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Dos de cada mil recién nacidos sufren sordera severa o profunda

  • El Hospital de Valme fue pionero en implantar las pruebas de detección precoz de la hipoacusia

Un total de 39.103 bebés nacidos en el Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, en los últimos 12 años se han beneficiado del programa de Detección Precoz de la Hipoacusia Infantil, cuya finalidad es detectar posibles déficits auditivos en los recién nacidos e iniciar el tratamiento y la rehabilitación lo antes posible.

Los resultados obtenidos en los estudios realizados durante este período reflejan una incidencia de detección de hipoacusia severa o profunda de dos de cada mil recién nacidos.

Según el director de la Unidad de Gestión Clínica de Otorrinolaringología del Hospital Universitario de Valme, Juan Solanellas, "la detección temprana es fundamental para su tratamiento puesto que esta patología en la infancia tiene unas repercusiones muy importantes sobre el habla, el desarrollo emocional, escolar y social del niño".

Se trata de un programa asistencial preventivo, impulsado por la Consejería de Salud en todos los centros del Sistema Sanitario Público de Andalucía, que se implantó en el Hospital de Valme en el año 2004, siendo entonces este centro sevillano pionero en ofertarlo a los ciudadanos, según indica la Junta en un comunicado. Coordinado por la Unidad de Gestión Clínica de Otorrinolaringología, este programa se aplica de forma protocolaria a todos los bebés que nacen en el hospital al objetivo de realizar un diagnóstico a edades tempranas y, de este modo, favorecer su abordaje inmediato con un tratamiento precoz que minimice sus repercusiones en el desarrollo del niño.

La prueba que se lleva a cabo es un procedimiento sencillo e indoloro que no ocasiona ningún tipo de molestia al niño y que consiste en la emisión de un sonido a través de un auricular que se coloca en el oído del bebé. En caso de audición normal, la prueba registra la presencia de una señal.

Entre otros, los indicadores catalogados de riesgo para esta patología son antecedentes de sordera en familiares, infecciones perinatales (como la toxoplasmosis o la rubéola), alteraciones craneofaciales, bajo peso al nacimiento (menor a 1.500 gramos), ictericia importante, meningitis bacteriana, medicación ototóxica durante más de cinco días, así como padecer algún síndrome de sordera, asfixia severa o necesitar ventilación prolongada en el momento del nacimiento.

Asimismo, Juan Solanellas ha destacado la importancia de "valorar de la audición en aquellos niños que, habiendo pasado el cribado auditivo al nacer, presenten retrasos en la adquisición del lenguaje o bien que, tras el nacimiento, hayan emergido patologías que contribuyan al desarrollo de un déficit de la audición".

Fruto de todo ello es la realización de pruebas diagnósticas como son los potenciales evocados auditivos (Peatc) que permiten descartar hipoacusias en niños menores de cuatro años.

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