Cultura

"El impacto del Maestranza en el mundo es muy grande para un recorte tan drástico"

  • La intérprete vasca regresa al teatro sevillano con la ópera 'La Bohéme' · Compagina su agenda lírica con la promoción de su segunda "aventura" de versiones pop, donde se atreve con Nirvana, Sabina y Guns N' Roses

Son las tres y media de la tarde de la animada sobremesa de un restaurante sevillano. Pide un descafeinado solo. No hay postre. No tiene maneras de diva de la música, pero hay sacrificios que debe hacer "por dieta". Ainhoa Arteta (Tolosa, Guipúzcoa, 1964) lleva toda la mañana en los ensayos de La Bohème -la ópera que la trae a Sevilla a partir del 9 de diciembre durante cuatro funciones en el primer reparto- a compás con una jornada maratoniana de promoción de su segundo disco de versiones, Don't give up, de nuevo bajo la dirección de "un alquimista", el productor Javier Limón. Le ilusiona tanto hablar de su rol como la bordadora de flores que creó Puccini, como de esta nueva aventura musical en la que, dice, "las canciones son mucho más dichas que cantadas". Los clásicos de Sabina y Antonio Vega, Peter Gabriel, Charles Aznavour pero también Nirvana y Guns N' Roses -"temas con los que ha crecido mi generación"- se entremezclan en una charla en la que quiere dejar constancia de su indignación por la política de recortes presupuestarios aplicados al Maestranza, "un teatro con una calidad operística" de la que, asegura, se habla en Estados Unidos. La música en todos sus registros mueve la vida de esta soprano internacional que adora el público.

-Summertime, She, What a wonderful world, Se dejaba llevar, Smell like teen spirit... ¿son éstos los temas que escucha en casa?

-Escuchas muchas canciones a lo largo de la vida pero las que perduran son las buenas melodías. En ese sentido, éste es un disco con temas que están en la memoria de todos nosotros. Es un repertorio elegido a dúo con el productor y me he dejado llevar muchísimo.

-Sorprendió su primera incursión en el pop con La vida, ¿fue un guiño para llegar a más público ?

-Fue toda una sorpresa, no sabía a lo que me enfrentaba. A medida que trabajaba me iba soltando y me alejaba más del lírico. Para este segundo trabajo había un compromiso con la discográfica [Universal] para hacer uno de clásico con piano que hemos realizado a la vez y que saldrá en enero... Así que para este nuevo trabajo juntos, Javier Limón no me tuvo que convencer mucho porque, en realidad, era una prolongación del primer disco.

-El tema Don't give up (No te rindas) de Peter Gabriel abre y titula el disco, ¿reivindica aquí su compromiso social?

-Cuando me subo a un escenario, me subo a cantar no a hacer política, pero como cualquier ciudadano estoy comprometida con la sociedad. No soy la típica diva que está ahí metida en el escenario y no ve el mundo... El tema nos vino a la mano y a medida que lo íbamos trabajando nos dimos cuenta de que era el momento por todo lo que dice: que usemos nuestra energía, nuestras fuerzas y, desde luego, que jamás tiremos la toalla.

-Esta versión tiene arreglos flamencos, ¿se atreverá también a llevar este género a su terreno ?

-Yo ahí no me meto, en esta historia lo único que pongo es mi voz y los sentimientos, y el resto, son adornos de Javier Limón. Él está haciendo una grandísima labor en el flamenco que, por cierto, ya era hora de que lo declararan Patrimonio de la Humanidad. Me parece una cultura tan profunda, tan impresionante...

-Con tanto entusiasmo, al final le convencerán para un disco de versiones flamencas.

-No, no, pero creáme que es algo que me apasiona. La grabación del videoclip con Farruco al baile y con ese grupo de gitanos en las palmas fue una experiencia maravillosa. Ahí es cuando digo, "ojalá hubiera sido gitana". Tienen algo de raíz que nosotros ya hemos perdido.

-Otra versión insólita es la de Sweet child of me. Ainhoa Arteta y Guns N' Roses en la misma frase chirría un poco.

-También me chirriaba cuando me lo propuso Limón. Pero es un productor muy abierto y se rodea de magníficos músicos. Luego, él es el alquimista, el que amalgama todo y consigue sorprendernos.

-¿Va a haber gira de este disco?

-No habrá una gira inmensa, pero hay un proyecto en febrero para hacer unos 10 conciertos que tendré que compaginar con mis compromisos de clásico. Hasta 2016 tengo ya firmadas muchísimas actuaciones porque, ante todo, estoy comprometida con mi carrera lírica.

-El próximo 9 de diciembre regresa al Maestranza en el primer reparto de La Bohème, ¿en qué momento se encuentra para dar vida a Mimí, un personaje tan frágil y humilde?

-Es uno de mis roles preferidos. Me encuentro en un momento vocal muy feliz y también de madurez como persona. Tengo un poso y un reposo importante que me ayuda muchísimo a enfrentarme a este tipo de roles que, de alguna manera, están lejos de lo que soy, porque yo soy una mujer mucho más impulsiva y explosiva de lo que pueda ser Mimí. Mimí me entusiasma y me gusta encontrar la Mimí que hay en mí. Me siento un ser extremadamente afortunado por estar continuamente abrazando con mi voz y mis sentimientos a los mejores compositores que ha dado la vida.

-¿Y qué es lo que más le gusta de este montaje respecto a otras versiones?

-Es la producción histórica del Covent Garden de Londres, por la que han pasado los más grandes intérpretes. A nivel visual, es una versión muy bonita, muy clásica y me he encontrado con un reparto muy bueno: estoy enamorada de la voz del tenor Massimo Giordano. Y también es la primera vez que trabajo con Pedro Halffter como director musical y ha sido un placer conocerle. Sólo tengo palabras positivas para el teatro. Lo único que sí me gustaría señalar es que no se debería pasar por alto que, por las situaciones que estamos viviendo, se haya recortado de 13 programaciones de ópera a tres. Acabo de llegar de San Francisco [de interpretar con Plácido Domingo Cyrano] y allí se hablaba de la ópera de Sevilla. En los últimos años, se ha conseguido poner la ópera de Sevilla en el mundo. Y puedo entender que haya un recorte pero uno tan drástico me parece injusto. Creo que se están equivocando muchísimo.

-Al público que es fiel a la programación operística del Maestranza, y a los amantes de la lírica en general, le alegrará escuchar esta queja pública por su parte.

-Lo digo de todo corazón. En dos reuniones que he asistido en San Francisco y en Los Ángeles, se habló como referentes líricos en España de la ópera de Sevilla, aparte del Real y el Liceo. No se pueden pegar esos recortes tan radicales con lo que cuesta llegar a esa ventana internacional. Deberían reflexionarlo un poco más y ojalá me lo escuchen los pertinentes. De acuerdo que económicamente las producciones son costosas... pero es que las entradas para la ópera se venden. En La Bohème ha habido que ampliar una función más, con lo cual, llenazos hay. El impacto social y cultural del Maestranza en el mundo y su imagen es muy grande como para un recorte tan drástico.

-Hablaba antes de que ha trabajado recientemente con Plácido Domingo, ¿cómo lo ha visto tras su regreso a los escenarios?

-Es un Ferrari, pero el Ferrari que corre, el nuevo que le van a poner a Alonso para que gane. Es impresionante su capacidad vocal, su presencia en escena y su generosidad hacia el mundo de la lírica, hacia sus colegas, hacia los jóvenes que empiezan... Él reparte su tiempo no solamente cantando sino dirigiendo y llevando teatros. Creo que no somos conscientes de la magnitud de personaje que es este hombre. Con él, estás con un auténtico monstruo del escenario que te imprime tranquilidad y seguridad a cada momento. El planeta es Plácido Domingo y luego estamos los demás.

-¿Qué papel representan los cantantes líricos españoles en la escena internacional?

-Hay un grandísimo nivel. Hubo una generación que todavía existe, con Kraus, Berganza, Caballé, Victoria de los Ángeles, Plácido, Carreras o Aragall, que han dejado, y muchos todavía están, una estela inmensa. Y ahora, veo una generación que sale, que empieza y que puede ser en el futuro cantantes de primerísimo nivel. Éstas son carreras a largo plazo, lentas, que hay que hacerlas con mucha paciencia y, por desgracia, vivimos en un mundo en el que todo lo que se está imprimiendo es justo lo contrario que se necesita para una buena voz. Es como un buen vino, se tiene que cultivar con los años. Un cantante de ópera empieza a aportar algo interesante a partir de los 40... y no lo digo porque estoy yo ahí. Tengo un consejo de Kraus que nunca olvidaré: "La voz hay que escucharla y nunca obligarla; voz tienes una y teatros hay muchos".

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