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Cultura

Los artistas miran al público

  • El CAAC acoge hasta mayo 'Públicos y contrapúblicos', una exposición sobre el papel cada vez más importante de los espectadores para completar la experiencia artístical 'Públicos y contrapúblicos'. Hasta el 6 de mayo, en el CAAC. Más información en www.caac.es

El lugar que ocupa el espectador en la cultura visual contemporánea y la toma de conciencia de éste como sujeto activo, un asunto sobre el que críticos y teóricos del arte han reflexionado en numerosos trabajos, es también ahora la inspiración central de Públicos y contrapúblicos, una exposición que reúne en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) un centenar de obras de más de una treintena de creadores. Todos ellos, explica el director del espacio de la Cartuja y también comisario de esta muestra, Juan Antonio Álvarez Reyes, aportan una visión "desde el espectador y sobre el espectador".

Instalaciones, fotografías, performances, proyecciones en vídeo, diapositivas, documentos escritos y formatos más volátiles como el auto-teatro se integran en esta exposición que podrá verse hasta comienzos del próximo mes de mayo y que recoge las principales cuestiones que plantea el profesor de la Universidad de Yale Michael Warner, autor de un ensayo cuyo título da nombre a la muestra.

Y es que en el arte "nunca se parte de cero", explica Álvarez Reyes. Por eso el director del centro quiso poner a dialogar esta propuesta con otras exposiciones ya celebradas y relacionadas con la misma indagación, entre ellas Un teatro sin teatro, que acogió el Macba de Barcelona en 2007, y El arte de la participación, organizada un año después por el Museo de Arte Moderno de San Francisco.

El discurso de Públicos y contrapúblicos tiene una fuerte carga teórica, lo que no excluye la presencia de trabajos con espíritu lúdico. Así ocurre, por ejemplo, con Extraño esperando, una instalación con la que Ant Hampton invita a dos desconocidos (o amigos) a interactuar siguiendo instrucciones dictadas desde un ordenador y transmitidas a cada uno de los participantes por walkie-talkie; con la obra de Tom Marioni, quien ha preparado un pequeño espacio con una estantería llena de botellines de Cruzcampo -marca que patrocina esta pieza- para que varias personas charlen allí mientras dan cuenta de ellos; con Play, de Christoph Girardet & Matthias Müller, quienes han reunido en un vídeo de siete minutos fragmentos de decenas de películas en los que aparecen personajes -actores- haciendo de público y mostrando toda la gama de reacciones posibles en un patio de butacas; o con la videoinstalación The Complaints Choirs Project, obra del dúo Tellervo Kalleinen & Oliver Kochta-Kalleinen, quienes invitaron a coros de ciudadanos anónimos de diferentes ciudades del mundo a volcar sus quejas en una canción hecha por ellos, logrando una divertida y entrañable reformulación de la canción protesta a partir de la acumulación a ratos dadaísta de minucias domésticas y sentimentales.

La muestra se divide en cuatro ejes, relacionados más con los conceptos en que se basan que con la distribución de las obras. El recorrido se inicia con una del catalán Perejaume, una proyección de un telón que se abre una y otra vez, y se cierra con una instalación de la estadounidense Ann Hamilton, tres grandes cortinas azules en movimiento que despiden al visitante; puesto que es la intervención de este elemento escénico la que hace que un grupo de personas se convierta en público o deje de serlo.

En torno a esta idea de apertura y clausura de los espacios de representación gira el primer apartado de la exposición. El segundo, que incluye obras de Danica Dakic, Grazia Toderi, Emma Woluka-Wananbwa, Manon de Boer, Ulla von Branderburg o los españoles Antoni Muntadas e Isidoro Valcárcel Medina, propone una exploración de los distintos tipos de públicos y audiencias y se hace eco de la definición de contrapúblico de Michael Warner, para quien el término se refiere a un público que se enfrenta al público dominante.

El tercer eje se ocupa de los cambios de roles entre actores y espectadores, un proceso vivido a lo largo del siglo XX y durante el cual éstos, voluntaria o involuntariamente, se convirtieron también en protagonistas y desvelaron los mecanismos con los que se construye la representacion, una reflexión arropada por obras de artistas como Dora García, Abramovic/Ulay, Katya Sander o Jérôme Bel. Por último, el cuarto, donde se enmarcan los trabajos de Joseph Beuys, Andrea Fraser, Seth Price o Mark Leckey, tiene como base la escenografía de la comunicación y la recepción del discurso, es decir, la proliferación, por ejemplo, de las conferencias-performance.

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