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Un 2015 negro

  • Este año lleva camino de ser el más violento de los últimos en la provincia de Sevilla Se han registrado ya 14 homicidios, mientras que 2014 cerró con ocho

A falta de un mes para concluir, el año 2015 está a punto de convertirse en uno de los más negros de la historia criminal reciente de la provincia de Sevilla. Con el ocurrido este viernes en una gasolinera del polígono Calonge, son ya 14 los homicidios registrados, seis más que en todo el año pasado, y los mismos del ejercicio anterior, 2013, que se cerró con 14 crímenes, la cifra más elevada en lo que va de década. Hay que tener en cuenta, además, que aquel año hubo un triple homicidio, cuyo autor fue Luis Miguel Briz Torrico, un joven esquizofrénico de Dos Hermanas que mató a sus padres y a su hermana, lo que hizo repuntar considerablemente la estadística.

En este 2015 ha habido hasta ahora seis homicidios en Sevilla capital, tres más que en todo el año anterior. En 2014 se registraron sólo tres asesinatos en la ciudad. El primero fue el de Francisco Javier Gómez, apodado el Muñeco, atropellado intencionadamente por Jonathan Silva Bruno, alias Yoni el Prestamista, a la salida de un bar de copas de la avenida de Montesierra, tras una pelea entre ambos. El segundo fue el de Fernando Mula, que apareció muerto en su casa de la calle Mirlo, en Los Pajaritos, con una daga clavada en la axila. Éste, junto con el del viernes pasado, es el único caso reciente que sigue sin esclarecerse.

El tercero fue quizás el más espectacular porque fue descubierto por una pelea originada por la venta de un móvil. El vendedor del teléfono había citado al comprador en una vivienda de la calle Feria, en la que llevaba residiendo cinco días, después de haber matado al inquilino del piso, al que después envolvió en una manta y ocultó en un armario. El autor, José Manuel Fuentevilla, fue detenido por una patrulla del Grupo Hércules de la Policía Nacional después de que intentara huir del piso saltando por una ventana.

Tendría que pasar más de medio año para que muriera asesinada otra persona en la capital andaluza. Tras un invierno tranquilo, el primer crimen del año 2015 en la ciudad ocurrió el 2 de abril, Jueves Santo, en Torreblanca. Asunción Ruiz Gómez, de 69 años, apareció muerta con un golpe en la cabeza en su casa de la calle Cedro. Aunque en un principio los investigadores manejaron la hipótesis del accidente doméstico, descubrieron después que la mujer había sido víctima de un robo en su vivienda. Dos meses después, a principios de mayo, fue detenido el presunto autor del crimen, un ladrón de origen marroquí que golpeó a la anciana para robarle.

Apenas acababa de ser arrestado este delincuente cuando ocurrió el segundo homicidio del año, que tuvo lugar en la barriada de San Diego el 7 de junio. Carmen María Gómez Suárez, de 48 años, moría tras recibir más de 20 puñaladas asestadas presuntamente por su sobrino, José Gómez Ortiz, de 27 y diagnosticado de esquizofrenia, en el taller de cerámica que regentaba. El autor del crimen se desplazó en moto desde su pueblo, Villanueva del Río y Minas, y con un perro, mató a su tía y regresó a su localidad de origen, donde fue arrestado en las aguas del río Rivera de Huesna por la Policía Local. El agresor culpaba a la víctima de la muerte de un perro que le había dejado a su cuidado.

Con la llegada del calor se dieron dos casos más. Los expertos señalan en que los cambios bruscos de temperatura suelen coincidir en el tiempo con un incremento de los homicidios. El mes de julio de 2015, el más caluroso de los últimos años, confirmó esta regla. El 8 de julio, un menor de 14 años propinó una brutal paliza a una limpiadora del centro comercial Nervión Plaza, María Gracia Martínez, que falleció horas después en el hospital. La mujer lo había sorprendido robando y el ladrón la golpeó con una barra de hierro hasta causarle la muerte. Se llevó un teléfono móvil y un bonobús de la víctima. La Policía lo identificó en cuatro horas gracias a las cámaras de videovigilancia del recinto y fue detenido al día siguiente.

Ocho días después, José Eugenio Alcarazo Martínez, de 52 años, esperó en la puerta de su casa, en la calle Francisco Carrión Mejías, al tío de su mujer, el sacerdote Carlos Martínez Pérez, de 75 y vicario de la parroquia de San Isidoro. Cuando éste regresaba de oficiar misa, lo abordó y le asestó cinco puñaladas. Después se marchó en busca de su mujer, de la que se estaba separando, a la casa de ésta en Triana, donde fue interceptado por la Policía. Alcarazo se había escapado del Hospital de San Juan de Dios de Bormujos, donde había ingresado por un intento de suicidio.

De nuevo un cambio brusco del tiempo deparó un repunte de los homicidios. La llegada del frío ha dejado dos en la misma semana. El quinto del año en la capital ocurrió el lunes en el número 5 de la calle Eustaquio Barrón. Una mujer mató a su marido asestándole 158 puñaladas y un martillazo en la cabeza y, tras acabar también con la vida del perro, se ahorcó tras fallar en un primer intento de suicidio ingiriendo un bote de pastillas. Dejó una nota diciendo que lo hizo porque su marido la maltrataba. El sexto y último crimen ocurrió el viernes en una gasolinera del polígono Calonge, donde tres personas dejaron el cuerpo de un hombre tiroteado y llamaron a la Policía.

En la capital, por ahora, no se ha registrado ningún asesinato machista en lo que va de año. Tampoco hubo ninguno en los dos años anteriores, aunque sí ha habido agresiones graves que pudieron acabar de manera trágica. Hay que remontarse hasta el mes de abril de 2012 para encontrar a la última mujer muerta a manos de su marido. Sucedió en la barriada de Monteflor, donde Valeriano Díaz Jurado, de 57 años, asesinó a su mujer, Rosario Gallego, de 55, y se arrojó al vacío desde la azotea de su bloque cuando llegaron los servicios de emergencias avisados por un hijo del matrimonio.

En el resto de la provincia ha habido en los primeros once meses del año ocho homicidios dolosos o asesinatos consumados. Tres de ellos han correspondido a episodios de violencia machista. El primero fue el 3 de junio en Alcalá de Guadaíra. Mario Calderón, de 52 años, mató a su mujer, María del Águila Pérez, asestándole numerosos golpes con una tapa de una cisterna de porcelana y con el lavabo de un cuarto de baño de la vivienda de la pareja, ubicada en la calle Combate de los Castillejos. Después declararía que lo hizo porque creía que su esposa lo envenenaba.

Los otros dos crímenes machistas ocurrieron con tres días de diferencia entre ellos, este mismo mes de noviembre. El primero fue el día 12 en Sanlúcar la Mayor, donde Juan Guerrero, de 46 años, mató a su mujer, Carmen Almanza, de 45, disparándole con una escopeta de caza, con la que luego él se descerrajaría un tiro en la cabeza. El crimen se cometió en presencia del hijo de la pareja, de 14 años. El asesino llevaba años en tratamiento psiquiátrico y, aun así, pudo renovar sin problemas su licencia para tener armas de fuego, que tenía por su afición a la caza.

El último episodio mortal ocurrió en Marchena, donde Eva Perea, de 42 años, murió apuñalada por su marido. La pareja se estaba separando, pero ella iba cada día a hacerle de comer a su marido porque le daba pena, según explicaron después amigas de la víctima. Perea falleció en el hospital la madrugada del 16 de noviembre, cuatro días después del asesinato de Carmen Almanza en Sanlúcar la Mayor.

El caso que abrió los registros del año ocurrió el 2 de febrero en Marchena, donde un joven de 18 años, Adán L. G., atropelló hasta cinco veces a Francisco Javier Luque Morena, de 41, y luego se dio a la fuga. Fue detenido horas después en La Puebla de Cazalla. El agresor se subió incluso a la acera para embestir reiteradamente a la víctima, que supuestamente le debía dinero.

El segundo crimen del año ocurrió en marzo en El Cuervo, donde una mujer, Visitación Sánchez, degolló a su compañero sentimental, Juan Suárez. Como hizo la vecina del Pumarejo hace unos días, también mató al perro de la familia y luego se suicidó. Como ella, padecía una enfermedad psiquiátrica desde hace años, ocasionada por la muerte de su marido.

El 27 de abril murió un marroquí de 35 años tiroteado en El Coronil. Los disparos fueron en una calle céntrica de este municipio, Corredera, en unas antiguas ruinas de un castillo. La víctima se dedicaba al menudeo de droga y fue tiroteada por unos sicarios de un clan gallego, que recibió el encargo de robar los estupefacientes a la víctima. La Guardia Civil detuvo el día del crimen a dos personas y mantuvo abierta la investigación hasta el pasado mes de agosto. El caso se cerró con cinco arrestos, cuatro marroquíes y un español que vivía en Marín (Pontevedra).

Una reyerta entre jóvenes que jugaban en equipos de fútbol rivales fue el origen del crimen de un chico de 16 años apuñalado por otro de 17 en una zona de movida de Mairena del Alcor. La víctima jugaba en la Unión Polideportiva Piso, mientras que el presunto agresor estaba vinculado a la Asociación Deportiva Carmona. Ambos se conocían y habían mantenido enfrentamientos muy violentos en los últimos años, aunque siempre se habían saldado con lesiones leves. La noche del 4 al 5 de julio, el de Carmona atacó con una navaja al de El Viso y luego se entregó en la comisaría de la Policía Local de Mairena del Alcor, situada a pocos metros del lugar donde se produjo la pelea.

En El Viso se produjo precisamente el penúltimo caso de este 2015. Fue el 18 de noviembre en una casa de la calle La Laguna. Un hombre de 50 años, Jesús Palma Santos, clavó presuntamente unas tijeras en el cuello y en el pecho a un ciudadano marroquí con pasaporte francés, de 32 años, a quien le tenía alquilada una habitación en su casa. El móvil del homicidio fue el impago del alquiler. Tras matar a su inquilino, el presunto agresor se entregó a la Guardia Civil. Todos los crímenes ocurridos en lo que va de año, salvo el del viernes, están resueltos.

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