La Audiencia de Sevilla ha condenado a dos años de cárcel a un toxicómano que sustrajo el DNI de su madre y suplantó su identidad para hipotecar y luego vender una finca valorada en 396.592 euros, que era un bien privativo de ella.

Una sentencia de la Sección Cuarta de la Audiencia, explica que el acusado Benjamín R.F., entonces de 32 años, tenía necesidad de resolver los problemas económicos que le había ocasionado "una vida desordenada y de consumo de drogas". Consciente de que su madre "no avalaría sus deudas ni vendería su finca", situada en el paraje Dehesa del Rey Carchena de Coria del Río, el acusado sustrajo el DNI de su madre y se personó en una notaría con una mujer que se hizo pasar por ella y firmó un poder para actuar en su nombre.

El 11 de junio de 2008, el acusado acudió a otra notaría con el citado poder y constituyó un préstamo de 25.490 euros con garantía hipotecaria sobre la finca de su madre, y poco después en otra notaría suscribió otro préstamo de 68.000 euros. Más adelante, viendo que no podía cancelar el préstamo en la fecha fijada, el 8 de septiembre de 2008 acudió a una notaría con la misma mujer, que se volvió a hacer pasar por su madre y firmó un poder a favor de Benjamín R.F. que le permitía vender las propiedades de su madre.

La finca fue vendida el 11 de septiembre a una promotora "que nada sabía de las circunstancias relativas a los poderes falsos", según el fallo.

Los jueces imponen al acusado dos años de cárcel por delitos de falsedad en documento oficial y estafa, aplicándole la atenuante de drogadicción porque tal dependencia está demostrada por informes médicos y además "la propia naturaleza de los hechos explica la relación con la situación económica que padecía el acusado y con la solución que buscó". No obstante, debido a que los prestamistas y compradores no fueron parte en el proceso, la sentencia rechaza declarar la nulidad de las hipotecas y operaciones de venta pero el acusado es condenado a indemnizarlos en los perjuicios causados, dado que actuaron de buena fe.

De la misma manera, indemnizará a los herederos de su madre -ya fallecida- en el valor de la finca, con un máximo de 395.592 euros, su precio tasado en mayo de 2009.