Villarreal-Sevilla | La Previa

Todos los puntos suman

Kike Salas, en el centro de la imagen.

Kike Salas, en el centro de la imagen. / David Domínguez

Esto no ha terminado. El Sevilla se ha quedado en tierra de nadie en este final de Liga, lo cual por otra parte era el objetivo desde hace bastantes meses, pero eso no quiere decir que la plantilla esté en chanclas. Hay muchas cosas que decidir y todos los puntos suman. Quique Sánchez Flores, como buen profesional de los banquillos, verá las cosas de una manera totalmente diferente a como quiera o desee verlo un director deportivo o un presidente “intervencionista”. El entrenador siempre querrá ganar y eso es lo primero y lo que no se puede discutir. Lo demás son cuentos chinos.

El Sevilla planifica ya la próxima temporada. De acuerdo. Y el triunfo ante el Granada la semana pasada permite adelantar ciertas cuestiones de esa planificación, pero un partido oficial –mejor dicho, cuatro– no es un ensayo de pretemporada. Para un club de fútbol no es lo mismo quedar el duodécimo en la tabla que el noveno o el decimoquinto. Tanto deportiva como económicamente. Y cualquiera de los dos extremos puede pasar.

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Tener los deberes hechos debe ser visto con perspectiva en estas cuatro jornadas que restan y en los que algunos sólo piensan en la lupa que dirigirá su enfoque al trabajo de Quique. Y evaluar no sólo los resultados sino la gestión de la plantilla, sus ruedas de prensa y el que le dé minutos a éste en vez de aquél jugador puede dejar a muchos en evidencia, demostrando que por sus cargos serán hombres de fútbol pero que de fútbol no entienden ni papa.

El Sevilla, los jugadores del actual Sevilla (no los de la temporada que viene ), sólo deben pensar en ganar y, de camino, darse el gusto de disfrutar de competir por primera vez sin la tensión que los ha atenazado durante tantos meses. Ya lo dijo Quique y cuantos vieron cómo el equipo del madrileño sacó su mejor fútbol ante el Granada en la última cita en Nervión. El Sevilla se ha soltado.

Y la ocasión es perfecta para comprobar qué hubiera sido del año que se fue al limbo por culpa de decisiones muy erróneas y precipitadas. El Villarreal era un rival directo antes de que todo se torciese y de momento continúa –ya veremos el próximo ejercicio con los recortes que se anuncian– con un presupuesto y un límite salarial menores a los de los nervionenses. Y para añadir su cosita de cierto morbo, en el banquillo local del remozado estadio de La Cerámica estará uno de los entrenadores que desechó una oferta del Sevilla cuando los actuales gestores llamaron, a la desesperada, a su puerta.

Ahora, el elegido entonces y ahora el primero en las preferencias de los que mandan –aunque con la boca pequeña– ha cogido carrerilla y no va a desperdiciar el mejor momento de la temporada. El Sevilla ha sumado cuatro triunfos y un empate en el derbi en las cinco últimas jornadas y Quique se codea con Ancelotti como el mejor entrenador de la Liga en el último mes y pico. Sus números son de competición europea y resulta paradójico lo lejos que queda aquello del “campamento base” que el Sevilla llegó a instalar en la Champions en tiempos de Lopetegui.

Quique quiere ganar y dejar al Sevilla el noveno mejor que el decimoquinto. Y todo 18 años después del éxtasis de Eindhoven. Qué dura es la vida...

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