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Los invisibles

"Franco le propuso a Hassan II verse en el Alcázar de Sevilla"

  • José Luis Rodríguez Jiménez. España nunca descolonizó el Sahara. Es la tesis principal de la obra de un historiador que evoca un encuentro en el Pardo entre Franco y el rey alauita

FRANCO citó a Hassan II en Sevilla, pero el encuentro fue en Madrid. Lo cuenta José Luis Rodríguez Jiménez (Madrid, 1961) en su libro Agonía, traición, huida (Crítica), una documentada crónica del final del Sáhara.

-¿No fue un final feliz?

-El proceso acabó con los saharauis entregados a Marruecos y los colonos españoles expulsados por su propio Gobierno.

-¿Quién quiere ver a quién?

-En la primavera de 1969, Hassan II quiere viajar a España y conocer la opinión de Franco sobre el Sáhara. Franco no quiere que sea en Madrid para reducir la importancia del viaje ante los observadores internacionales y a través de la Embajada le propone compartir un almuerzo de trabajo en Sevila, en el Alcázar.

-¿Por qué se descarta Sevilla?

-El ministro Laraki informa al embajador de que Hassan II tenía previsto pasar unos días de descanso a título privado en Madrid, para lo que ya habían reservado habitaciones en el hotel Meliá, alquilado coches y enviados parte de la flota por carretera.

-Esa partida también la ganó...

-Hassan II llegó al aeropuerto de Barajas el 28 de junio y antes de irse a descansar unos días a la Costa del Sol Franco lo recibió en el Palacio del Pardo el 1 de julio de 1969 para hablar de los fosfatos de Bu Craa y del futuro de Ceuta y Melilla.

-¿El Sáhara era un tema tabú?

-El rey de Marruecos ya había hablado del asunto con don Juan de Borbón en las escalas que éste hizo en el yate Giralda II en puertos marroquíes durante un crucero por el Mediterráneo.

-¿Cómo surge la idea del libro?

-A partir de un viaje que hice con militares. Así conocí al que me permitió pasar de una historia particular a una historia general, Fernando López Huerta, hijo de un antiguo miembro de la Guardia Mora de Franco. Después de dedicarse a sus negocios en la Península, pidió el reingreso, como Gutiérrez Mellado, y le dieron dos destinos, los dos en África. Una zona a la que nadie quería ir. De Guinea tuvieron que salir corriendo abriéndose paso a tiros para llegar a la costa.

-¿El Sahara era una obsesión?

-Todo lo contrario. Cuando España pierde Cuba, Filipinas y Puerto Rico a finales del siglo XIX, el principal objetivo colonial pasó a ser Marruecos, muy por encima de Guinea y el Sahara.

-¿El ensayo da para novela?

-Sin duda. Lástima que el principal protagonista, el militar que me brindó sus propias vivencias, no pudo recibir en mano el libro porque falleció el último verano. Hemos compartido muchos medio whiskys en su casa de San Roque, donde solía veranear. A él le debo este trabajo fascinante.

-¿Ha sido gratificante?

-Lo he pasado muy bien escribiendo el libro. Te lleva mucho tiempo y te gastas dinero, porque de la Universidad no recibes ningún tipo de apoyo.

-¿Fue difícil dar con los quintos destinados al Sahara?

-Esos testimonios son interesantísimos. Al Sahara no quería ir nadie y encima pedían gente muy cualificada: médicos, economistas. Me sirvió para hacer la mili con ellos, porque en el sorteo de mi reemplazo salí excedente de cupo.

-Años cincuenta. ¿Nada se movía?

-Al contrario. Fueron años trepidantes. En 1955 España entra en la ONU, en 1956 Marruecos consigue la independencia y en 1958 Mauritania. España entra en el Sahara por una cuestión de prestigio simplemente. Es un giro radical en su presencia colonial. Lo de Guinea, que terminó fatal, fue un caso de inversión privada. En el Sahara el Estado hace una fuerte inversión a través del Instituto Nacional de Industria y obtiene importantes beneficios. A finales de 1973 se construye un oleoducto de mil kilómetros desde la costa, obra de gran ingeniería. Pero África se está descolonizando. Sólo quedan la Sudáfrica del apartheid y las colonias portuguesas.

-Los cambios son trepidantes.

-El 15 de octubre de 1975 le da el primer infarto a Franco. El 16, Hassan II anuncia la Marcha Verde, la marabunta, como la llamaron los militares españoles. 17 de octubre, último Consejo de Ministros al que asiste Franco.

-¿Fue un error de cálculo?

-Por completo. España abandona Ifni, abandona Guinea y piensa que con esos pasos Inglaterra hará lo propio con Gibraltar. Pero esa premisa no se cumplió.

-No era El Dorado...

-Los fosfatos llegan en los años 73, 74 y 75 a lo más alto en los precios, en 1979 se desploman. Y aparecen minas de cobre y oro en la frontera de Mauritania.

-España debe ser de los pocos países que tuvo un contingente militar movido por dromedarios.

-Las Tropas Nómadas, con población autóctona, para desplazarse por el desierto entre los fuertes de la zona fronteriza.

-¿Cómo era el contexto internacional de un país cerrado?

-Francia apoya a Marruecos por cuestiones económicas y Estados Unidos de geoestrategia. Argelia y Libia, aliados de la Unión Soviética, apoyan al Frente Polisario. En ese contexto se produce una doble crisis en 1974 en la Alianza Atlántica con el golpe de los coroneles en Grecia y la revolución de los claveles en Portugal.

-Goytisolo escribió que los progres cambiaron los pósteres del Che por los del Polisario...

-Siempre funcionó un lobby pro-marroquí.

-El año pasado se cumplieron 50 años de la resolución de Naciones Unidas.

-España nunca cedió la soberanía y ese territorio ni entonces ni después fue descolonizado.

-¿Lo más singular del proceso?

-España era un país de obediencia católica y el Sahara era población musulmana. La España de Franco permite allí la poligamia o los matrimonios consentidos.

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