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50 años de un sueño hecho realidad

  • La Virgen del Rocío del Beso de Judas salió por primera vez en 1961 tras la arenga de Hernández Bastos un año antes.

El próximo Lunes Santo será muy especial en la Hermandad de la Redención. Se cumplen 50 años de la primera salida procesional de la Virgen del Rocío en su paso de palio, un aniversario que la cofradía recordará con un itinerario de regreso inédito que le la llevará a pasar por Santa María la Blanca, templo en el que se fundó la hermandad pero del que nunca llegó a salir. Cinco personas resultaron fundamentales para sacar adelante el empeño de procesionar a la Virgen en un paso y en un tiempo récord: el canónigo de la Catedral, y durante muchos años presidente de la junta rectora, Eugenio Hernández Bastos; el presidente del Círculo de Labradores y coronel de Artillería, Rafael Esquivias Salcedo, quien fue primer hermano mayor de la corporación; los vicepresidentes Alfonso Jaramillo y Manuel Antonio Yruela Antiñolo; y el tesorero, Diego Seoane.

El Lunes Santo de 1960 la cofradía de la Redención salió por última vez desde la iglesia de la Misericordia. La entrada la realizó en el que ya sería su nuevo templo, la iglesia de Santiago. Cuando entraron en su recién estrenada sede canónica todo eran alegrías y parabienes entre los hermanos. Hernández Bastos se subió al púlpito para felicitar a los cofrades, y fue entonces cuando todo comenzó. "Nos arengó y nos dijo que al año siguiente tenía que salir la Virgen bajo palio también", recuerdan Fernando Baquero y Manuel Yruela, dos personas que lo han sido todo en la Redención y que vivieron todos los acontecimientos de primera mano.

La tarea que les quedaba por delante a los hermanos de esta joven corporación era ardua y complicada. Tenía menos de un año para hacerle un paso a la Virgen del Rocío. "Era una aventura y a la vez una temeridad, pensamos. La Virgen se trasladó desde la Misericordia a Santiago el Domingo de Resurrección, y fue entonces, cuando se empezó a dar forma al proyecto", explica Yruela.

El lunes de pascua se pusieron manos a la obra. El mayordomo, Diego Seoane López, se había movido y había preparado un presupuesto que presentó al resto de la junta el 10 de mayo, según indica Fernando Baquero: "La importancia de este hombre y la de Alfonso Jaramillo para llegar a buen puerto fue fundamental. El presupuesto era de 450.000 pesetas para el paso completo". La situación económica de la corporación no era la mejor. Acababan de pagar el paso de misterio, que también habían conseguido sacar en un año y, además, tenían que afrontar los gastos propios del nuevo templo. "A todo esto hubo que añadirle varios imprevistos, como que en la riada de 1961 se estropeó el paso de Cristo, que se encontraba en el almacén. También se hundió el suelo de la iglesia. Pero todas estas vicisitudes nos impulsaron aún más".

El coronel de Artillería y presidente del Círculo de Labradores, Rafael Esquivias Salcedo, fue una pieza claven los primeros años de la joven corporación. Ocupó el cargo de hermano mayor, que dejó al no permitírsele a la hermandad salir en la Madrugada, como marcaban sus reglas: "Supuso un gran impulso. Sin su colaboración nada hubiera sido posible". Entre él y su familia costearon gran parte de los estrenos, como el manto, el palio, o la corona de la Dolorosa". El resto, lo tuvieron que sufragar mediante la realización de muchas rifas y haciendo participaciones en sorteos de lotería.

Tras mucho trabajo, llegó el Domingo de Ramos de 1961. "Ese día, el cardenal Bueno Monreal bendijo el paso. Los testigos fueron doña Dolores de Borbón y su marido, Carlos Chías. Fue muy emocionante", añade Fernando Baquero. La procesión del día siguiente fue una fiesta en el barrio, plagado en aquellos tiempos de corrales de vecinos. La presidió González Gallarza, capitán general que había sido recibido como hermano un año antes. Otros tres generales estuvieron presentes. "Estaba contratada la banda de música del Maestro Tejera para el palio, pero tuvimos que pasarla al Cristo al venir la música de Aviación con escuadra de gastadores y la formación completa", puntualiza Yruela. Para aquella primera salida, la junta de gobierno pidió presupuesto para 96 túnicas del cortejo de la Virgen: "Salían por 45.000 pesetas, así que al final sólo encargamos 75, que fueron los nazarenos que acompañaron al paso".

Y llegó el momento tan deseado. La primera llamada al paso de palio la hizo Carmen Ybarra, esposa de Esquivias Salcedo. La salida tuvo lugar por la puerta de la calle Lanzas, al ser aún de reducidas dimensiones la que daba a la plaza. "Mi hermana Angelita cantó su primera saeta a la Virgen", recuerda emocionado Manuel Yruela.

Fue una procesión multitudinaria. Fernando Baquero iba en la presidencia de la Virgen y Manuel Yruela salió como diputado del último tramo de la Virgen. "Fue una época muy bonita de vivir, pero muy dura. Eran años difíciles y todos nosotros éramos personas humildes", revela Baquero.

Cuando el paso regresó a Santiago tras una procesión gloriosa todos se sintieron aliviados y con la sensación de haber cumplido con el encargo de Hernández Bastos. "Entonces descansamos, pero comenzaron los problemas". Era la hora de tener que hacer frente a todos los pagos.

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