TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Sevilla

Otro 7 de octubre que hace historia

  • Los tres titulares de la hermandad macarena presiden de forma extraordinaria el altar mayor de la basílica por los 50 años de dedicación del templo

Fue un 7 de octubre, como ayer, cuando el cardenal Bueno Monreal escribía las letras del alfabeto griego y latino sobre una cruz en el suelo del templo macareno. Aquel día la Virgen del Rosario tampoco había bajado de su camarín para recibir el beso de los fieles. Los cultos se alteraron con un motivo más que justificado. Se celebraba la dedicación de la primera basílica de Sevilla. La declaración de este título llegó más de un mes después.

En 1966, pese a haber concluido el Concilio Vaticano II, este acto se realizó bajo el rito preconciliar, al mantenerse aún la liturgia tradicional. Por tal motivo, sólo unos pocos privilegiados disfrutaron de la ceremonia. El pueblo de Sevilla no pudo entrar en la basílica de la Virgen de la Esperanza hasta estar consagrada.

Medio siglo después, la imagen de aquel templo cerrado a la mayoría de hermanos y devotos dista mucho de la que se vio ayer, con una basílica abarrotada de público a la espera de que el prelado hispalense, monseñor Juan José Asenjo, oficiara la misa con la que se conmemoraron los 50 años de dedicación.

La basílica ofrecía una imagen inusual. En el presbiterio se encontraban los tres titulares de la corporación de la Madrugada. Según los hermanos más antiguos, para recordar un montaje similar hay que remontarse a los años previos a 1992, cuando los tres titulares se trasladaron a San Gil ante las obras de mejora que se iban a ejecutar en el templo macareno. En esta ocasión, en el centro se encuentra la Virgen de la Esperanza, fuera de su camarín; a un lado, el Señor de la Sentencia; y al otro, la Virgen del Rosario, que celebraba ayer su onomástica. El altar estaba conformado por las credenciales de plata que posee la hermandad y el antiguo canasto del misterio del Señor de la Sentencia, que sirve habitualmente de balaustrada del coro.

La Virgen del Rosario se convirtió en la protagonista de la homilía del arzobispo, quien comenzó recordando que la dedicación y consagración de un templo constituye uno de los actos "más ricos de la liturgia". Monseñor Asenjo incidió en que desde aquel 7 de octubre de 1966 "este espacio quedó consagrado al Señor, es su morada". No perdió la oportunidad el prelado de referirse a que como templo "exige respeto y silencio, un respeto que debe evidenciarse en un atuendo adecuado, en las observancias de las normas de la Santa Sede y en los usos extralitúrgicos. Especialmente si se trata de una basílica".

No es la primera vez que el arzobispo incide en la necesidad de velar por el decoro de quienes acuden a un templo. De igual forma, también ha hecho hincapié en ocasiones anteriores en la importancia de controlar aquellos actos no litúrgicos que se celebran en las iglesias.

Tras esta advertencia, monseñor Asenjo continuó su prédica refiriéndose a la Virgen como "la mejor acompañante en el camino de la vida". "Ella es puerta del cielo y puerto de salvación. Pilar de consistencia y firmeza", expresó el arzobispo, que animó a los macarenos "a ir con María todos los días como estandarte, guía y compañera". Antes de acabar a la homilía sugirió a la hermandad que se convierta "en escuela cristiana".

La misa de acción de gracias sirvió de arranque para un intenso otoño que continuará la próxima semana con el estreno de la catequesis audiovisual inspirada en el espectáculo que se realiza en la iglesia del Gesù de Roma. En el caso de la basílica, se centrará en la vida de la Virgen al aprovechar las pinturas murales que la decoran. El altar efímero instalado para la ocasión permanecerá expuesto hasta mañana.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios