Los técnicos de la Universidad de Sevilla no le dan mayor importancia a las fisuras y hundimientos que, como anunció en su día este periódico, aparecieron en la Iglesia de la Anunciación, templo de la antigua Casa Profesa de la Compañía de Jesús. Según el arquitecto y profesor de la Hispalense Ricardo Alario, estos defectos, incluida una grieta que va desde la cúpula hasta el suelo por detrás del altar mayor, son lógicos en una edificación cuya fundación data del siglo XVI. En la aparición de estas fisuras y pequeños problemas tuvo mucho que ver la demolición de la antigua Universidad Literaria y la construcción posteriormente de la nueva Facultad de Bellas Artes.

La Universidad de Sevilla, propietaria del templo desde 1771, tras una de las expulsiones de los jesuitas del reino de España, ya ha comenzado los trabajos previos de investigación y documentación para la restauración integral y puesta en valor del monumento, una intervención que se pretende se atenga a las buenas prácticas patrimoniales y arquitectónicas.

Así, según comentó a este periódico la directora del Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla (Cicus), Concha Fernández, "aunque no son buenos momentos presupuestariamente hablando y una obra integral es inviable", sí se pueden sentar ya las bases para una intervención arquitectónica posterior, cuando se disponga de la financiación suficiente.

En una primera fase, justo la que comienza ahora, se pretende el "conocimiento exacto e intensivo del monumento, tanto del edificio como de las obras muebles que contiene". Por el momento ya han comenzado a trabajar los historiadores, que ya tienen un catálogo muy avanzado sobre las obras de arte que alberga o albergó la Anunciación. Por su parte, un grupo de arquitectos está elaborando una detallada planimetría de la iglesia que aborda todos los aspectos: solería, cúpulas, las diferentes plantas, etcétera.

Algunas pruebas ya se realizaron hace tiempo. Es el caso del estudio acústico, que certifica las "magníficas" condiciones en la Anunciación para combinar el órgano y un coro. Sin embargo, la iglesia, que se ha convertido en algo así como el auditorio universitario para la música clásica, no tiene buenas condiciones para los conciertos de cámara, por lo que se estudia la adquisición de una concha acústica desmontable (una especie de biombo que sirve para proyectar el sonido) que se colocaría sólo los días de concierto. Aun así, según Ricardo Alario, uno de los grandes problemas acústicos de la Anunciación es el ruido exterior, del que el templo apenas se puede proteger por el cancel de madera. Asimismo, se ha elaborado un informe muy avanzados de iluminación medioambientalmente sostenible.

También se tendrán que realizar estudios para conocer el "biodeterioro" de la iglesia, aquel que produce la humedad y los microorganismos que suelen habitar en ésta; de radiación solar, para ver cómo afectan los rayos al retablo y otras pinturas; y de historia arqueológica que aproveche las excavaciones realizadas en la Plaza de la Encarnación durante las obras del proyecto de las setas.

No hay plazos, ni presupuestos, pero sí un esquema detallado de cómo hay que actuar. Una vez finalice esta etapa de estudios e informes técnicos, la idea de la Hispalense es redactar un Plan de Actuación en el que se detallen minuciosamente las intervenciones que se deben acometer, siempre respetando la doctrina existente sobre obras en patrimonio histórico.

Posteriormente se tendrán que iniciar las obras, que se pueden ejecutar de forma integral o por fases (siempre según la disposición presupuestaria de la Universidad de Sevilla). Estos trabajos se realizarán con el principio básico de "reversibilidad".

Finalmente, además del seguimiento lógico de la buena conservación de la iglesia, se redactará un documento final que servirá "tanto de manual de mantenimiento" como de testimonio de lo realizado para las futuras generaciones.