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Los PCPI, una alternativa al fracaso escolar

  • La reforma de Wert pretende cambiar estos programas por una formación profesional básica que anula la posibilidad de obtener el título en ESO. Con el primer curso se consigue el certificado laboral.

Manuel Carmona, profesor del IES San José de la Rinconada, abre la puerta del aula cuando aún no son las 11:30. En pocos minutos acabara el recreo y comenzará la clase. Poco a poco los 15 pupitres van siendo ocupados por alumnos de entre 15 y 19 años. Todos cursan el Programa de Cualificación Profesional Inicial (PCPI) especializado en automoción y mantenimiento de vehículos que se oferta en este instituto desde 1994.

El currículum con el que contaban estos estudiantes antes de acceder a dicho programa es de lo más variopinto: fracaso educativo, absentismo escolar, conflictos en el aula... Los problemas no se limitaban a lo que sucedía en el instituto: "Muchas veces los alumnos sufren situaciones sociales que dificultan su progresión en los estudios. Aquí he tenido adolescentes con adicción a las drogas y otros que han sido maltrados por sus padres", explica el profesor Carmona mientras los alumnos van tomando asiento. Los módulos que él imparte son los que más gustan a estos estudiantes, a muchos de los cuales se les siguen "atragantando" las asignaturas que desarrolla la profesora Teresa Sánchez, más vinculadas con los conocimientos generales de la ESO.

La nueva ley educativa (Lomce) planteada por el Ejecutivo de Rajoy propone un cambio sustancial en los PCPI, que pasarán a convertirse en una formación profesional básica de dos cursos para estudiantes que abandonen la Secundaria con 15 años. Aunque esta modificación no suponga, en principio, una gran transformación de sus contenidos, sí limita las posibilidades de obtener la graduación en Secundaria, una titulación que se alcanza cuando se acaba el segundo curso de los PCPI y que con la reforma estatal se anula.

El IES San José de la Rinconada sólo ofrece el primer curso de estos programas. Su director, Juan Carlos Cobos, explica que la mayoría de los estudiantes que han fracasado en la ESO buscan obtener una cualificación técnica suficiente con estos estudios para insertarse laboralmente o estudiar el grado medio de una FP. "Aunque los hay, son pocos los que luego se matriculan en el segundo curso, que es bastante semejante a uno de Secundaria. Todos quieren lograr el certificado profesional que se concede cuando se aprueba el primer curso". Cobos aclara al respecto que buena parte de los alumnos de dicho instituto que han pasado por el PCPI han sido luego "los más brillantes" en el grado medio de los ciclos formativos.

Pero más allá de la preparación que se consigue en estos cursos, Manuel Carmona incide en "la madurez que el adolescente logra en este programa, ya que se le presta una atención muy personalizada, por lo que el PCPI no se limita a una mera formación profesional. Es una magnífica ocasión para evitar que el joven acabe excluido socialmente".

Los relatos de los alumnos de este programa son un claro ejemplo de la importancia que ha tenido la matriculación en ellos para encauzar una vida que estaba abocada al fracaso de no haber encontrado esta alternativa. Es el caso de Antonio Muñoz Gallardo, de 19 años. Este joven estudiaba cuarto de ESO en el Instituto Carmen Laffón, también en San José de la Rinconada. Ese curso le quedaron dos asignaturas: Inglés e Informática. "Los idiomas no son para mí", añade Muñoz.

Su afición por la mecánica la había descubierto cuando estaba en Secundaria. "Se lo comenté a un profesor y ellos hablaron con mis padres", relata este alumno, quien subraya que su familia "se lo tomó bien, porque ellos querían que estudiara lo que a mí me gustaba". Su futuro más inmediato se lo plantea realizando prácticas de automoción. El responsable de encontrar empresas que ofrezcan esta posibilidad es el profesor Carmona. "Es la denominada Formación en el Centro de Trabajo (FCT), que se desarrollan en el último trimestre", alude el docente. Estas prácticas duran un mes y bastantes alumnos han sido contratados, incluso, después de este periodo.

Antonio Muñoz piensa ya en acabar la FCT y empezar a trabajar. "Quiero ganar dinero cuanto antes y recuperar las dos asignaturas que me quedan de la ESO para lograr la titulación. Hoy día es fundamental tener una formación básica porque la cosa está demasiado mala como para prescindir de ella", añade el joven.

La necesidad de contar con unos mínimos estudios con los que lograr la inserción laboral es algo de lo que se han ido concienciado los estudiantes durante el tiempo de permanencia en el PCPI, como así ratifica José Gutiérrez Rodríguez, que a sus 16 años es repetidor de este programa. Hace dos cursos abandonó los estudios en el IES Carmen Laffón. "Tenía muy mal comportamiento. Incordiaba a los maestros y compañeros. No hacía nada y me había convertido en un alumno muy conflictivo", reconoce Gutiérrez. La situación cambió cuando la orientadora del San José de la Rinconada -donde estuvo el último curso que estudió la ESO- le comentó la posibilidad de matriculase en este PCPI.

En estos dos años ha cambiado su visión de futuro: "He pasado de no importarme nada la formación a esforzarme por presentarme a las pruebas de accceso al grado medio de FP". Este nuevo planteamiento ha satisfecho, especialmente, a su familia: "están más contentos conmigo, sobre todo porque al fin estoy haciendo algo que me gusta". Su escolarización en el PCPI también le ha hecho reflexionar: "ahora valoro el tiempo que perdí cuando no estudiaba en la ESO".

Este pensamiento lo comparte otro compañero de aula, Francisco Antonio Benítez Sánchez, de 18 años. Él también es repetidor del PCPI. Las Matemáticas y Lengua fueron sutalón de Aquiles en Secundaria. A ello se unía su alto absentismo escolar. "Faltaba mucho a clase y no me gustaba nada estudiar", explica Benítez. Su permanencia en la ESO duró hasta el segundo curso. Fue entonces cuando un amigo le habló del programa mediante el cual podían obtener el título laboral y le sugirió que se matriculara. "Mis padres desconfiaban de que yo me apuntara por mi cuenta a algo que supusiera seguir en el instituto. Hasta que no les llamó la dirección para confirmáselo no se lo creyeron", asegura este estudiante.

Benítez ya tiene planes de futuro. "Me gustaría hacer el grado medio de FP y luego el superior". Asegura que en los dos años que lleva en el PCPI no sólo ha recibido formación técnica, sino que "me han enseñado a saber comportarme y me han transmitido muchos valores que me permiten estar integrado en la sociedad actual como un ciudadano más". A sus dos hermanos que se encuentran ahora es Primaria y Secundaria les aconseja que "nunca abandonen los libros". "Hay que hacer todo lo posible para seguir estudiando y no abandonar nunca el sistema educativo y para eso están estos programas".

Iván Rico Ruiz, de 17 años, repitió dos veces el segundo curso de la ESO. Nunca aprobó las asignaturas de Lengua y Sociales. La orientadora de su instituto fue la que le aconsejó estudiar un PCPI, una posibilidad que contó con el visto bueno de los padres desde el primer momento. "Por lo pronto quiero presentarme a los exámenes libres para conseguir la titulación de Secundaria y también acceder a un grado medio de FP", añade Rico, que cuenta con bastantes posibilidades de encontrar trabajo cuando acabe su formación, ya que hay miembros de su familia que tienen un taller de mecánica.

El desarrollo de las clases en un PCPI no es tan rígido como el de la ESO. Manuel Carmona explica al respecto que "hay que partir del hecho de que estos alumnos arrastran grandes problemas de concentración. Les cuesta mucho atender lo que les dice el profesor, por lo que siempre hay que situarse en su contexto y desde ese nivel intentarlos llevar al sistema convencional". Para ello la dirección del IES San José de la Rinconada les otorga "libertad" a la hora de organizar las clases tanto a su compañera Teresa Sánchez como a él. Así, mientras que uno de los docentes imparte una asignatura, otro puede estar con un grupo más reducido enseñándoles otra materia en la que necesitan "refuerzo".

El director del instituto, en un informe reciente, aseguraba que ambos profesores se encuentran al frente de "un proyecto muy completo", ya que atienden, "no sólo casos de alumnos de deficiencia mental y problemas motores, sino a jóvenes en grave riesgo de exclusión social, derivados de Asuntos Sociales, Fiscalía de Menores, cumpliendo a veces trabajos sociales para la comunidad por delitos de robo o consumo y tráfico de drogas".

El citado informe incide en que estos objetivos no serían posible sin "un altísimo grado de implicación personal de los profesores", ya que no sólo se asiste a los alumnos académicamente, sino que se preocupan de su reinserción social a través de la incorporación a la vida laboral. Por este motivo, el profesor Carmona incide en la necesidad de que "los docentes que impatan un PCPI sean permanentes y no el último interino que llega a un centro".

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