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¡Quién dijo que sería fácil!

  • Avispero El Betis inicia el curso en Los Cármenes, lleno a rebosar para ver el estreno del Granada en la élite tres décadas y media después Decidido Jorge Molina está recuperado y Vadillo deberá esperar.

Desde luego, no es la mejor plaza para comenzar la Liga. Pero nadie dijo que la aventura que aguarda al Betis fuese a ser fácil y en Primera División cualquier visita, a buen seguro, tendrá espinas envenenadas como las que asoman según se echa un vistazo fugaz a este duelo de recién ascendidos en el Nuevo Los Cármenes.

Porque el equipo de Pepe Mel ha regresado a Primera, pero en el club de La Palmera este hecho, así como la estancia prolongada en la categoría, apenas son noticia. Empero, el Granada contabilizaba la friolera de 35 años sin pisar la élite cuando lo logró, de chiripa, en los estertores del pasado mes de junio. Y este ascenso, calentado durante el estío con las nuevas gradas y la altísima demanda de carnés, ha puesto al aficionado nazarí más que nunca en estrecha sintonía con un equipo que, además, había dejado un año antes la Segunda B.

El ansia de fútbol al noroeste de la falda de Sierra Nevada es desproporcionada y si ser el primer visitante ya era de por sí complicado, que no se haya disputado un partido por delante (el Granada debería haber visitado al Espanyol en la jornada suspendida) convierte este enfrentamiento en aún más peligroso para el Betis.

Pero es lo que hay. Y de haber tocado en suerte el Camp Nou, San Mamés o cualquier estadio inocuo de la categoría también se hubiesen resucitado historias paralelas. Porque esto es Primera División y los exámenes semanales son ciertamente exigentes.

Con todo, Pepe Mel acude con su tropa bien aleccionada no sólo frente a estos factores exógenos sino ante lo que pueda suceder sobre el césped del campo granadinista. La experiencia del curso anterior, sin duda, no ha quedado en el olvido y el gran muñidor de aquella faena que derivó en un ominoso 3-0 que incluso hizo dudar por el ascenso estará esta noche presto para repetirla. Hablamos de Dani Benítez, uno de los mejores extremos zurdos del país, un puñal por la izquierda que Fabri ha logrado conservar gracias a los buenos oficios de Quique Pina con el Udinese.

Entrando de lleno en el aspecto deportivo, ambos equipos se han reforzado de sobra para afrontar un mismo reto, la permanencia, y mientras que los rojiblancos han realizado ya diez incorporaciones y esperan un par de ellas más, en la acera bética han sido siete los fichajes a la fecha, número que también se verá aumentado. Con todo, Fabri y Mel usarán para este choque a su vieja guardia y apenas dos o tres caras nuevas por equipo podrán verse sobre la hierba.

Este aspecto induce a pensar en un partido de corte similar al del curso pasado, en el que un Betis poblado de medios centro -hasta cuatro alineó Mel aquella mañana de los estertores de enero- trató de llevar la iniciativa y sucumbió frente a la lección de contraataque veloz y eficaz del veterano Fabri.

Pero el técnico madrileño que tan bien rige los destinos del cuadro verdiblanco ha tomado buena nota del episodio y tratará, principalmente con un Chica muy incisivo, que Dani Benítez se vea atado más en corto y, huérfano de Geijo, menos enchufado en la pelea. La presión arriba y en el mediocampo también debería provocar que los balones largos orientados de los zagueros granadinos pasen a ser, simplemente, balonazos rifados sin sentido.

El Betis, por su parte, también tratará de hallar en la velocidad un arma. Jefferson Montero, uno de los recién llegados, se ha revelado como el futbolista más en forma durante el estío y Rubén Castro también sabe hacer daño en carrera. Ambos podrían verse acompañados por el juvenil Vadillo, un auténtico estilete por la banda derecha, si Jorge Molina no diese el OK a la hora del partido. Aunque el portuense, en principio, apenas será un revulsivo para la segunda parte.

Si la pretemporada del Granada ha venido marcada por una inusual irregularidad, con buenos resultados en julio frente a Atlético y Besiktas, la finalizó con un 2-4 ante el Cádiz que lo atiborró de dudas, tras varios compromisos menores saldados con un discreto éxito. En la acera heliopolitana, la escasez de gol ha pesado más que el buen fútbol en los marcadores, pero no en las sensaciones que a últimas horas de hoy debe refrendar, eso sí, con una victoria. Porque los tiempos de laboratorio finalizaron, pese a que los equipos sigan a medio hacer, y las probetas ya entran en ebullición si las fórmulas empleadas no resultan idóneas.

El ritmo de juego también puede resultar decisivo para la suerte final de este envite y, por si acaso, el técnico visitante ya ha puesto el parche al decir que el Betis anda más rodado. No se entiende muy bien esta afirmación, pero ojalá al filo de la medianoche se revele como cierta. Porque tener una marcha más a estas alturas suele ser determinante.

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