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La prueba del algodón

  • La visita del Betis al colista se antoja decisiva para comprobar si la mejoría verdiblanca va a más y para coger confianza · Vuelve Salva Sevilla y Emana podría suplir a un fatigado Rubén Castro.

El Betis afronta la visita de esta atardecida a la Ponferradina como si de la prueba del algodón se tratase. Rota, por fin, una ominosa racha de cinco derrotas consecutivas tras ganar al Albacete el pasado domingo, los escasos argumentos futbolísticos puestos por los verdiblancos sobre el césped necesitan esta especie de ratificación en la capital del Bierzo.

Arribó ya con los rayos del sol de invierno escondidos el Betis a esta bella y milenaria ciudad leonesa que duerme bajo la manta de Asturias y que siente y piensa en gallego. El frío se ha adueñado de estos terrenos donde confluyen el Sil y el Boeza y los mercurios rozarán el bajo cero cuando ambos equipos se preparen ya para la contienda. La nieve, de momento, se contiene, y no debería ser una amenaza salvo cambio radical en el termómetro.

Así que con guantes, panties y todas esas horteradas que tolera a regañadientes el reglamento, como sea, los once futbolistas que Pepe Mel alinee esta tarde-noche estarán igual de obligados pero se supone que menos presionados a lograr una victoria que confirme la nueva era que debe haberse iniciado con el triunfo anterior sobre los manchegos.

Si en época de vacas flacas las excusas medio se soportaban, ahora han desaparecido por completo. El panorama asoma libre de nubes, en El Toralín ejerce de anfitrión el colista de Segunda, un equipo incluso impropio de esta categoría y del que sólo los más avezados son capaces de citar a tres o cuatro de sus futbolistas. Su entrenador es Claudio Barragán, un valenciano de Manises que hizo carrera como futbolista principalmente en aquel Superdépor de Fran, Bebeto y Mauro Silva que incluso lo llevó a la internacionalidad pese a ser poco más que un avispado y rápido rematador. Como técnico, el Elche precedió a su etapa en este modesto al que trata de arreglarle un traje que le queda demasiado grande.

Aunque no está desahuciado, los siete puntos a los que avista la salvación se antojan insuperables si se tiene en cuenta que lleva 14 jornadas sin ganar y que sólo lo ha hecho tres veces, dos ellas en casa, ante Las Palmas y Salamanca, 3-2 en ambos casos, y justo cuando estos equipos comenzaron un declive que los llevó de casi coronar la liga a verse metidos en líos. Empero, empata más de la cuenta la Ponferradina y ésta no es buena noticia para un Betis que debe espantar nuevos rumores de crisis cuando menos ganando, que ya amanecerá el fútbol de nuevo cuando los puntos liberen del todo a la gente de Mel.

Ex sevillistas como Víctor Salas o Jonathan, algún veterano ya en decadencia tipo Luis Prieto, De Paula o Cuadrado y poco más. No debe ser esta Ponferradina rival para el Betis por mucho que haya empatado sus dos últimos compromisos en Huelva y en este escenario frente a un Granada que, de otro lado, empieza a dar aire a este Betis al que, decididamente, le habrá cambiado la suerte si hoy abandona esta bella localidad berciana, camino de Madrid, con tres puntos más en el zurrón.

Apenas alberga Mel dudas en su once y se mantiene en su idea de que jueguen los futbolistas más en forma. Con la duda de qué pasará con Emana y con la segura inclusión de Salva Sevilla por Jonathan Pereira, el equipo no variará apenas del que venció al Albacete. Planea sobre el ambiente un posible descaso a Rubén Castro. Si el camerunés da el visto bueno…

Sea como fuere, con Beñat a los mandos, el Betis tratará de asumir la iniciativa en este coqueto y gélido rodeo donde la premisa principal será no cogerle asco al partido y meterse de lleno para no encajar un gol que pudiese desencajar tal estado de las cosas e incluso evocar fracasos recientes en las mentes de los futbolistas béticos. El buen estado de forma y de ganas de Ezequiel debe ser el arma principal de ataque, a la espera de que los rematadores reanuden sus migas con el gol como hiciese Jorge Molina el domingo. La posible presencia de Manu Palancar en el once si Isidoro no deja atrás sus molestias no debe alterar tácticamente el entramado defensivo.

No ha ganado el Betis en sus cuatro últimos desplazamientos, es decir, desde que visitara al Tenerife hace dos meses y medio. Y eso es mucho tiempo para quien pretende jugar en el Camp Nou y el Bernabéu la temporada próxima. Penitencias como ésta de El Toralín en pleno invierno son el peaje obligado. Por eso, lo mejor es asomar con la humildad por bandera, ponerse el mono de faena y salir sin hacer noche siquiera hacia Madrid. Eso sí, con tres puntos, que ya se verá si vuelve el gran Betis en el corazón del Bierzo o lo sigue dejando pendiente. Que el algodón no engaña.

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