El pregón por la radio

El bando de la Madrugada

  • Nadie podía imaginar hace 30 años que un pregonero tuviera que pedir a los sevillanos que salieran a la calle en la noche más bella del año

Vista general del pronunciamiento del Pregón de la Semana Santa de Sevilla.

Vista general del pronunciamiento del Pregón de la Semana Santa de Sevilla. / José Ángel García

Eran las 12:30 cuando las campanas del Santo Ángel llamaban a misa. En ese momento dejaba de sonar la marcha Amarguras. Pocas composiciones hay que, por su larga duración, ofrezcan a quien oye el Pregón por la radio la posibilidad de acudir al baño, surtirse de algún vívere en la nevera y encontrar el acomodo correcto para escuchar el anuncio de la Semana Santa. Realizadas tales encomiendas, José Ignacio del Rey Tirado tomaba la palabra. Al principio se le notaba cierto nerviosismo. Algunas palabras se solapaban con otras, pero de inmediato encandiló el oído del oyente. El arranque de su disertación recordaba a la que en 2008 hizo Antonio Burgos con su famoso "¿estáis puestos?". El pregonero de 2018 se fue al monte de los olivos para interpelar otra pregunta: "¿a quién buscáis?". Una interrogación con la que hizo un análisis sociológico, en toda regla, de la Semana Santa. De todos los públicos que la conforman. Sin excluir ninguno. Por primera vez, desde el atril del Maestranza, se aludía a los "frikis". Sí, a esos que tunean los cabeceros de sus camas con decoración cofradiera o quienes se saben de memoria los nombres de los pateros de todos los pasos de misterio. Los frikis también son Semana Santa, como lo son, de igual modo, los carritos de los niños en una bulla, a los que tampoco dejó en el olvido José Ignacio del Rey.

Se constató, entonces, que a este Pregón no le iba a faltar humor y, sobre todo, lo que es más importante, naturalidad por parte de quien se ha criado en las hermandades y sabe de lo que habla. En pocos minutos llegó otra demostración cuando se refirió al acólito que trabajó lo suyo para portar un cirial: "vas a limpiar más plata que la que vino de América". O cuando mencionó a la Aemet, protagonista indiscutible de esta cuaresma cuando intentó cobrar 50 euros a las cofradías por los partes meteorológicos. Pellizcos de actualidad que hacían amena la intervención de un sevillano al que, al dirigirse a las autoridades presentes, no se le olvidó ningún título de la ciudad, algunos han creado polémica con Participa Sevilla e IU.

Lejos de excluir, de poner barreras, el pregón de José Ignacio del Rey era una invitación a todos los sevillanos y a quienes vengan a la ciudad los próximos días a vivir la fiesta. No se olvidó de ningún punto de vista. A los que sólo ven en ella un motivo de distracción, un interés cultural o antropológico. Una integración a la que puso una condición: respetar la fe de los creyentes.

El pregonero se llevó una buena tanda de aplausos. Se le escuchaba más seguro en la prosa lírica, en las reivindicaciones y en los golpes de humor que en la poesía, cuya entonación muchas veces no acababa de cuajar con el texto.

El Pregón -escuchado por la radio- tuvo dos puntos álgidos, de esos que dan el pellizco. El primero, cuando sonó Suspiros de España, el pasodoble que se interpretó cuando la Macarena abandonó la Plaza de España con motivo del 50 aniversario de su coronación, un instante que este cofrade recreó. Con independencia de que gustara o no la adaptación de la letra de esta composición para referirse a la Virgen de la Esperanza, lo cierto es que el pregonero consiguió trasladar a los oyentes a la época de la radio de cretona, la de las coplas, la de los inmigrantes, la de una España pintada en gris en la que la Esperanza era la única pincelada de color.

Poco después vendría el segundo y más importante momento sonoro. Aquí no hizo falta banda alguna. Fue suficiente con la voz. El pregonero hizo una defensa a ultranza de la Madrugada. Incitó a los sevillanos a tomar la ciudad en la que era, hasta hace poco, la noche más bella del año. Un bando en el que puso toda la carne en el asador y que se puede resumir en una frase que ya quisieran para sí muchos diseñadores de eslóganes: "¡Sevilla, toma las calles, que el Señor sale a buscarte!".

Nadie que oyera el Pregón por la radio en los años 80 o 90 -la Semana Santa de mayor bulla- podría imaginar que fuera necesario que el protagonista del Domingo de Pasión tuviera que llamar a los sevillanos a salir en la Madrugada. Este acto hasta hace poco sólo se concebía para la belleza lírica (o el intento). Pero los tiempos cambian, y ahora hay que pedir a los cofrades que no se suman en la congoja y llenen las calles como hace 30 años.

A del Rey no le faltó ningún ápice de actualidad. Desde el niño Gabriel, a la incertidumbre por las lluvias y, como no podía ser menos, a la nueva configuración del Martes Santo. Lo dijo en corto y por derecho: "Lo mires por donde lo mires, del derecho o del revés, yo creo en el Martes Santo, en el día de la Fe".

El Pregón superó las dos de la tarde. Dieron la señales horarias en la radio. El conductor de la retransmisión anunciaba que ya quedaba poco. Lo suficiente para no acudir de nuevo al baño. Doce minutos después José Ignacio del Rey ponía fin con el soñado color de ojos de su Cristo de la Buena Muerte. Una hora y 42 minutos pegados al auricular. El espíritu ya está preparado para la Semana Santa. La oreja, también.

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