TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Historia de la crisis

Macarrón solidario, elogio de la bondad

  • Una familia sevillana cocina cada domingo medio centenar de platos, macarrones con carne y tomate, para repartirlos en la calle entre los más necesitados.

"Sentimos impotencia porque queremos hacer más por ellos. Algunas historias son muy duras". Anitsa Fernández describe sus sensaciones al término de cada jornada dominical, tras repartir más de medio centenar de platos entre los más necesitados, un creciente número de personas que vive en plena calle.

Salvador Silva y Anitsa Fernández cocinan cada domingo macarrones con tomate, junto a sus hijas, Daniela y Cecilia. En su casa, en Camas, se reúnen con voluntarios que, cada semana, se suman a su causa. "Recibimos la ayuda de otras familias y de personas que contactan a través de facebook con nosotros para sumarse a esta iniciativa solidaria", comenta Salvador. Cada domingo la ayuda no falla. Algunas empresas donan macarrones; otras, bebidas o, los platos de plástico en los que sirven la comida.

Cada domingo, un auténtico elogio de la bondad comienza a gestarse a las once de la mañana, cuando Anitsa y Salvador comienzan a cocinar los macarrones con tomate y carne. Siempre están acompañados. A veces por desconocidos; en otras ocasiones, son amigos. El pasado domingo esta ayuda vino de Texas. Un grupo de estudiantes de Nutrición y Trabajo Social, junto a su profesora, acompañaron a esta familia tanto en la elaboración de la comida como en el reparto. Tras cocinar durante toda la mañana en la casa de Anitsa y Salvador, el grupo cargó los platos de macarrones en un carrito de la compra y en bolsas dispuestos a coger el autobús que los dejó en Plaza de Armas. Desde la Barqueta hasta el Puente de Triana con parada en el Arenal. Un trayecto corto pero cargado de generosidad. Esta familia explica que no es necesario buscar mucho para encontrarlos. Casi siempre son los mismos. "En casos puntuales también intentamos facilitar algo de ropa o de medicinas", reseña Anitsa, mientras tira del carrito lleno de platos de comida. Este movimiento denominado Macarrón Solidario lo inició otra familia en Valencia hace ya cuatro años y se está extendiendo por otras ciudades. En Sevilla lo iniciaron Salvador y Anista el pasado 24 de febrero. Otras familias en Jerez de la Frontera y en Mérida también se han sumado a esta iniciativa. "Desde hace tiempo teníamos la intención de entrar en algún proyecto para tratar de ayudar y un día, en un programa de radio, escuché esta idea, el Macarrón Solidario, y lo iniciamos por cuenta propia", explica Salvador. Sus hijas Daniela, de ocho años, y Cecilia, de 20 años, también participan.

Poco después de las dos de la tarde, esta familia acompañada por las estudiantes estadounidenses que forman parte en un programa de intercambio universitario, llegó a uno de los puntos claves de reparto. A pocos pasos del Puente de Triana un grupo de personas sin hogar esperaban a Salvador y a Anitsa. "Aún no hemos comido, estábamos esperando vuestros macarrones", comentaron. Entre este grupo, inmigrantes y españoles, personas mayores y jóvenes. Alonso, onubense de 24 años, explica que comenzó a vivir en la calle a los 14. "Mi madre me echó", recuerda. Este joven explica que sin ayuda es imposible salir de la calle. "No tienes trabajo pero si lo encuentras ¿cómo te duchas y te vistes para ir a trabajar si no tienes nada, ni familia que te ayude?, sin ayuda es imposible salir de aquí. Nadie quiere estar en la calle". Tras repartir sus macarrones, Salvador y Anitsa continuaron su ruta, en el Arenal. Su despedida: "El próximo domingo volveremos".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios