puntadas con hilo

La Sevilla única del alcalde

  • Ésta es una ciudad con la que muchos piensan que hay que morir, un sentimiento que explota siempre cuando el elogio viene de fuera y que ayuda a potenciar dentro un conformismo singular

LA ciudad de Sevilla es única. Como la procesión de la Virgen de los Reyes, dijo el pasado viernes Juan Ignacio Zoido. Un alcalde también sin igual al que le apasiona su ciudad, por lo que no le sorprende que Sevilla sea de las mejores urbes del mundo para quienes la visitan. Para ser más exactos, la séptima, según el ranking elaborado este mes por los lectores de la prestigiosa revista Travel and Leisure.

Hay algunos que dudan de la validez de estas encuestas y otros que piensan que con Sevilla hay que morir, lo diga quien lo diga. Claro, que no es lo mismo que lo digan fuera que dentro. Pocos sevillanos habrá a los que no se les ponga el vello de punta con los vídeos promocionales curradísimos que el Ayuntamiento de Sevilla difunde en Youtube. Pero ésos son productos para vender fuera, para mirarse el ombligo y fardar de ciudad. En clave local, a pie de barrio, la loa puede desencadenar una auténtica tormenta. Ocurre ya en las redes sociales, donde es más fácil perder el respeto y donde no hay que mirar a los ojos al alcalde para decirle que Sevilla no es sólo el Alcázar, la Giralda y la Torre del Oro, también El Vacie. O que se deje ya de poesía y quite la zona azul, que Viapol parece Chernobyl desde que pintaron los bordillos, por citar un tema polémico que tal vez Zoido no ha sabido calibrar en esta recta final del mandato. ¿Que no? Si hay consenso con los vecinos para la ampliación de la zona azul, tal y como defiende con firmeza el alcalde, ¿cómo es que el 73% de los sevillanos rechaza la medida según el último barómetro de la ciudad publicado hace unos días? Vuelta a lo mismo. Y para qué sirve un sondeo, deben pensar algunos en el gobierno municipal. O no, y quizás sean datos científicos que expliquen el rictus serio del alcalde y algunos concejales en el pasado cortejo de la Virgen de los Reyes.

Las procesiones han sido en estos últimos tres años un gran termómetro para el alcalde y su equipo, que confirmó que la zoidomanía que reventó las urnas en 2011no era marketing cuando fue vitoreado durante horas en su primer Corpus tras el paso de la Custodia. Otra cosa única, nunca se había visto algo igual. Ni se ha vuelto a ver desde entonces. La euforia ha ido decreciendo, era lógico, y ya en el pasado Corpus, el último del mandato, Juan Espadas, el rival socialista al que poquísimos conocían en 2011, se pavoneó por las calles del centro henchido de satisfacción. Y es más, el pasado viernes hubo más de una señora que piropeó incluso al portavoz socialista, "por guapo".

En fin, cosas que pasan y se palpan en la calle, donde Zoido sigue teniendo tirón, el que le proporciona su cercanía con el pueblo, que para eso hay que servir. Y sirve. Pocos como él son capaces de retratarse con las monjitas de San Leandro jugando al baloncesto. Qué espectáculo. Y el arte es que él sólo fue el mediador, las canastas y balones que se llevaron al convento para el disfrute de las hermanas los puso la Federación Española de Baloncesto, que preside su amigo Pepe Sáez, una iniciativa entrañable, sí, pero que ha sido por ahora el mejor spot publicitario para el Mundial de Baloncesto que se dispustará el mes que viene en Sevilla. Marketing de bajo coste que ha permitido que el vídeo dé la vuelta al mundo. Las cosas de Zoido, que tiene la habilidad de hacer política sin parecer un político. Por eso se puso los pantalones cortos para pelotear un rato con Rafa Nadal en la última Copa Davis. Y, probablemente, al margen de la estrategia, en el fondo de la foto con las monjas hay un empeño personal, un compromiso adquirido con las religiosas en una visita anterior. Quizás no pueda salvar el cenobio de la ruina, pero, entre yema y rezo, las jóvenes africanas podrán encestar en el recreo. Eso sí está en su mano. Es una extensión de la micropolítica que ejerce con acierto.

Otra cosa es que esta marca Zoido, también única, mantenga siempre su eficacia. El último barómetro socioeconómico de la ciudad que algunos se resisten a creer apunta que sólo dos de cada diez sevillanos opinan que Sevilla ha mejorado desde que el PP cogió el bastón de mando. Un 30% asegura que va a peor y la mitad dice que ni fú ni fá y vaya a saber qué pasará en las próximas elecciones.

Y a todo esto, es perfectamente verosímil que Susana Díaz decida anticipar las elecciones autonómicas y que la maquinaria trastoque por completo el escenario que, por ahora, parece controlar el alcalde.

A falta de grandes proyectos, pues ya ni siquiera los que se pudieran desbloquear -en el argot de Zoido- en este mandato verán la luz, quien se vendió como el alcalde del empleo -que gran desacierto tuvieron los asesores- tendrá que presumir de ser el que bajó los impuestos y saneó las cuentas municipales. Y así lo avanzó ya en julio en el debate de la ciudad: el año que viene eliminará la tasas de basura para los locales vacíos y menores de 20 metros, así como la tasa de apertura de negocio e implantará bonos de Tussam anuales y para estudiantes con rebajas de precios de hasta el 60%, por ejemplo. La oposición se teme que los anuncios fiscales lleven letra pequeña y el gobierno, que llegue la campaña electoral sin tiempo para que el ciudadano haga los cálculos de cuánto se ahorrará a fin de mes.

Este agosto fresquito y único en Sevilla atraerá seguramente a muchos turistas y volverá a romper las estadísticas. Algunas malas lenguas dicen con sorna que las campañas de Gregorio Serrano para que los reyes magos veraneen en Sevilla son tan eficaces que incluso han logrado bajar el mercurio. Pero, visto que la estancia media no supera dos días y que los vuelos que aterrizan son de bajo coste, a lo mejor al auge del turismo tampoco es la tabla de salvación de la ciudad. Y, además, ahora sale el Puerto con que si la zona franca es inviable y los promotores del gran auditorio para los conciertos de Beyoncé, entre otras estrellas, no parecen tener tampoco mucha prisa. Y a la maraña de Ikea, la Gavidia y Altadis le sigue quedando por desliar. Por cierto, ¿cómo le va a la primera tienda de Cotsco en la Europa continental?

Sevilla es única, sí. Y su alcalde. Pero también los sevillanos, por eso el escenario de 2015 es tan imprevisible. Hay una Sevilla que aplaude y comparte el amor de Zoido por su ciudad y otra que flipará viendo el Alcázar en Juego de Tronos. Y muchos sevillanos que hoy bajo la sombrilla piensan que, bueno, se podía estar peor. Que hay paro y faltan oportunidades pero que como en Sevilla no se está en ningún sitio.

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