Decía Manuel Pellegrini que el vaso podía verse medio lleno o medio vacío. Pues bien, tras patinar ante el alavés merecidamente ya se puede decir que está medio vacío. El Betis cayó en los dieciseisavos de final ante un Alavés mejor al que le valió un gol de Benavídez en la segunda parte para seguir adelante en la Copa del Rey, sin pasar apuros ante un rival que mostró poca tensión y ganas de hacer algo más en el torneo.
Ni las bajas, ya que el técnico dispuso un once inicial reconocible aun con la novedad de Mendy en el eje de la zaga, ni la lluvia, ni el hecho de enfrentarse a otro rival de Primera División pueden excusar el paupérrimo encuentro de un Betis que le cogió asco al encuentro desde el primer minuto, ante un contrario mucho más metido.
El problema verdiblanco en ataque es cada día más evidente y Assane, un jugador con potencia y velocidad pero sin los conceptos de un delantero, tampoco es una solución. En 95 minutos el Betis no firmó ni una ocasión clara ante la portería de Owono y así es imposible ganar.
El Alavés fue mejor desde el principio y Tenaglia ya tuvo un cabezazo al palo al inicio del encuentro que avisaba de las intenciones del conjunto de Luis García. Aun así, al descanso se llegó con 0-0 y fue Benavídez el que abrió el marcador tras un error garrafal de Isco en la línea de fondo, que se dejó robar la pelota ante Álex sola. El pase atrás del jugador alavesista no fue despejado y tras un par de rechaces el uruguayo, desde la frontal, puso el balón pegado al palo para hacer el 1-0.
Quedaba más de media hora por delante y el Betis no reaccionó. Ni los cambios ni el orgullo por verse eliminado despertaron a un Betis que se despidió de la Copa del Rey sin inquietar a Owono.
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