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Y bien, esto es lo que hay

  • José Francisco Fernández publica su traducción de 'Relatos y Textos para nada' de Samuel Beckett desde su versión inglesa, que lanza el sello JPM.

RELATOS Y TEXTOS PARA NADA. Samuel Beckett. Trad. José Francisco Fernández. JPM Editores. Valencia, 2015. 138 páginas. 15 euros.

Si algo podemos confirmar en el siglo XXI respecto a Samuel Beckett (1906-1989) es que su obra, conscientemente reducida, limitada, constreñida y resuelta en el silencio, ejerce, precisamente por esta voluntad de no ser, una influencia ineludible y una presencia constante: al someterse a unas exigencias de tal calibre en lo formal, encontramos que lo que el irlandés escribió no ha dejado de decir desde su muerte; y que, más aún, se muestra dispuesto a significar, con mayor ferocidad si cabe, en el futuro. Cada nueva edición, revisión, rescate, biografía y mero apunte referente al Nobel entraña, también, un acto de justicia a favor del lector español de Beckett, con el que, sin embargo, tantas cuentas pendientes mantiene aún el sector editorial. Precisamente, si alguien ha trabajado en la satisfacción de esta deuda es, en su calidad de traductor, el profesor de la Universidad de Almería José Francisco Fernández: ya en 2011 reveló para el idioma castellano junto al muy recordado Miguel Martínez-Lage la primera novela del autor, Dream of Fair to Middling Women, escrita en 1932 aunque no publicada hasta 1992, bajo el título Sueño con mujeres que ni fu ni fa, que lanzó Tusquets en 2011. Y en 2013, la editorial Confluencias hizo lo propio con su versión de Mercier y Camier, escrita en 1946 y publicada en 1974. Ahora, Fernández brinda su siguiente paso a través del sello JPM con su versión de Relatos y Textos para nada, obra publicada originalmente en francés por Minuit (Nouvelles et Textes por rien) en 1955 y traducida por el propio Beckett al inglés en Stories and Texts for nothing (Grove, 1967). Fernández brinda su traducción desde la versión inglesa de Beckett y no desde el original francés, y este aspecto justifica plenamente la oportuna divulgación de su trabajo: el lector español ha podido leer los relatos del irlandés en ediciones (como la de Tusquets) traducidas del francés, pero es bien sabido que, a la hora de volcar sus escritos del francés al inglés, Beckett no se conformaba con una traducción al uso, sino que reinventaba y recreaba a gusto. Asistimos, por tanto, a un nuevo encuentro con Relatos y Textos para nada, desde una perspectiva abiertamente inédita.

Samuel Beckett volvió a la narrativa breve con Relatos y textos para nada veinte años después de su anterior tentativa, cristalizada en More pricks than kicks (1934) y sólo un año después del estreno en París de Esperando a Godot, su pieza teatral más popular, que, si bien tuvo una primera recepción más bien fría, no tardó en convertirse en un argumento clave de la cartelera europea (en 1955 se estrenó en Madrid y Londres). De modo que el Beckett que se sienta a escribir estos textos ya no es el ignorado y ensombrecido autor del que no habla nadie, sino un nombre que empieza a ir de boca en boca en un medio literario que acierta ya a advertir la magnitud de su obra. Igualmente, los Textos para nada constituyen la primera materia que Beckett alumbró tras el legendario encierro, mantenido desde 1946 hasta 1950, durante el que escribió las novelas Mercier y Camier, Molloy, Malone muere y El innombrable; las obras de teatro Eleutheria y Esperando a Godot y, también, algunos de los Relatos incluidos en el volumen que nos ocupa. Hallamos por tanto a un Beckett fatigado y expuesto, pero también a un Beckett que ha asumido ya con determinación su viaje al silencio (con el tiempo, la dirección teatral se convertirá para él en sustituta del lenguaje para la escritura) y que, especialmente en Textos para nada, deriva sin piedad al resto, a las heces, a la podredumbre, a la ruina que anticipa el vacío. El hombre que prefirió París en guerra a Dublín en paz ha cumplido la profecía que pronunció para sí: otros escribirán cada vez más, él escribirá cada vez menos.

El Beckett de Textos para nada ha dicho ya, por tanto, lo que tenía que decir. Y, sin embargo, aquí vuelve a dar cuenta de su órdago con una precisión brutal: "Sabría yo de dónde vine, no, tendría una madre, habría tenido una madre, y de qué salí, con qué dolor, no, lo habría olvidado, qué es lo que me hace decir eso (...) Sí, tendría una madre, tendría una tumba, no habría salido de aquí, uno no sale de aquí, aquí están mi tumba y mi madre, todo está aquí esta noche, estoy muerto y estoy naciendo, sin haber terminado, incapaz de empezar, esa es mi vida". El narrador adopta la misma lucidez de Malone y del Hamm de Fin de partida y dice al lector lo que posiblemente éste no quiere leer: que no sabemos nada, que no podemos saber nada, que la ceguera es la virtud que mejor nos define como especie. Que la madre de la que uno nace y la tumba en la que uno termina son la misma cosa. Que algo ocurre, que algo nos ocurre; pero no sabemos qué. Y que cualquier distracción de esta evidencia por parte de la cultura, el pensamiento, la religión o la ciencia, cualquier esperanza respecto a una alternativa, causará un dolor más profundo. Y bien, esto es lo que hay. Para vivir ya sólo cabe el deseo de vivir. Lo demás es fraude. El fraude de la literatura.

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