TRASLADO

La Estrella llena Triana en el regreso a su capilla

La Estrella en su regreso a la capilla este domingo / PABLO LASTRUCCI

Regreso a San Jacinto con momentos históricos. La Hermandad de la Estrella celebró este domingo su función principal de instituto en la parroquia de San Jacinto, por tercer año consecutivo, donde también se ha celebrado el quinario en honor a Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Estrella.

Hasta 2019 se trasladaban para estos menesteres a la parroquia de Santa Ana, ya que en 1976 se rompieron los lazos entre la cofradía y los dominicos. Unos lazos que han vuelto a unirse, haciendo posible que la hermandad realice sus cultos en la que es su parroquia.

La misa ha sido presidida por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, y ha contado con el acompañamiento musical de la Sociedad Filarmónica de Nuestra Señora de la Oliva, de Salteras, durante la protestación de fe.

Poco antes de las 11:30 salía la cruz de guía, con la banda de la Centuria juvenil abriendo paso. Medio centenar de hermanos con cirio antecedían las andas del Cristo de las Penas y otras tantos a las de la Virgen de la Estrella. En el momento de la salida, la otra Centuria, la grande, interpretaba algunas marchas mientras discurrían los sagrados titulares por la calle Pagés del Corro.

Si la ida a San Jacinto, hace una semana, fue histórica, la vuelta también lo ha sido. La cofradía ponía rumbo al convento de las Mínimas, donde por la puerta que da acceso al compás solo cupieron las andas del Cristo, dada la altura de la corona de la Virgen. Muy próximo a ese enclave del barrio de Triana tiene sus raíces la Hermandad de la Estrella, nacida en el convento de la Victoria.

Tras dejar atrás el colegio José María del Campo, la procesión tomaba un itinerario ya más habitual para los hermanos y vecinos del barrio. Por Rodrigo de Triana avanzaban ambos pasos, portados a hombros. Manuel Vizcaya iba al frente de las andas de Nuestro Padre Jesús de las Penas, y José Luna en las de María Santísima de la Estrella. La banda de la Oliva, como es habitual, no dejó de interpretar marchas procesionales: La Estrella Sublime, Coronación de la Macarena, Virgen de la Estrella, etcétera.

El sol se asomaba entre las nubes para iluminar los ojos castaños del Cristo tallado por el escultor flamenco José de Arce. La Virgen, de autor desconocido, brillaba con luz propia, vestida por Leandro González y Luis Miguel Garduño.

Mucho público en este traslado, que es signo inequívoco de la proximidad de la Semana Santa. Menos de un mes para el Domingo de Ramos; o lo que es lo mismo: cuatro semanas justas. Tras una noche metida en agua, la única lluvia fue de pétalos. Hubo lugar para la emoción y para el rezo de la salve.

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