El Macero

La sorprendente iniciativa del Ayuntamiento de Madrid que podría importar Sevilla

  • El gobierno de Almeida ha lanzado una campaña para que los vecinos de la Villa y Corte se confeccionen los trajes de chulapo y chulapa

  • No vendría mal algo similar en la capital andaluza después de lo visto la semana de farolillos 

  • Un sondeo muy curioso en el barrio de Los Remedios 

La presentación en Madrid para incentivar el traje de chulapo y chulapa.

La presentación en Madrid para incentivar el traje de chulapo y chulapa. / Redacción Sevilla

Pues acabó la semana de farolillos y comenzamos la del sondeo. Todos los sevillanos capitalinos llamados a participar en la consulta sobre el formato de la Feria, ya saben, como hasta ahora, de domingo a sábado; o como a. J. E. (antes de Juan Espadas), de martes a domingo. Apriétense la seseras que en ello nos va la vida. Especialmente al gobierno de José Luis Sanz, que asegura que hemos disfrutado de una celebración de récords en cuanto a cifras, aunque para récords, el de las colas de pasajeros del Metro en las primeras jornadas de la fiesta. 

Desde la España mesetaria (y también en provincias hermanas) nos acusan a los sevillanos de pecar de chovinismo, esto es, de querernos demasiado. Y algo de razón tienen, aunque el argumento se viene abajo cuando se recuerda que no es la primera ciudad que dedica consultas y otras iniciativas a exaltar lo propio. Esto de las fiestas tradicionales ya lo hacen en otras urbes que constantemente nos ponen de modelo en cuanto a desarrollo. 

Sin ir más lejos, en el centro de la piel de toro, el Ayuntamiento madrileño ha lanzado una campaña para que los vecinos de la Villa y Corte sepan, nada menos, que autoconfeccionarse un traje de chulapo y chulapa. Así ha sido la última apuesta del gobierno dirigido por José Luis Martínez-Almeida (ya saben que en esta página nos encandila un apellido compuesto), el regidor popular no demasiado presto en cuestiones de baile, por lo que se pudo ver en su enlace matrimonial, una de las bodas de mayor eco mediático de este 2024. Aunque -afilemos la lengua- por la indumentaria de la mayoría de los invitados parecía que la ceremonia se celebraba en el Madrid de Ana Botella (sí, la esposa de Aznar que pasó a la posteridad por aquel inglés parvulario). 

La homóloga de Minerva Salas

Al equipo de Almeida -que de bailar chotis sabe lo que éste que les escribe de fútbol- le ha parecido oportuno que en vísperas de las fiestas de San Isidoro se fomente entre los madrileños el traje típico de la celebración. Y para ello, nada menos que facilitar a los vecinos los patrones para una buena confección. De tal iniciativa informó hace escasos días la delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera, concejal homóloga a nuestra nunca bien ponderada Minerva Salas, quien nos ha deleitado en la semana de farolillos con varios modelos de trajes de flamenca, entre ellos, uno amarillo con complementos negros con el que recibió a los alcaldes de la provincia. Un acierto que nos hizo olvidar aquella presencia suya en los palcos de Semana Santa con un mantón negro bordado. Aún sigo pensando -por ser benévolo- que su afán no era otro que lograr una simbiosis entre las dos fiestas principales de la ciudad. 

Sigamos con la propuesta de la Villa y Corte. La idea viene de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) y a través de ella los madrileños podrán conseguir los patrones de chulapo y chulapa mediante un código QR disponible en la web sanisidromadrid.com. Con esta base, los ciudadanos diseñarán el modelo que estimen más oportuno (esto da un poco de miedo), por lo que la iniciativa también incentiva la creación y que los vecinos se adentren en el mundo de la moda. 

Puestos a promover consultas ciudadanas sobre la Feria, el Ayuntamiento hispalense podría emular la propuesta madrileña (ahora que Sanz y Almeida brindan con Cruzcampo, como en la pasada edición de Fitur) y activar otra web en la que las sevillanas cuenten con patrones para hacerse un traje de flamenca. Sí, ya sabemos de sobra que este traje se ha convertido en un gran negocio, el de la moda flamenca, del que viven numerosos talleres todo el año, pero convendrán conmigo en que los precios están cada vez más disparados y que ciertos modelos exhibidos la semana pasada no son dignos de pisar el albero. 

La moda flamenca

No es cuestión de ponerse ortodoxo en una vestimenta que admite cambios y tendencias. Faltaba más. Es lo que ha logrado que este traje típico no se convierta en un fósil textil. Ahora bien, no todo vale. En esto último recuerdo las palabras de Tony Benítez, uno de los primeros sevillanos dedicados al mundo de la moda en años en los que provocaba un cisma familiar -como él mismo ha reconocido a este periódico- que un hombre cogiera hilo y aguja. En una visita a su exposición en la Fundación Cajasol (acaba el 25 de abril), el diseñador me confesaba que tal ha sido la aspiración de las nuevas figuras de la moda por llevar el traje de flamenca a la alta costura que se olvidan de algo esencial: su funcionalidad. Impracticables cuando llegan al real. Ni sirven para andar ni para bailar, amén de cuando haya que ir al escusado de las casetas. Un ejercicio de acrobacia. Y eso que no hemos mecionado ciertas transparencias y otros complementos de complicada calificación. 

No dejemos atrás en este devenir el afán de influencers, youtubers, tiktokeros y otras personalidades de dudosa fama por hacer del traje de flamenca lo que no es. Tan necesaria sería una iniciativa como la del gobierno del recién casado Almeida que incluso se aconseja extrapolarla al género musical. De los volantes a las sevillanas. Sí, lo de Omar Montes ha sido penitencia justa para quienes la lluvia nos dejó sin salir de nazareno. Insufrible. 

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