Vivir en Sevilla

El arte de los maestros cerveceros

  • El Concurso de Tiradores de Cerveza de la Velá de Triana ha celebrado su 29ª edición

  • Paco Ortiz, del bar El Cateto de Sinaí, se hizo con el primer premio

Concurso de tiradores de cerveza

El amante de la buena cerveza es capaz de distinguir si una caña está bien tirada sólo con el primer sorbo. Lo que no sabe es cuáles son los pasos a seguir para que su paladar tome como bueno ese trago de cerveza. Con años de experiencia en el sector de la hostelería, los maestros cerveceros son los únicos capaces de dar con la clave a la hora de tirar la caña perfecta. Para demostrar su valía y aclarar al resto de la humanidad algunos de los trucos de este arte, muchos se desplazaron hasta Triana para participar en la vigesimonovena edición del Concurso de Tiradores de Cerveza de la Velá de Santiago y Santa Ana. En esta ocasión y debido a las elevadas temperaturas, el emplazamiento se trasladó de la primera caseta de la calle Betis a los bajos del enorme árbol que da sombra en el Altozano.

Patrocinada por Cruzcampo, esta competición congrega a muchos hosteleros que, venidos de todas partes de la ciudad, buscan hacerse con el galardón al Mejor Tirador de Cerveza. A pesar de que muchos de ellos llevan media vida tras la barra de un bar y saben tirar las cervezas a la perfección, desde Cruzcampo dieron unas breves claves antes de comenzar el concurso. Para que la caña sea perfecta se deben tener en cuenta la limpieza, la técnica del tiraje y la presentación. Aunque los propios participantes apuntaban otras directrices a tener en cuenta. “Además de tirarla con mucho cariño, es importante que el vaso esté limpio y para lavarlo se haya usado un jabón neutro, porque la grasa es enemiga de la cerveza”, señalaba Jesús, del bar La Fundición. Para este hostelero, con más de 20 años de experiencia en el sector es importante que, además, “el vaso tenga una inclinación de 45 grados, la temperatura sea de dos grados por debajo de cero y la presión de dos kilos de CO2”.

Con una participación de 25 personas, el comienzo del concurso se hizo esperar, algo que acrecentó las ansias del público por ver a los participantes en acción. Los concursantes tenían la posibilidad de demostrar su talento en tres tiradas. La primera, de prueba y como toma de contacto con un tirador que no era con el que acostumbran a trabajar, las dos siguientes, realizadas a grifo abierto y sujetas a puntuación. Uno tras otro, los participantes dieron muestra de que servir una buena cerveza no está al alcance de cualquiera. El público, cada vez más animado, vitoreaba a algunos concursantes y hasta se escuchaba a algunos decir: “Este es el mejón camarero de toda Triana”. Entre aplausos, buchitos de cerveza y la sevillana que un espontáneo dedicó a todo el público transcurrió un concurso en el que el calor no dudó en hacer acto de presencia.

Una vez terminada la prueba, el jurado, compuesto por Cristina Sánchez, coordinadora del equipo técnico de Refrival, Juan Ramón Cortés, gerente de la Escuela de Hostelería Fundación Cruzcampo, y Javier Soriano, profesor de la Escuela de Hostelería Fundación Cruzcampo, pasó a anunciar los ganadores de esta edición. Con tan sólo 19 años y siendo esta su primera vez en el concurso, Paco Ortiz, del bar El Cateto de Sinaí, se hizo con un primer premio muy celebrado por todo el público. Responsable de su participación, David Iglesias, vencedor del año pasado, no se separó de su lado mientras mostraba abiertamente su orgullo por haber sido su mentor. “Siempre me ha gustado tirar cervezas, llevo desde los 15 años, pero ha sido él el que me ha enseñado y me ha animado a participar”, comentaba el joven rebosante de felicidad. Por su parte, el segundo premió cayó en manos de Ángel Díaz, de la Taberna de Juan. Díaz, que es el único concursante que ha participado en todas las ediciones, tiene en su haber siete trofeos de este concurso. El tercer puesto fue para Álvaro Carmona, del Bar Casildo.

Tras la entrega de los trofeos, la delegada del Distrito Triana, Carmen Castreño, otorgó el premio al Mejor Tabernero, que por primera vez cae en manos de una mujer: Begoña Barquín, del restaurante Victoria 8.

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