Por si les quedaba alguna duda, ya lo tienen claro. El sevillismo no es unánime a la hora de aprobar la decisión del club de ratificar a Manolo Jiménez en el banquillo para el próximo curso. El mensaje fue nítido y llegó perfectamente a los oídos de José María del Nido y del propio afectado. Era algo que estaba en la calle y la disensión se puso de manifiesto en el último partido de la temporada. Hubo pitos cuando sonó desde el Gol Norte el cántico dedicado al entrenador de Arahal: "¡Jiménez, Jiménez, qué cojones tienes!". Fue una división sonora, pues parte de la afición no ha tenido en cuenta los muchos problemas que ha padecido desde que cogió el equipo. Y cabe preguntarse si ese sector incomprensivo se ha planteado qué habría sido de otro equipo en similares circunstancias. El Sevilla no cumplió el objetivo de la Champions por el goal average, como hace dos cursos ocurrió con Osasuna, y su afición se pronunció al respecto: aplauso al equipo y disensión sobre el técnico.

Sin nada en juego salvo la honra, era un partido especial, un día para enviar consignas: el regreso de Joaquín Caparrós o Aitor Ocio, la alegría por la confirmación de que un sevillista, después de 24 años, irá con la selección española a una cita de altura, la ausencia de Daniel en la que podría haber sido su despedida con la camiseta del Sevilla... Pero, sobre todo, la reacción de la afición a la confirmación de Jiménez.

También era una incógnita saber cómo iba a acoger el abonado sevillista la no consumación del objetivo marcado de la Champions, qué calificación le iba a poner la masa social a la temporada más aciaga y extraña que se recuerda en el club nervionense. Y todo se desarrolló en medio de un ambiente festivo -la ola, el recuerdo de Antonio Puerta-, con normalidad excepto en el plebiscito.

El Sevilla fue ovacionado al saltar al césped y al final del choque. Es decir, que la afición está conforme con la clasificación para la UEFA. Evidentemente, pesa en esta buena calificación la consciencia generalizada de que el equipo ha respondido y se ha sobrepuesto a las muchas calamidades que ha sufrido esta campaña. En lo que no es tan unánime el cuerpo de socios y simpatizantes es en la aprobación de Jiménez, pues muchos, no de forma mayoritaria, siguen pensando que el técnico de Arahal no ha cumplido con las expectativas.

Cuando el de Arahal debutó en el banquillo ante el Valencia sí hubo un grito unánime: "¡Jiménez, Jiménez, qué cojones tienes!". Ayer, se generalizó en parte el cántico, pero también comenzaron a sonar pitos. Sí fue unánime la respuesta al abrazo que se dieron Caparrós y Jiménez antes de comenzar. Dos hombres de la casa entrelazaron sus brazos en medio de una ovación. Pero el arahalense sabe que todavía debe convencer a parte de su afición.