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Cómo competir sin competir

  • El Sevilla, lógicamente, jugará hoy en Getafe con el objetivo de no sufrir daños colaterales para la final de Turín Gameiro sufrió un esguince de rodilla y es seria duda para la final

Si el reglamento lo permitiera y Unai Emery fuera un profesional sin escrúpulos que atendiera los ruegos -con guasa- de más de un aficionado, hoy jugaba Juan Martagón como central del Sevilla en el Coliseum Alfonso Pérez, para reverdecer esas raciales actuaciones junto a Diego Rodríguez o Prieto. Porque el único objetivo de la tropa sevillista en este partido al sur de Madrid, desde la óptica de los blancos, será que tras el pitido final, ni uno solo de los pupilos de Unai Emery haya sufrido el mínimo percance cara a lo que se anuncia para dentro de tres días en Turín. Y más con la preocupación que ha provocado el esguince del ligamento lateral interno de la rodilla derecha que sufrió ayer Gameiro, que lo deja como seria duda para la final. Habrá que ver la evolución de su dolencia hasta el miércoles. El francés y Vitolo polarizan la inquietud del sevillismo.

Quien quiera apelar al honor del escudo, a la imagen, al fair play y demás consideraciones propias de la carta olímpica, que pida responsabilidades a Javier Tebas, el presidente de la Liga de Fútbol Profesional. Porque él solito, tan adalid de los valores más nobles del deporte, se ha encargado de cargar de razones a Emery para que el entrenador vasco no alinee, si le place, a un solo titular habitual esta tarde. Fijar en el calendario este Getafe-Sevilla sólo tres días antes de que uno de los dos contendientes represente al fútbol español en una final continental es una de tantas tropelías, tan comunes en la organización del balompié a nivel nacional.

Por favorecer al Real Madrid, otros equipos de su Liga se ven perjudicados. ¿Les suena? Los merengues jugaron y ganaron la final de Copa al Barcelona el pasado Miércoles Santo, y descansaron el fin de semana siguiente, que debían visitar al Valladolid, para que recobraran fuerzas cara al partido intersemanal ante el Bayern Múnich. Ese Valladolid-Real Madrid se trasladó al pasado miércoles 7 de mayo, con lo que la LFP descartó adelantar a ayer sábado el grueso de partidos en los que hay equipos que luchan por la permanencia. Total, que por beneficiar al Real Madrid, el Sevilla juega en Liga sólo tres días antes de... ¡una final europea! Y los perjudicados, más que los sevillistas -otro gallo hubiera cantado si los de Emery hubieran vencido en Bilbao hace unas semanas- serán los clubes que litigan con el Getafe por la salvación: Valladolid, Osasuna, Almería, Granada, Elche y hasta Málaga y Espanyol.

Todos estos equipos leerán con cierta indignación el equipo inicial que disponga Emery en el Coliseum Alfonso Pérez. No estará Beto, posiblemente falte alguno de los centrales habituales, si no los dos, y por supuesto descansarán M'Bia, Rakitic y Bacca.

Es más. La cabeza del preparador de Fuenterrabía dará vueltas y más vueltas para averiguar la cuadratura del círculo: cómo competir sin competir. Cómo jugar con ciertas ganantías deportivas y plantar cara a un rival que va a morder y se lo va a dejar todo. Y cómo hacerlo con el mínimo de jugadores con pinta de ser titulares el miércoles ante el Benfica en el Juventus Stadium. Porque el que salte hoy a la hierba como titular y también vaya a serlo en la finalísima de la Liga Europa, se lo va a pensar a la hora de meter la pierna. Y si no se lo piensa, el jugador de azul que tenga más cerca le va a recordar, con toda la discreción, el riesgo que corre.

Por ello hoy será el turno para canteranos, jugadores de la primera plantilla llamados a tener ante el Benfica un papel nulo (el sancionado Jairo) o secundario (Javi Varas, Trochowski, Iborra...), más otros con visos de jugar minutos en la final (Carriço, Figueiras, Marko Marin). Incluso alguno que espera ser titular el miércoles puede serlo hoy también: Pareja, Fernando Navarro.

Y aunque Emery asegure que quiera ganar hoy para acabar quintos, seguro que firma una derrota honrosa ante el Getafe en lugar de una victoria que lleve aparejada alguna lesión. Eso es así. Y quien no lo quiera entender, que vaya a pedir cuentas a Javier Tebas.

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