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26J · Málaga

En bañador y chanclas

  • Un vocal que se fue y no volvió, un presidente que acudió ebrio y papeletas de 2015, las anécdotas de una jornada de verano en la que no faltó la playa.

En chanclas. Con la toalla en el brazo, las sillas de la playa a cuestas, e incluso, la guitarra colgada del hombro. Niños con su gorra ya calada y su crema protectora puesta. El calor invitaba a una jornada de playa y votar no suponía una incompatibilidad con pasar el día junto al mar para aquel que quería ejercer su derecho. Aunque la primera hora de la mañana estaba acaparada por jubilados, hábiles madrugadores siempre, y trabajadores empujados por sus obligaciones posteriores. Hasta una novia vestida de blanco se vio en un colegio electoral de Rincón de la Victoria. Salvo algunas anécdotas que se quedaron en eso, las 1.633 mesas de la provincia se constituyeron con normalidad para que los malagueños pudieran elegir a sus 11 diputados.

Poco antes de las 9:00 las calles estaban prácticamente dormidas. Nada difería de un domingo cualquiera. Algunos mayores que se conocían por sus nombres eran los únicos habitantes de la Colonia. Se deseaban los buenos días y seguían su marcha lenta y cadenciosa. Tres mujeres hacían sus ejercicios mañaneros sin prestar la más mínima atención a las puertas del colegio público Luis Buñuel, que se acababan de abrir en ese momento para permitir el acceso de los primeros votantes. Una decena de personas esperaba a que las mesas estuviesen constituidas para entregar su sobre. "Siete u ocho personas estaban haciendo cola antes de la hora, jubilados, gente que trabaja y tiene que marcharse...", comentó un policía.

Santiago García, de 71 años, fue el primero en depositar su papeleta en la urna. "He esperado 10 minutos a que abriesen, me gusta votar a primera hora y así ya estoy libre el resto del día", explicaba. Los acontecimientos de los seis últimos meses, todo lo que ha pasado y más aún lo que no ha sido posible, no ha cambiado su parecer político. "Desde que se empezó a votar siempre voy con el mismo, aunque no me ha servido para nada, pero bueno", se quejaba y agregaba que "mira lo que tenemos, a ver quien se puede llevar más".

La corrupción política desanimaba su voto aunque no hasta el punto de anularlo. Germán, por su parte, aseguró que sí tenía muy claro el voto. "Desde que tengo edad ejerzo mi derecho, ya que tengo la oportunidad no la dejo pasar", dijo este malagueño de 34 años que se disponía a pasar el día con sus hijas en la playa. La jornada de Jéssica, de 30 años, no iba a ser tan festiva. El examen de Impacto Medioambiental de sus estudios de Biología en la Universidad de Málaga le obligaban a encerrase a estudiar. Por ello, a las 9:00 arrastró a su hermano Miguel Ángel con ella para votar de los primeros. "Creo que la campaña se la ha estado haciendo cada uno, aunque en contra", comentó.

José y su mujer Toñi vestían de azul para servir a su causa. Como interventores del PP debían de estar en el colegio electoral hasta el recuento de votos. "En diciembre estuvimos aquí hasta la 1:00, el día se hace largo, aunque suele ser una jornada tranquila, sin problemas", comentó José. "Llevamos ya 40 años de democracia y la gente está acostumbrada, siempre suele haber algún exaltado que quiere votar en dos minutos y no esperar cola pero poca cosa", agregó.

Con su uniforme de médico de urgencias, Anna Valderrama se presentó a votar con ciertas prisas. Su turno de 24 horas tenía que haber empezado a las 8:00, pero al ser jornada electoral tenía un margen de dos horas para incorporarse a su ambulancia. "Voto a primera hora para llegar lo antes posible y que mi compañero que está de saliente pueda irse lo antes posible", contaba Anna, que tenía muy clara su opción elegida. "Espero que sirva para algo, que pueda aportar mi grano de arena", dijo y se declaró fiel al mismo partido de siempre.

No le pasó lo mismo a María José, cansada de la clase política, del no acuerdo, del tener que votar dos veces en seis meses. Ella votó nulo y su marido ni siquiera se acercó a las urnas. "Él siempre vota pero no le gusta nada la situación actual y ha preferido no venir", comentaba en compañía de su madre. Sin embargo, no fueron pocos los que manifestaron que su papeleta iba a ser del mismo color que en diciembre. "No he cambiado mi voto desde diciembre, la verdad es que he dudado pero he pensado que tenía que volver a confiar y dar una nueva oportunidad, a ver si esta vez sale algo mejor", decía Marina, de 24 años, que votaba a media mañana en el colegio público Benito Pérez Galdós, de Ciudad Jardín. Igualmente, su madre, Consuelo, volvió a respaldar ayer al mismo partido. "El panorama está complicado, he estado dudosa hasta última hora, ha sido difícil porque en seis meses no se ha aclarado nada", dijo Consuelo.

A las 12:00 Patricia también votaba en el CEIP Benito Pérez Galdós, un centro en el que tres horas después de abrir tenía tachado más del 20% de su censo electoral. La participación en las mesas no paraba, una de ellas con una larga cola. "No he cambiado mi voto, mantengo desde hace tiempo el mismo pensamiento político aunque creo que el panorama es gris como mínimo", opinó Patricia. Tras ella, Daniel apuntó a la presidenta de la mesa que estaba votando por el cambio y acudió con su polo de color morado para hacer aún más visible la opción elegida. "Creo que va a ganar el cambio, que la gente no va a tener miedo", señaló. "Que esto sea por el futuro de nuestros hijos", agregó Daniel y su compañero apostilló que "vamos a echar a la mafia de las instituciones".

La mayoría de las incidencias de la jornada pudieron resolverse de forma inmediata y la tónica dominante fue la tranquilidad. Desde la Subdelegación del Gobierno destacaron algunos hechos destacados. En Canillas de Aceituno se tuvo que interrumpir la votación durante unos minutos al percatarse de que había papeletas del Senado de 2015. La votación se reanudó rápidamente pero se apartó la urna afectada. Y en el colegio José María Torrijos de Málaga capital, un vocal se ausentó de la mesa al poco de abrir el colegio diciendo que volvía en un rato y no lo hizo. No obstante, el proceso de votación siguió su curso. En Cajiz se tuvo que convocar al suplente cuando el presidente titular llegó ebrio a su puesto.

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