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los invisibles · Jak Vauthrin

"Soy un apátrida de lujo, tengo las nacionalidades de mis tres hijos"

  • Ha sido protestante, musulmán y es católico. Nació en París, vivió en Buenos Aires, estudió Arquitectura en Suiza, aplicó sus conocimientos en África y vive en Sevilla.

EUROPEO de cuna, pasó la infancia en América y se especializó en arquitectura africana. Jak Vauthrin (París, 1948) ha ganado dos veces el Aga Khan de Arquitectura por dos obras: un hospital en Mauritania y un instituto panafricano en Burkina Faso.

-¿Cómo es la casa del príncipe Aga Khan?

-El príncipe reside en su avión.

-¿Qué tiene ese hospital?

-Se hizo con materiales locales. En esa zona de Mauritania no hay leña pero hay mucho arroz, los ladrillos y la cal los hicimos cociendo las cáscaras de arroz.

-¿De dónde se siente?

-Soy un apátrida de lujo. Una hija sevillana, un hijo francés y una hija suiza. Tengo la nacionalidad de mis tres hijos. En Europa Central puedes nacer en un sitio y tener la nacionalidad en otro.

-En vez de irse a África, su continente profesional, va a América.

-Cuando tenía ocho años, mi familia tomó un barco y nos fuimos a Chile, Argentina y Brasil. Un niño no se da cuenta. Irse a Chile desde París era como cambiar de barrio. Hay otros niños, otros juegos, otro idioma que un niño lo aprende en tres meses.

-¿Le enriqueció?

-Muchísimo. Vivíamos en Río de Janeiro y en Sao Paulo y volver a París fue una decepción. Una mierda de ciudad para un niño. No tenía jardines, no tenía playa, no podías jugar al fútbol. Todo gris, hacía frío. Dramático. Todas las noches llorando y preguntando cuando volvíamos a Brasil.

-¿Cómo surge su interés por la arquitectura africana?

-Por la implicación de mi padre en la cooperación internacional. Estudié Arquitectura en Lausana y al terminar me fui a Senegal. Empecé a trabajar en proyectos con jóvenes arquitectos africanos, los pocos que había. Había un arquitecto en Mauritania, cero en Malí, dos en Burkina Faso, tres en Senegal.

-¿Cómo se implica?

-Con la ayuda de gente de Naciones Unidas creamos la Asociación para un Desarrollo Natural de una Arquitectura y un Urbanismo Africanos. Con sede en Ginebra, llegamos a tener 300 empleados. La sede se mudó a Uagadugu, la capital de Burkina Faso.

-¿Cómo descubre España?

-Mi padre nos traía de vacaciones y él aprovechaba para tener reuniones con los sindicatos en la lucha contra el franquismo.

-¿Por qué elige Sevilla?

-Estaba más cerca del continente africano y seguía en Europa. Empecé a trabajar en un proyecto de arquitectura y vivienda con Jaime Montaner y José Ramón Moreno. Llegué sin conocer la ciudad, los míos sin hablar español. Yo con mi acento argentino.

-¿La Sevilla arquitectónica?

-Una ciudad vieja, no tenía inmuebles nuevos. Una ciudad del siglo pasado que miraba solamente a su pasado. Me interesó el aspecto humano. Desde pequeño aprendí que lo lejano de un país son las horas de avión y ya está.

-¿Hay algo en Sevilla, en ese pasado, de arquitectura africana?

-Para nosotros África es negra. Marruecos para el europeo no es África. Es el imperio romano, la cuenca mediterránea.

-Coordinó un libro de mezquitas de Malí...

-He sido musulmán durante veinte años. Las mezquitas de Malí están hechas de tierra. Después de la temporada de lluvias, se repone el barro y se celebra una fiesta, una kermese. Si un pueblo se va, la mezquita no sirve y desaparece. En Europa vemos la casa como una cosa perenne. En África la casa se construye y cuando los niños se van ya no hay tanta necesidad de casa.

-¿Sevilla mira ahora al futuro?

-El problema de Sevilla, y de otras ciudades españolas, es que no tienen urbanistas. Se trabaja a impulsos del deseo de un alcalde de hacer esto o lo otro. Lo que no me gusta es la arquitectura sexista. El hombre, por su sexo, quiere mostrar la fachada, sólo les interesa la fachada. La Alameda es una zona muy viva. En las setas no está resuelta la plaza que está encima, donde no vive nadie. Concibo la arquitectura como una relación de amor entre las personas y hay mucha arquitectura que mata la vida.

-¿Tiene arquitectura local?

-Normalmente pasaba dos tercios del tiempo fuera de Sevilla y el resto en proyectos de cooperación. En la Junta o en Madrid, la cooperación no existe, se concibe como la obligación de la limosna. te dan un dinero porque han decidido que el proyecto es bueno, te dicen buenas noches y si no llegas, te matan. No hay intercambio de ideas.

-¿Qué le atrae de Cuba?

-Cuba es negra y el poder blanco.

-¿Sevilla era su destino?

-Estoy dudando entre Canarias, porque está a dos pasos de Mauritania y me gustan las islas, o Toulouse, donde está una hija.

-¿Argentina o Alemania?

-He dado conferencias en Berlín, en Fráncfort, pero cuando te haces mayor los souvenirs son mucho más lindos y yo iba a la escuela en Buenos Aires. No llegó a un año, pero me marcó.

-¿Dejó de ser musulmán al ver la Semana Santa de Sevilla?

-Crecí en un país como Suiza, medio católico, medio protestante, calvinista. Viví cinco años en Mauritania y me hice musulmán para comprender mejor las cosas. La religión es una ayuda para el creyente que el santo no necesita. Abandoné la religión musulmana con la situación política actual, con este apogeo saudí de la religión de los sabios y los letrados que cala en los imbéciles.

-Ha sido protestante, musulmán y católico...

-La Iglesia en Sevilla lleva dos siglos de retraso. Yo soy un poco anarquista en todo, en mi arquitectura, en mis novelas y también en mi vivencia de la fe. Voy a misa todos los días menos los domingos porque es obligatorio. Tampoco voy los sábados porque vale para el domingo.

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