El robo de bicicletas se ha convertido en una de las modalidades delictivas más comunes de Sevilla en los últimos años. Responde a la pura ley de la oferta y la demanda. A más bicis, más robos. Los vehículos sustraídos tienen una fácil salida o venta en mercadillos o directamente a particulares. Además, si las bicicletas sustraídos tienen un coste inferior a 400 euros, los robos se consideran faltas y no delitos, de ahí que las condenas sean muy suaves para los ladrones.

En Sevilla se roban bicicletas de todo tipo: de paseo, de carretera, de montaña, antiguas, nuevas, de hierro, de aluminio, de carbono... Un buen muestrario de las bicicletas que se sustraen ha podido verse durante este mes de mayo en la exposición celebrada en la comisaría de la Policía Nacional en el distrito Macarena, donde se han expuesto 138 bicicletas que han sido recuperadas por los agentes de este distrito en los últimos años. La Policía organiza periódicamente este tipo de exposiciones para poder devolver algunos de los ciclos recuperados a sus legítimos propietarios. Por las dependencias de Macarena han pasado más de 300 personas, algunas de las cuales han identificado sus bicicletas. Ahora la Policía enviará esta información a los juzgados, que decidirán si devuelven las bicicletas a aquellos que acrediten ser sus propietarios.

El año pasado se organizó una exposición similar en la comisaría del distrito Centro, en la Alameda de Hércules. Muchos de estos vehículos han sido recuperados por patrulleros que circulaban por alguna calle y se encontraron con una persona que, nada más ver el coche de la Policía, abandonaba la bicicleta y salía corriendo. En otras ocasiones se han recuperado varios vehículos en casa de algún perista que los compraba a los ladrones, como ocurrió en una operación policial desarrollada hace unos años en el barrio de Los Carteros, donde se recuperaron más de 25 bicicletas sustraídas.

El distrito Macarena cuenta con un elevado índice de robos de bicicletas porque en uno de sus barrios, concretamente en la barriada de Begoña, vive el mejor especialista en sustraer ciclos de toda Sevilla. Este delincuente es capaz de robar más de una decena de bicicletas en una noche. Ha estado un tiempo viviendo en Canarias y otro con una pierna rota. En ambos periodos los robos de bicicletas del distrito se han reducido al mínimo. Se desplaza andando, llega hasta el lugar en el que pretende robar y roba dos bicis. En una va montado y la otra la empuja con una mano. Cuando las ha vendido o dejado a buen recaudo, vuelve a por más. Así ha actuado varias veces en un núcleo residencial de Concejal Alberto Jiménez Becerril, la prolongación de Torneo, que es una de las zonas más afectadas del distrito.

Los puntos negros suelen ser las zonas universitarias. En el caso del distrito Centro, el Rectorado es el punto donde más bicicletas desaparecen. En Macarena están robando mucho en el campus de Los Perdigones, pero el sitio donde más casos hay es la Escuela de Idiomas de la avenida de Doctor Fedriani. Además, han robado bicicletas del interior del Hospital Virgen Macarena e incluso de dentro del Parlamento de Andalucía. Ambos son recintos vigilados y, en el caso del segundo, hay que saltar una valla para poder acceder hasta el lugar donde los empleados dejan sus bicicletas. Los ladrones han llegado a sustraer vehículos que son propiedad de la Junta de Andalucía, que presentó una denuncia por ellos y que están valorados en 35.000 euros.

A esto hay que añadirle todas aquellas bicicletas que se han robado en trasteros, después de que los ladrones reventaran las puertas, o aquellas que eran guardadas en terrazas y balcones, a los que los delincuentes acceden escalando la fachada y hábilmente se descuelgan luego cargando con la bicicleta. Estas suelen ser mejores y más caras que las sustraídas en la calle. Menos comunes son los robos en marcha, es decir, propinando un empujón o intimidando de alguna forma a alguien que va por la calle o por un parque con su bicicleta. Ha habido algunos casos, pero muy esporádicos.

El perfil de los ladrones suele ser siempre el mismo. Son en su mayoría toxicómanos que roban las bicicletas con alguna cizalla o simplemente con unas tenazas. La cizalla es más difícil de llevar por su tamaño, pero hay quien se las ingenia para pasar desapercibido. Uno de los ladrones habituales utilizaba la funda de una raqueta de tenis para esconderla. Estos delincuentes sustraen las bicicletas en cualquier punto de Sevilla y se desplazan luego a determinados barrios donde algún perista se las compra por poco dinero, a veces 20 ó 30 euros, lo suficiente para pagarse la dosis diaria. Incluso pueden cobrar en droga.