TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Sociedad

Moscú se derrite de calor

  • Los ciudadanos han tenido que olvidarse de los formalismos a la hora de vestir y recurren a hábitos desconocidos hasta ahora como el de dormir la siesta

Pasear en biquini, dormir la siesta o bañarse alegremente en las fuentes públicas son algunos de los antídotos elegidos por los ciudadanos rusos para soportar el verano más caluroso que se recuerda en el país.

"Rusia se derrite", titulan los diarios y encabezan sus informativos los canales de televisión nacionales y locales, y es que en el país del frío desde mediados de junio no se habla de otra cosa que no sea del calor sofocante.

Las temperaturas en Moscú están alcanzando máximas históricas que rondan los 37 grados, superando las anteriores marcas que databan de 1938 y 1951.

Lo más sorprendente es que las temperaturas apenas descienden durante la noche, ya que los termómetros moscovitas han llegado a marcar hasta 30 grados pasadas las diez de la noche, lo que convierte el poder conciliar el sueño en una odisea.

El clima subtropical que sacude Rusia -sol de justicia, ausencia de nubes, aire caliente y altos porcentajes de humedad- no ha dejado más remedio a los ciudadanos rusos que olvidarse de formalismos en el vestir y recurrir a hábitos poco corrientes en el país como la siesta.

En los parques moscovitas los biquinis son casi tan corrientes estos días como en las playas fluviales y las adolescentes los llevan puestos sin ningún reparo.

"El calor es increíble, pero es mejor así. Por fin, tenemos un verano de verdad como en el sur de Europa", señaló a Efe Natasha, una alegre moscovita de 16 años.

Natasha y su amiga Svetlana optaron por combatir el calor bañándose en la famosa fuente de los Jardines de Alejandro, que se encuentran frente al Kremlin y que es uno de los destinos obligados de los turistas rusos que visitan la capital.

Los niños se dan ruidosos chapuzones sin pensar por un momento que se encuentran a escasos metros de la oficina del presidente ruso y no lejos de la Plaza Roja, centro histórico y político del país.

Algunos adultos les emulan e incluso sumergen sus cabezas y sus camisas en el agua para refrescarse ante el asombro de los grupos de turistas extranjeros que se disponen a hacer cola para acceder al Kremlin.

"No esperábamos este calor. Deberíamos estar en la playa, no en Moscú", comentó Philip, un sudoroso turista francés que imploraba por una ráfaga de aire acondicionado.

Parejas y familias enteras se tumban en la hierba bajo el sol o bajo la sombra para recuperar el resuello o echarse una cabezadita. Y es que la reparadora siesta también se ha convertido en una práctica habitual, especialmente los fines de semana, ya que las autoridades desaconsejan andar por las calles en las horas centrales del día.

El jefe sanitario ruso, Guennadi Oníschenko, incluso propuso a los empresarios que partan el horario de trabajo para que los empleados puedan descansar como es debido, duerman cuando el calor es más abrasador y reanuden su trabajo con nuevos bríos.

No obstante, ni las autoridades, ni la patronal, ni los sindicatos parecen partidarios de la idea de introducir oficialmente el receso y la siesta, aunque sea sólo en el corto verano ruso, que suele durar unos dos meses.

Los sindicalistas consideran que los lugares de trabajo carecen de zonas habilitadas para el descanso y el viaje de ida y vuelta a casa es un imposible por su coste e incomodidad.

Mientras, los empresarios ponen el grito en el cielo, ya que los niveles de productividad se han reducido y los errores han aumentado, por lo que la siesta es un lujo que no se pueden permitir los trabajadores.

Las altas temperaturas han multiplicado el número de ahogados -varios centenares desde principios de junio- en los numerosos ríos y lagos que salpican la geografía rusa, pero que no están acondicionados para el baño.

La ola de calor también ha causado la peor sequía en más de un siglo y la pérdida de varios millones de hectáreas de cosecha, y ha costado la vida de miles de toneladas de peces.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios