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Sevilla

Jesús, María y José, un barrio en el ostracismo

  • Vecinos y comerciantes anhelan llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento que permita poner en marcha un plan integral de reforma aprobado en 1995.

El olvido reina desde hace más de 27 años en el barrio Jesús, María y José (una isla triangular que limita con la Avenida de Andalucía, el Parque Amate y la SE-30), en el que malviven hasta 50 familias bajo la indiferencia absoluta y endémica de todos los equipos de gobierno que han ido pasando por la Alcaldía.

Todo comenzó en el año 1946, en la misma zona de lo que antaño fueron los terrenos de la Hacienda de Amate, con la transformación del suelo rústico en urbano con la total ausencia de un proyecto urbanístico. Los usos agrícolas dieron paso con el tiempo a pequeñas industrias y talleres. En 1987 saltó la sorpresa, entre los planes del Ayuntamiento (encabezado por Manuel del Valle Arévalo) estaba derribar el barrio en su totalidad. En ese mismo momento tuvo su origen la lucha, que aún dura, de la Asociación de Vecinos Hércules y de su presidenta, Esperanza Jiménez: lograr que el Consistorio legalizara sus viviendas, arreglara sus calles y les diera acceso a los suministros de agua y luz.

Un primer paso se dio con la aprobación definitiva en 1995 del Plan Especial de Reforma Interior Amate-I, que resolvía urbanísticamente el futuro de la barriada. Para ello, los vecinos tenían que asumir su parte al liberar los terrenos y construir sus casas y el Ayuntamiento haría las calles. "No se ha hecho nada en todo este tiempo. Muchos residentes han tirado la toalla al aceptar la expropiación de sus inmuebles y marcharse fuera. Esta es la estrategia que vienen siguiendo los políticos, y lo están logrando", denuncia Esperanza Jiménez, que recuerda como Alfredo Sánchez Monteseirín derribó varias viviendas para hacer calles y construyó once casas nuevas en régimen especial de venta en terrenos expropiados a los vecinos.

La última reunión con los técnicos de Urbanismo tuvo lugar el pasado mes de junio. En ella se ofertó a los propietarios pagar 67 euros por metro cuadrado más gastos de tramitación por la liberalización de sus inmuebles. La asociación no ve con malos ojos el precio (ya que en pleno boom inmobiliario era el doble), pero quiere que sea una cifra cerrada y pueda ser abonado en plazos más largos. "Nunca entenderé como se pierden todas las semanas fondos europeos y a nosotros nos piden que paguemos por unas viviendas que hicieron nuestros padres con sus manos", lamenta la presidenta de la Asociación Hércules, que tuvo incluso que vivir el mal trago de ver su casa derruida y dejar un tiempo el frente vecinal aburrida de no encontrar una solución.

Ante esta situación, el hartazgo en los vecinos y propietarios de los locales del barrio es notorio. "A mí no se me pasa en ningún momento moverme de aquí", señala el farmacéutico de la calle Amor, Alejandro Palma del Moral, quien se muestra dispuesto a pagar la expropiación "para acabar con esta pesadilla", y espera que el acuerdo llegue pronto para poder reformar su negocio, ya que no puede realizar la obra de ampliación que demanda su volumen de negocio desde hace muchos años.

Las actuaciones previstas en el Plan Especial de Amate-I permitirán reactivar la concesión de licencias de obras, en la actualidad congeladas, para la rehabilitación privada de las viviendas y locales. La venta y el alquiler también se encuentran frenados hasta nuevo aviso. Esa medida afecta entre otros a uno de los propietarios de la nave que antes ocupaba Muebles Mudeco, José Manuel Lacañina: "Llevamos mucho tiempo con lo mismo. No podemos hacer nada, tenemos las manos atadas".

Nadie confía en que la historia tenga un final feliz. El pesimismo recorre las calles de una barriada que lleva en la oscuridad desde el mismo día que fue creada, hace seis décadas.

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