Competitividad y liderazgo. Dos condiciones a las que no puede renunciar la sociedad española ni la educación. Éste fue el mensaje que lanzó ayer el consejero delegado del Banco Popular, Francisco Gómez, durante la primera conferencia del Congreso Nacional de Educación Privada que celebra estos días su 43 edición en Sevilla. Gómez insistió en que uno de los requisitos para lograr que la economía del país crezca y deje atrás la crisis radica en la innovación, de ahí la necesidad de que en las escuelas se fomente la capacidad de los alumnos por concebir ideas nuevas.

"España ha hecho la parte más costosa de la crisis, el ajuste. Ahora hay que lograr un crecimiento serio". Con estas palabras comenzaba el consejero delegado del Banco Popular su intervención, en la que profundizó en el momento económico por el que atraviesa el país y las barreras que aún tiene que superar para situarse al mismo nivel que el resto de naciones europeas más avanzadas. Entre ellas, Gómez citó la enorme presencia de pequeñas empresas que cuentan con menos de 10 trabajadores, debido, en buena medida, a los altos costes laborales que supondría convertirse en una sociedad de mediano tamaño. A ello se une la complejidad que tienen las empresas para constituirse en España. Hasta once trámites estatales, autonómicos y locales han de pasar para comenzar su actividad, mientras que hay países, como Francia, donde sólo se han de superar cinco.

El panorama de declive industrial que vive el país tampoco contribuye a su crecimiento económico. Si en 1985 este sector suponía el 25% del Producto Interior Bruto (PIB), actualmente no alcanza ni el 17%. Sirva como ejemplo de este desmantelamiento un dato: en siete años ha disminuido una cuarta parte del tejido industrial español. Parte de esta merma obedece, según el consejero delegado del Banco Popular, a la "insuficiente" inversión en I+D que hay en España. Por tal motivo, incidió en la necesidad de desarrollar una "educación en innovación".

En relación a dicha carencia, recordó que el último informe de la OCDE destacaba que uno de los problemas de la enseñanza española es la falta de "distribución de las competencias", es decir, desarrollar las habilidades que tienen los alumnos para lograr el éxito. "Es necesario que los estudiantes pierdan el miedo al fracaso, pues sin él no hay creatividad ni innovación", refirió Gómez, que a esta capacidad añadió la del liderazgo, como "la facultad de ganarse el respeto de la sociedad". Otra asignatura pendiente de la enseñanza.