Matthew Mcconaughey, Jennifer Lopez, Scarlett Johansson y Ricky Martin. Pandilla de guapos donde los haya y envidiados por todo ser humano sobre la faz de la Tierra. Pepe López, Antonio Rodríguez, María Sanchez y Ana Gutiérrez. No los conocen ni en su casa pero son andaluces y se consideran los más atractivos de España. Aunque no son sólo ellos cuatro. Según un estudio de belleza de Air Optix Colors realizado a nivel nacional, un 62% de los andaluces son los que más satisfechos se encuentran con su aspecto físico. No es de extrañar. La herencia reflejada en el ADN del paso de tantas civilizaciones por la comunidad autónoma hace que el aspecto físico del andaluz sea una perfecta mezcla entre lo mejor de cada casa. Irremediablemente ahí es donde nacen las envidias de los de Despeñaperros para arriba hacia el andaluz.

Cuando se refieren a los andaluces como fiesteros, flojos, guasones y poco amigos del trabajo, lo que en realidad quieren decir el resto de españoles es que ojalá ellos se sintieran tan guapos como los que residen en Andalucía. Lo tienen difícil. El andaluz se mueve por la calle con cierto aire de chulería y haciéndose notar con cada paso que da. Se siente seguro de sí mismo porque se sabe guapo y atractivo. No hace falta que le lancen piropos por la calle ni que sus vecinos se vuelvan a mirar al verlo pasar. Él se mira en el espejo antes de salir de casa, ensaya su mirada más penetrante y seductora y sale a comerse el mundo. Los espejos de los andaluces deben ser como aquellos que hay en las ferias en los que uno se sabe gordo pero se observa delgado. Cualquier parecido entre la realidad y el reflejo es pura coincidencia. Pero como a amor propio no hay quien gane al andaluz, éste se reafirma en su belleza y eso le ayuda a sentirse satisfecho con su propia imagen.

A la hora de ahondar en las partes preferidas o más valoradas por el andaluz, ni rastro hay de traseros, pechos, o muslos. La carne está sobrevalorada y para el andaluz su punto fuerte son los ojos. Según este estudio, el 33% de los andaluces aseguran que ésta es la parte de su cuerpo de la que más orgullosos se sienten, además de ser una de las que más les gusta de su pareja. He aquí la bendita mezcla de etnias. En el sur de España es fácil encontrar los cuatro posibles colores de ojos. Verdes, azules, marrones y negros, todos se encuentran en las ocho provincias. Por no hablar de formas. Rasgados, redondos, grandes, pequeños, almendrados, todos a combinar con cualquiera de las tonalidades. Aunque para los andaluces, según indica el estudio, el color verde (21%) es el preferido, seguido del azul (15%). Si a la gran variedad de ojos se le suma la forma de mirar, el andaluz lo tiene todo hecho. Considerada como la mejor de las armas de seducción, una mirada intensa es primordial para el 53% de los andaluces. Ya lo dice una canción de Alejandro Sanz: "No hay mejor poesía que la de tu mirada". Eso el andaluz lo sabe, además de porque lo tiene perfectamente interiorizado, porque de Despeñaperros para arriba suelen alabar con bastante frecuencia la forma de mirar que se tiene en el sur. Tal vez sea por la picaresca que le atribuyen al sureño o por el brillo que da a los ojos poder hacer mucha vida en espacios abiertos. El caso es que el andaluz conquista y también mata con la mirada, porque, ya se sabe, "los ojos de mi amante son como espadas".

Pero no sólo de los ojos puede vivir un bellezón andaluz. Inmersos en pleno verano y con un Lorenzo que aprieta desde marzo hasta noviembre, raro es el andaluz que no tenga un perfecto bronceado -pero natural, no como el del paisano Javier Arenas- y lo luzca con orgullo. Un plus para considerarse los más atractivos de España. Si a esto, además, se le une el tipín tan mono que deja alimentarse a base de productos enmarcados dentro de la dieta mediterránea, no es raro que los demás españoles vayan echando pestes del andaluz y camuflen su envidia con insultos.

Sin importar cómo de distorsionada puede verse la realidad a través del espejo de cualquier andaluz, lo importante es que éste se quiere. Puede ser gordo y verse delgado, creerse alto y medir metro y medio, lucir melenón aun teniendo cuatro pelos y confiar en su mirada felina siendo bizco a la hora de ligar. Da igual, el andaluz tiene una moral que ni la del Alcoyano y eso suscita todo tipo de envidias, como es normal.