo bailo para mí, bailo desde el aquí y desde el ahora". Madre de un niño -"está para comérselo"-, la gaditana, que cumplirá 44 años este sábado, opina que ahora baila "mejor que antes" porque valora "otras cosas". "Mi escala de valores ha cambiado y ahora todo lo que hago, lo hago desde el corazón y eso no suele fallar", confiesa Baras, que tiene muy claros sus "principios", a los que sigue "respetando", y uno de ellos es "disfrutar y no olvidar sentir el baile".

"Dios me ha dado un cuerpo agradecido para realizar mi trabajo en la parte técnica. Mi cuerpo me hace sentir fuerte y eso me da mucha confianza porque yo no creía que podía llegar a donde estoy ahora con esta fuerza que tengo. De todas formas, eso no quiere decir que ahora busque correr más; busco bailar desde el corazón, aún mucho más que antes, y eso es mejor", añade.

Desde ese estado mental, Sara Baras, la mujer con un palíndromo por nombre artístico, ha creado Voces. Y por ello quizás no se arruga al afirmar que ella y su compañía "nos gustamos mucho" en este espectáculo. Con un cuerpo de baile "más reducido de lo habitual" porque "el tono íntimo del montaje así lo requería", argumenta, Baras está "muy contenta" con el trabajo de María Jesús García Oviedo, Charo Pedraja, Cristina Aldón, Daniel Saltares, David Martín y Alejandro Rodríguez. Igualmente destaca el trabajo de atrás que para ella es "un trabajo de delante". Así, el cante de Rubio de Pruna, Miguel Rosendo e Israel Fernández; la percusión de Antonio Suárez y Manuel Muñoz Pájaro y las guitarras de su director musical, Keko Baldomero, y Andrés Martínez, se llevan numerosas alabanzas, dirigidas también a Teresa Torres y Javier Cosano (vestuario), a la empresa Ras Artesanos (escenografía), a Óscar Gómez de los Reyes (diseño de luces) y a todos los artistas invitados. Las que dedica a Pepín no caben todas en estas páginas.

Y si a piropear nos ponemos, la tierra y su gente, se llevan "todo el cariño" de Sara Baras que, además, tiene una relación "muy especial" con el Gran Teatro Falla de su ciudad natal, donde se verá este espectáculo en su estreno andaluz. "Volver a Cádiz con un nuevo proyecto siempre me hace mucha ilusión, siempre, siempre, pero es que, además, volver al Falla es muy emocionante porque a nivel profesional y personal allí me han pasado muchas cosas. En el Falla bailé por última vez antes de mi retirada para ser mamá, en el Falla estrené La Pepa, en el Falla regresé a los escenarios, he celebrado hasta mi cumpleaños, y volveré a celebrarlo este sábado también... Es normal que con todo esto se me remuevan muchas cosas por dentro...", afirma la artista, que regresa a los escenarios a casa "con fuerzas renovadas", "ansiosa por gustar". Celebrando el pasado más que llorándolo, con la vista puesta allí, de donde venimos, pero con los pies bien asentados en el presente, el primer paso de lo que seremos.

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