Ignacio Martínez

Andalucía corre el riesgo cierto de perder una parte de las ayudas directas que recibe de la UE para su agricultura, en la negociación del presupuesto plurianual para el periodo de 2014 a 2020. La Política Agraria Común, que llegó a representar el 75 por ciento del presupuesto comunitario en 1975, no ha parado de bajar su porcentaje desde entonces. En los créditos de pago para 2011, las ayudas directas a la agricultura y gastos de mercado representan un 30,2 por ciento del montante total. Eso significa 42.800 millones de euros para el conjunto de la Unión, de los que 6.000 millones vienen a España y unos 1.600 millones (cifra de 2008) a Andalucía. Ya se han iniciado los prolegómenos de la negociación de las nuevas perspectivas financieras de la Unión Europea. Países como el Reino Unido, Suecia, Holanda o Dinamarca son firmes partidarios de reducir la actual directriz presupuestaria del 1 por ciento del PIB, y situarla de un 0,85 por ciento del producto bruto. Es probable que no se lleve a cabo esa disminución, a la que se resisten los grandes países productores, especialmente Francia y España. Pero con 130.000 millones de euros, el presupuesto de la UE es sólo de cuatro veces el de la Junta de Andalucía. O sea, muy pequeño para más de cuatro millones de kilómetros cuadrados y más de 500 millones de habitantes. Aunque no se reduzca el presupuesto comunitario, la tendencia es a reducir el paquete de la PAC, para dedicar más dinero a innovación y a crecimiento. Un segundo problema será la redistribución por países. Hay diferencias espectaculares; mientras Lituania recibe 50 euros por hectárea, Grecia consigue 800. En ese ajuste España no debe verse perjudicada, porque está por debajo de la media europea de 270 euros por hectárea. Pero dentro de España se producirán las mismas tensiones. Y Andalucía es la región española que más fondos recibe, con 408 euros por hectárea. Y, por tanto la que más tiene que perder. Los agricultores andaluces sostienen que hay que aplicar criterios de diferenciación, en virtud de la alta productividad de la agricultura regional y las cuantiosas inversiones realizadas para modernizar sus estructuras. Estas son las cartas con las que se jugará la partida presupuestaria durante 2011 y todo el 2012.