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La decadencia de los Bomberos

  • La ausencia de los Bomberos de Sevilla en el simulacro del aeropuerto y la supresión de nueve vacantes reflejan la deriva actual a la que se dirige un cuerpo que en su día fue pionero.

El servicio de Bomberos del Ayuntamiento de Sevilla está descabezado y sufre una desorganización interna que se ha ido agravando con el paso de los años y las jubilaciones de los mandos. Actualmente apenas queda una estructura de mando y en las últimas semanas dos hechos han venido a confirmar la decadencia de los Bomberos municipales, al tiempo que han generado un profundo malestar en la plantilla. El último es casi anecdótico, pero revela como mínimo una falta de interés por parte de los responsables municipales hacia los agentes del servicio de extinción y salvamento. Ninguno de los miembros de este cuerpo participó en un macrosimulacro de accidente aéreo organizado en el aeropuerto de San Pablo. Sí fueron los Bomberos del aeródromo y los voluntarios del parque de la Rinconada, pero los de la capital ni siquiera fueron informados.

El otro hecho es la amortización de nueve plazas vacantes para que las gane la Policía Local. Esta decisión no se comprende demasiado, puesto que la carencia de efectivos que padecen los Bomberos es casi igual de elevada que en la Policía. De hecho, la falta de efectivos obliga a duplicar las horas extraordinarias, con el consiguiente coste para las arcas públicas. Con la supresión de nueve plazas, el Ayuntamiento lanza un mensaje claro de desinterés hacia este servicio municipal. El Sindicato Andaluz de Bomberos (SAB) lamenta que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, no haya cumplido ninguno de los puntos de su programa electoral relacionado con los Bomberos.

El primero de ellos hablaba de la "revisión de la situación laboral de la plantilla, atendiendo a la adecuación del tamaño de la misma y de las funciones asignadas a las necesidades de la ciudad, y la formación y preparación física de sus profesionales, así como los procesos de promoción interna". Para el secretario general del SAB, Juan Carlos Bernabé, el mandato de Zoido se ha caracterizado por la eliminación de la estructura de mando, ya que muchos jefes se han jubilado y sus bajas no se han cubierto. Buena parte de los jefes están en comisión de servicio y sin sus plazas, esperando a que se haga una nueva relación de puestos de trabajo (RPT).

Actualmente, los departamentos de Medios Técnicos y de Informes y Proyectos están vacíos y el jefe de extinción está desbordado porque asume todo el trabajo del resto de departamentos. En Informes y Proyectos, sección que se encarga de inspeccionar los locales para conceder licencias de apertura, sólo hay un técnico cuando antes había cuatro, de ahí que ésta sea una de las causas que demoran mucho la concesión de licencias para los negocios. De cara a la Navidad, los Bomberos no tienen capacidad ni personal para inspeccionar todos los cotillones y las fiestas de fin de año.

En el capítulo de formación, los Bomberos no han recibido un solo curso en el último año, por 17 que el Ayuntamiento ha otorgado a la Policía Local. En cuanto a formación interna, el jefe de la academia se jubiló y su puesto no ha sido cubierto, por lo que las 40 horas mensuales recogidas en calendario no se imparten. Tampoco hay una obligatoriedad de hacer ejercicio físico, algo que también se recoge en el calendario laboral. En cuanto a los procesos de promoción interna, las vacantes de mandos se cubren con comisiones de servicio y se corta la promoción.

Otro de los puntos importantes del programa era la construcción de un nuevo parque central en las instalaciones militares de Eduardo Dato, dejando el actual para las oficinas y el museo del cuerpo. No se ha construido un nuevo parque y se ha reformado el antiguo, en el que el museo ni siquiera está proyectado. Pero quizás la promesa estrella era el parque fluvial, que permitiría atender no sólo el río, sino llegar con más rapidez a los siniestros en Triana y Los Remedios, sin la necesidad de cruzar puentes. Este asunto ni siquiera se ha planteado. El SAB insiste en que varios de los ahogados de los últimos años podrían haber sido rescatados con vida si hubiera un parque en el río.

Tampoco se han creado los grupos especiales de intervención que prometía el programa del PP. Eran grupos de rescate acuático y subacuático, especialistas en NRBQ (guerra química y bacteriológica) y de rescate en altura. Una de las secciones especiales con más prestigio del cuerpo, la unidad canina de rescate, también languidece. Ni siquiera fue movilizada en el último derrumbe de una casa, en el que resultó herida una anciana al caerse el suelo de su casa sobre la cocina de un bar, en San Jerónimo.

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