Ignasi Guardans, que fue un diputado destacado de Convergència i Unió, resumió la situación que se abre en Cataluña del siguiente modo: le parece muy pesado vivir en un Palmar de Troya con Puigdemont como nuevo papa. Lo que ocurre es que la nueva iglesia aún no ha decidido si separarse de Roma o enviar a sus cardenales al cónclave.

El 21 de diciembre hay convocadas elecciones autonómicas y los partidos constitucionalistas -Ciudadanos, PP y PSC- preparan la maquinaria. La multitudinaria manifestación que recorrió ayer el centro de Barcelona ya desprendía un aroma electoral. Los tres candidatos -Inés Arrimadas, Xavier García Albiol y Miquel Iceta- recibieron el aplauso de los suyos. Las otras formaciones aún no han decidido si participar o quedarse fuera.

Pero hay pistas. Oriol Junqueras, líder de ERC y ex vicepresidente de la Generalitat, publicó una carta dominical en un periódico independentista a los catalanes en la que les ponía al corriente de que, a partir de hoy, tienen que tomar decisiones "difíciles de entender" y cortejaba al líder de Podemos en Cataluña, Albano Dante Fachín, para formar un frente común. Los independentistas sabían, pero no lo admitían, que no cuentan con una mayoría social, por lo que consideran clave atraer a Podemos o a una parte de ellos. Esto está escrito en uno de los documentos incautados por la Guardia Civil en el domicilio de uno de los colaboradores de Junqueras. De momento, ya ha conseguido que los Anticapitalistas de Podemos, los que lidera la andaluza Teresa Rodríguez, reconozcan a la "república catalana". Sin embargo, tanto ella como el alcalde de Cádiz, José María González, se desmarcaron anoche de este apoyo. Sí lo han logrado de un secretario de Estado de Bélgica, que ha ofrecido a Puigdemont asilo por si lo necesita. Y poco más, aunque el monje Bernabé Dalmau clamó desde el púlpito de Monserrat contra quienes no reconocen las "legítimas aspiraciones del pueblo catalán" y se mostró contrario a la situación de los "presos políticos". Roma no se ha pronunciado.

Los catalanes favorables a la independencia volvieron a demostrar ayer que son muchos y en la tercera gran manifestación que ha convocado la Sociedad Civil en las últimas semanas volvieron a llenar el Paseo de Gracia. Un millón de personas según los organizadores; 300.000, la Guardia Urbana. En cualquier caso, como las imágenes de las últimas diadas. Todos los intervinientes, tanto los líderes de esta organización como el socialista José Borrell y Francisco Frutos, pidieron a esa mayoría silenciosa, que ya no lo es, que se manifieste en las urnas. Con una participación del 80% podrían ganar, incluso, en número de escaños. Los sondeos que han publicado los periódicos catalanes no aportan grandes novedades, los bloques están empatados, las diferencias no permiten sacar conclusiones.

A la espera de cómo transcurre el primer día hábil en la administración de la Generalitat, los independentistas parecen más preocupados en cómo afrontar el dilema de las elecciones del 21-D que de montar grupos de resistencia. El Govern, que está destituido, no tiene agenda para hoy. Tampoco Puigdemont, que pasó el día en Gerona y publicó un tuit felicitando al equipo local por ganar al Real Madrid. "Es un ejemplo para muchas situaciones", dijo.

En paralelo, la Fiscalía General del Estado decidió ayer mismo que la querella por rebelión por el procés que culminó con la declaración unilateral de independencia (DUI) no se limite al Tribunal Supremo, sino que las acciones penales se interpongan también en la Audiencia Nacional. El Ministerio Público plantea que en el alto tribunal se denuncie a los responsables de la DUI sean denunciados los responsables de ésta que aún gozan de aforamiento, empezando por Carme Forcadell y los miembros de la Mesa del Parlament, que votaron a favor de la resolución y que permanecen en la Diputación Permanente y por lo tanto mantienen el fuero. En la Audiencia Nacional, único tribunal competente para investigar y enjuiciar los delitos de rebelión en el caso de personas no aforadas, según la Ley Orgánica del Poder Judicial, podrán quedar querellados Puigdemont, Junqueras y el resto de los miembros del Govern destituidos.

Entretanto, la CUP ya no descarta participar en las elecciones del 21-D. Su portavoz, Nuria Gibert, aseguró que será su militancia la que decida, aunque no quieren dejar pasar la oportunidad de volver a las instituciones. Los que no han hablado son los antiguos convergentes, en estado de shock desde que Puigdemont anunciase de modo oficioso que convocaba elecciones para rectificar horas después. No tienen claro si acudir y con quiénes ir: si repetir con ERC, buscar un frente más amplio o dar un giro de 180 grados a la estrategia y presentar al moderado Santi Vila, el consejero que dimitió el jueves.

En el Parlamento sí hay convocada una reunión de la Mesa para mañana, pero incluso en el caso de que se acepte el cierre, se debe constituir la diputación permanente, que queda encargada de asuntos sin relevancia legislativa desde ahora al día de las elecciones. Los servicios jurídicos de la casa han avisado a los empleados que no pueden trabajar como si fuese el período de sesiones, por lo que se espera una transición tranquila como en el caso de los Mossos.

Los empleados de la Generalitat regresan hoy al trabajo. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que es la delegada en el territorio, ha estado en contacto con los ministros durante todo el fin de semana y preparando la transición con el secretario de Estado de Administración Territorial, Roberto Bermúdez de Castro.