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Una discontinuidad natural

  • El equipo de Berizzo, ciclotímico de por sí y por tanto capaz de someter y al rato padecer, agudiza sus vaivenes con unas acusadas rotaciones.

El entrenador del Celta, Eduardo Berizzo, en el centro durante un entrenamiento del su equipo en A Madroa, Vigo.

El entrenador del Celta, Eduardo Berizzo, en el centro durante un entrenamiento del su equipo en A Madroa, Vigo. / salvador sas / efe

El Celta de Nolito, Orellana y Krohn-Dehli interpretaba un fútbol superior, fiel a las fuentes bielsistas de las que bebió Eduardo Berizzo, pero la versión actual del equipo celeste ha subido a un estrato ignoto para la afición gallega: una semifinal europea dentro de una semana. Y con la vuelta en el Teatro de los Sueños de Manchester. Como para no distraerse. Saben los célticos, además, que la clasificación europea la tienen en chino por la vía de la Liga. A un lado de la balanza, la conveniencia de guardar fuerzas para la llegada de los Diablos Rojos a Vigo; al otro lado, el peligro de afrontar ese magno acontecimiento con el tono físico perdido. En el medio, Berizzo administrando los esfuerzos.

Tras una versión muy circunstancial ante el Betis, y previendo que el domingo volverá a suceder lo mismo ante el Athletic en Vigo, la lógica dicta que esta noche soltarán piernas muchos de los titulares. Pero una cosa son las piernas y otra, la mente. Si el Celta es ciclotímico por naturaleza, y por tanto capaz de alternar fases de juego de cerrado dominio con otras de bloqueo absoluto y desnudez atrás, esa discontinuidad se agudiza aún más con el carrusel de cambios.

Sin balón

El Celta de Berizzo quiere la iniciativa. La pasada campaña, en la primera parte de su visita liguera a Nervión, dio un recital de cómo defender con la pelota. Orellana por la derecha y Nolito por la izquierda como falsos extremos con diabólicas diagonales y mucha combinación con Wass, Augusto y el Tucu bajo un 4-3-3 con Aspas de punta. Dinamismo puro. Pero esa apuesta ofensiva se bloquea de repente si el rival mete un palo en la rueda. Le pasó entonces y le volvió a pasar esta Liga en su última visita a Sevilla, a Heliópolis. Empezó con un monólogo, se puso 0-1, perdonó y cuando el Betis tuvo un resquicio (acción de picardía de Petros y penalti que marcó Rubén Castro), los olívicos se fueron del partido. Luego volvieron y empataron a tres, pero ya jamás tuvieron el control defensivo. Porque perdieron el dominio, la insistencia con el balón. Al Celta le pasa a menudo que sus partidos acaban en idas y vueltas. Y lo suele pagar.

Un aspecto táctico interesante en Berizzo es su apuesta, poco usual hoy, por los marcajes individuales en el centro del campo. El último caso, Pape Cheikh con el bético Dani Ceballos y Radoja con Joaquín. A balón parado, el Celta marca también al hombre salvo los dos jugadores más cercanos a la zona de golpeo del balón por parte del rival.

Con balón

Berizzo puede trocar su predilecto 4-3-3 a un 4-2-3-1, aunque no parece que lo vaya a hacer esta noche. Su base ofensiva tiene en Iago Aspas por la derecha y Pione Sisto por la izquierda a esos referidos falsos extremos que tienen una absoluta libertad para meterse por dentro, arrastrar, rematar. Aspas es el alma del equipo por su ascendencia, pero también por su velocidad con metros por delante o su astucia y creatividad en el área, en espacios cortos. Guidetti mezcla bien con él y Pione Sisto se ha destapado con su desborde y pegada. Desde atrás, Wass en el tiro desde media distancia y el Tucu en el remate desde la segunda línea.

Lo mejor

Su capacidad asociativa cuando está enchufado.

Lo peor

Su desnudez cuando el rival le corta el ritmo.

El perfil: Pione Sisto (4-2-1995, Kampala)

Caricatura de Pione Sisto Caricatura de Pione Sisto

Caricatura de Pione Sisto

Desborde y un cañón a pierna cambiada. Es ugandés de nacimiento, pero goza de la nacionalidad danesa y ya es internacional absoluto por el país nórdico. Despuntó en el Midtjylland, donde la pasada campaña jugó previa de Champions y destacó luego en la fase de grupos de la Europa League, triunfo ante el Manchester United incluido en tierras danesas (2-1). Curiosamente, el destino lo vuelve a cruzar con los Diablos Rojos en la misma competición, aunque mucho más arriba, en semifinales. Y Pione Sisto, a sus 22 años, lo hará en el mejor estado de forma desde que llegó al Celta, que pagó por él 6 millones de euros. En su anterior equipo jugaba de extremo derecho o de enganche, pero Berizzo lo ubica en la izquierda, a pierna cambiada, para que desborde también por dentro y dispare con su cañón a portería, como hizo en Genk para alimentar el sueño continental de los olívicos.

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