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De la Giralda a la torre Eiffel

DIPLOMÁTICO consorte, Hervé di Rosa (Sète, Francia, 1959) va con sus pinceles por los destinos consulares de su esposa Victoire, hija de un vasco de Buenos Aires a la que conoció en México y a la que siguió en las misiones que el Gobierno francés le encomendó en Miami -donde nacieron sus hijas gemelas Tess y Antonia-, París, Sevilla y a partir de septiembre Lisboa.

En 1992, este pintor francés expuso por primera vez en Sevilla, en el Alcázar. Y no imaginaba que muchos años después iba a vivir en esta ciudad con la mujer a la que conoció cuando fue invitado a la capital mexicana a dar una conferencia sobre arte y toros. En Sevilla cumplirán diez años sus hijas pequeñas. En Francia viven sus otros tres hijos: Vincent y Theo, como los hermanos Van Gogh, y Carmen, premonición o secuela de la fascinación que iba a sentir por la ciudad en la que le atraparon la Semana Santa, los toros, la Feria y el flamenco.

Pero Hervé di Rosa no se va a ir del todo de Sevilla. En cierta forma, va a actuar como embajador cultural de su ciudad adoptiva ante sus paisanos. El 13 de septiembre de este año inaugura en una galería parisina la exposición Pasaje de los Azahares, así titulada porque todos los trabajos que mostrará han salido del taller que ocupa junto a la plaza de San Andrés. En París se verá el palio de la Macarena, el Cachorro pasando por el puente de Triana, una cofradía junto a las setas -Seta es el nombre occitano de su ciudad natal-, los Reyes Magos o una bulla inspirada en la Entrada de Cristo en Bruselas del belga James Ensor.

La segunda embajada de Hervé di Rosa tiene un valor más sentimental. Sète, ciudad portuaria de la región de Languedoc-Rosellón, es de donde partió el barco Sinaia lleno de exiliados españoles -entre ellos el poeta Pedro Garfias- que fueron acogidos en México por el presidente Lázaro Cárdenas. En la patria chica del escritor Paul Valery o del cantante Georges Brassens, el pintor Di Rosa creó el año 2000 el MIAM (Museo Internacional de Artes Modestas). "Hay un tipo de producción artesana o industrial que para el artista contemporáneo es tan importante como Rembrandt y Velázquez". Junto a sus cuadros, el taller está lleno de objetos infantiles: Batman, Pokémon. El museo de su ciudad natal organiza dos exposiciones anuales. Entre abril y octubre de 2014, con Hervé di Rosa en tareas de comisario, treinta artistas sevillanos participarán en la muestra Fin de Fiesta en Sevilla. "Soy amigo de pintores como Curro González o Pilar Albarracín y el CAAC me va a prestar algunas piezas".

La Semana Santa de Sevilla le sirvió para ahondar en sus trabajos sobre el barroco que descubrió en México "y aquí tiene su centro telúrico, con unas variantes casi iconoclastas". Con la ayuda de una francesa de Nimes que aprendió el oficio con las bordadoras de la Macarena, va a presentar una serie de esculturas que no muestra por pudor y respeto. "El arte contemporáneo tiene un componente de ironía y de cinismo y yo no quiero dañar los sentimientos de nadie". Madonas muy personales, de cinco cabezas de resina y poliéster.

En el Jueves compró una serie completa de portadas de Feria y con ellas hizo un collage que también estará en la galería Louis Carré de París. Feria en Sevilla es sinónimo de toros, una pasión "de la que es muy complicado hablar en Francia. Allí es un mundo más intelectual, aquí tiene más tradición de campo". Estuvo el domingo en la apoteosis de El Juli sobre la lluvia y no pierde la esperanza de ver algún día una buena tarde de Morante en Sevilla como la que le vio en Nimes. "Con Victoria, mi mujer, hemos ido a Badajoz y a Linares a ver a José Tomás". Jacques Durand, crítico taurino del diario Liberation, le transmitió y documentó la pasión por la Fiesta.

La cuarta pata de sus pasiones sevillanas es el flamenco. "Hace falta una vida entera para entenderlo. Me ha introducido mucho el bailaor Andrés Marín". Descendiente de napolitanos por parte paterna (los Di Rosa) y de catalanes por la materna, con tal elenco de fijaciones estéticas no hay sitio para una disyuntiva más local, si bético o sevillista. Ni siquiera sabía ayer que el Barcelona jugaba en París. "Como dijo Winston Churchill: No sports. Y eso que el año pasado hice el cartel de Roland Garros y pude ver los dos partidos de semifinales, la primera vez que veía jugar al tenis en mi vida. Y hace años me invitaron a vivir una etapa del Tour de Francia desde el coche del director. Creo que fue el año del motín de Marco Pantani. Pero esas cosas le gustan más a mi padre, un fanático de los ciclistas belgas y de Indurain".

Curro González, Andrés Marín o Rodrigo de Zayas son algunos de sus asesores en los misterios de esta ciudad que ha hecho suya. "Igual que ahora voy a París cada quince días, el nuevo destino de mi esposa, Lisboa, está relativamente cerca, no es Estocolmo o Buenos Aires". Tiene los viajes en los genes. Su suegro, el vasco rioplatense, vino desde Argentina para alistarse en la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y les dejó una casa en Mauleon, en el País Vasco-Francés. Su padre era ferroviario. El entorno laboral que describía Jean Renoir, cineasta e hijo del pintor impresionista, en la película La bestia humana que protagonizó Jean Gabin.

Septiembre de 2013. Abril de 2014. Sevilla tiene dos citas en Francia gracias al hechizo que la ciudad ejerció sobre este pintor itinerante, hijo de una ciudad donde vio marchar los barcos y pasar los trenes. En la ciudad adoptiva de Pablo Picasso expone ahora, colas inmensas, Salvador Dalí. ¿Las dos Españas? "Sí, pero no en un sentido ideológico, sino más estético y geográfico. Picasso es un artista francés y Dalí un genio español. Igual que Miró". Curioso legado. El andaluz simboliza lo francés y los catalanes lo español. "En la escultura, la gran influencia en Francia, además de norteamericanos como Richard Serra, es de los escultores vascos, Oteiza, Chillida".

Con veintipocos años, en 1983, Hervé di Rosa se fue a Nueva York. "Después de los setenta, tan conceptuales, tan minimalistas, en los ochenta cambian los cánones". En esa época vende mucho y viaja más. "Aprendí técnicas autóctonas en Vietnam o en Bulgaria". Fruto de un aprendizaje cosmopolita es esta Sevilla sincrética condensada en sus cuadros por un embajador oficioso, diplomático consorte.

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